La muerte no espera
Los recortes en la Comunidad Valenciana en lo que respecta a la Sanidad, me refiero a los recortes asistenciales, los económicos van por otro lado, comenzaron a primeros de este año con el anuncio parte de la Consellería de Sanidad de que pagaría más a aquellos médicos que ahorren medicinas, pruebas y derivaciones a los especialistas. Después, a primeros del pasado mes de marzo, la misma Consellería planteo otra “propuesta” a los médicos diciéndoles que pagará más a los médicos que menos pacientes traten y que reduzcan los ingresos hospitalarios- La frialdad, la frivolidad, de los ¿responsables? de gestionar el sistema de salud en la Comunidad Valenciana, de salvaguardar la salud de los valencianos, causa verdadero pavor. Por lo que podemos ver las personas parece ser que no cuentan para ellos. Es más importante el dinero, un dinero que la Generalitat Valenciana ha dilapidado en obras faraónicas, en construir aeropuertos sin aviones, en visitas papales cuyo costo debe ser tan elevado que no hay forma posible de saber lo que ha costado ese visiteo del jefe de la Iglesia Católica, el dinero que se ha pagado a gente corrupta que hoy se ve ante los tribunales, en carreras de Fórmula 1, en regatas con barquitos y en tantos y tantos “eventos” innecesarios que serían muy difíciles de enumerar por falta de espacio. Ese dinero se ha gastado a manos llenas y los que han provocado y consentido este derroche andan “sueltos” y “absueltos” por ahí sin que nadie les haya pedido responsabilidades, han hundido en la miseria a la Comunidad Valenciana hasta conseguir que sea la segunda comunidad autónoma de España con un agujero de 29.037 millones de euros, casi cinco billones de la antiguas pesetas. La cosa ha llegado hasta el punto de que el presidente Fabra se haya visto obligado a suprimir las tres delegaciones de la Generalitat en las tres provincias valencianas, la verdad es que nunca han hecho falta y solo han servido para “contentar” a los que se han quedado fuera de las listas y a los cuales había que procurarles un “sustento”, económico claro, para que pudieran ir viviendo a costa del erario público, a costa de los valencianos, que como al resto de los ciudadanos españoles estamos sufriendo y siendo los paganos de la crisis, de una crisis en la que nada hemos tenido que ver mientras los culpables siguen disfrutando de buenos sueldos y de buena “protección” y que hasta en muchos casos son “amparados” por la Fiscalía.
Sigo con el principal motivo de este comentario y a este respecto he de decir que todas esas propuestas hechas a los médicos por parte de la Consellería de Sanidad, proposiciones deshonestas, vergonzantes y con una total y absoluta falta moralidad y de humanidad no llevan a otro sitio que a poner en grave riesgo la salud de las personas que, por si no lo saben estos desorejados, me refiero a los políticos que gestionan el poder en esta Comunidad, se merecen un trato mejor y sobre todo evitar entrar a ocasionar situaciones irreversibles que pudieran acabar en episodios de muerte por falta de asistencia tanto médica, en todos sus aspectos, como farmacéutica. Sabido es, lo leemos a diario en la prensa, que son muchos los pensionistas que han dejado de tomar algunos de los medicamentos que les son imprescindibles para su salud por que no pueden hacer frente al copago ya que cobran pensiones de hambre y escasamente les llega para malcomer. Esto lo saben esos que hemos dado en llamar “autoridades” sanitarias y que no son más que una panda de gente sin sentimientos a los que les importa muy poco, nada, el bienestar de las personas. Cuando tanto se habla de que hay que alargar la edad de jubilación porque la esperanza de vida es más larga resulta que lo que están haciendo es acortándola, porque se engaña aquel que no tiene bien claro que si nuestra vida se alarga es precisamente porque hasta hace muy poco hemos tenido una Sanidad eficaz y sin cuestionamiento alguno que pueda poner en peligro la calidad de vida, pero en la dinámica en que la Sanidad ha entrado, me refiero siempre a la pública, esa elongación de la “esperanza de vida” la veo más que en peligro.
El motivo principal que me ha llevado a escribir todo esto es el haber leído, el pasado domingo día 15, el que la Consellería de Sanidad ha denegado un fármaco a una enferma de cáncer tras mes y medio de espera porque se trata de un tratamiento que por lo visto se considera más eficaz que el que se le viene aplicando hasta ahora, pero el “tratamiento solicitado no se ajusta a las directrices marcadas por el comité de oncólogos”. Al parecer el costo es elevado. Una enferma de cáncer esperando que le concedan el nuevo tratamiento y al final se lo han denegado. Yo considero que la espera, la respuesta, se ha alargado demasiado y más cuando todos sabemos que la muerte no espera. Es duro decirlo, pero es la realidad.
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