Morir por inanición
La autorización dada por el Tribunal Supremo italiano para suprimir la alimentación y la hidratación asistida que mantiene con vida a Eluana Englano, de 37 años, que se encuentra en estado de coma irreversible desde 1992, en base a una petición de su padre tras una larga batalla legal, ha escandalizado a los de siempre: a la derecha y al Vaticano.
Sobre lo que opina Berlusconi no pienso hacer comentario alguno por que la verdad es que no creo que a nadie le interese lo que opina este ridículo individuo. El Vaticano por el momento no se ha pronunciado sobre el fallo, aunque esta misma semana, según informan distintos medios de comunicación, el cardenal, Javier Lozano Barragán, reiteró, una vez más, la clara postura del Vaticano en relación con el caso y afirmaba que interrumpir la alimentación e hidratación es “algo monstruoso” y no es otra cosa que “matarla”. Ante tales palabras habría que preguntarle a monseñor Lozano Barragán, si sabe a cuantos se “mata” diariamente de hambre, por inanición, y habrá que preguntarle también por qué el Vaticano mira para otro lado mientras tal cosa ocurre. Son incontables las personas que mueren a diario por falta de alimentos mientas el Vaticano, el Papa, recibió, en el pasado mes de junio, a un “señor de la guerra” llamado George W. Bush, al que en vez de recriminarle por qué se gasta tanto dinero en hacer la guerra mientras mucha gente muere de hambre,
“doró la píldora” a Bush dándole las gracias a este por defender “los valores fundamentales”. Habría que preguntarle a Benedicto XVI que es lo que él entiende por “valores fundamentales” y si estos valores son los valores morales habría que ver si Bush los tuvo algún día. Hablaron de muchas cosas, entre ellas de la crisis alimentaria, imagino que sería sobre el hambre en el mundo, por que no creo que fuera por la subida del precio de los productos alimentarios que se venden en los “súper”. Pero no, lo más probable es que hablaran sobre esto último por que después de esa visita al Papa, Bush siguió con sus guerras de siempre y la gente continuó muriéndose de hambre.
Por eso, dejar que se retire la alimentación y la hidratación asistida a una persona que lleva 16 años en coma irreversible suena un poco a protesta testimonial, a puro cinismo. El Vaticano puede haber detectado en esta decisión del Tribunal Supremo italiano un brote de la práctica de la eutanasia, pero ¿acaso no estamos asistiendo a diario al consentimiento de la muerte de millares de personas por que los “valores fundamentales”, los que según el Papa tiene Bush, brillan por su ausencia?
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