El amigo rico
Cuando se dio aquel episodio durante el desfile anual de las Fuerzas Armadas, en cuyo acto, todos recordamos, Zapatero no se levantó al paso de la bandera de los EEUU, la derecha puso el grito en el cielo: ¡Habíamos ofendido gravemente al más rico de nuestros amigos y por tanto nuestra supervivencia económica era más que dudosa!
Pues bien, en el supuesto de que en los EEUU, sus mandatarios, puedan considerarse amigos de alguien, ellos mismo se encargan de dejar muy claro que no. Como ejemplo citaré su amistad con Sadam Husein, al que apoyaron en la guerra con el Irán de los ayatolás y luego se convirtieron, por motivos estrictamente económicos, en los peores enemigos del dictador iraquí, que por cierto ya era dictador cuando los estadounidenses eran “sus amigos”. Podría citar el caso de algún otro país más pero creo que con este basta. Estamos en crisis, el mundo mundial está en crisis, los poderosos en particular, por que en los países pobres la crisis es algo con lo que se nace y se muere.
Ahora resulta que nuestro ofendido y rico amigo está en una situación que el mismo Bush, su presidente, ha tachado de catastrófica y ha dicho, más o menos, que con su actitud intervencionista se da aquello de “vale más perder que más perder”. ¿Qué dice ahora la derecha si se da cuenta de que si va a pedirle un poco de sal al vecino se encuentra con que este está más para pedirla él que para darla? No, el amigo no es tan rico, el amigo rico está expuesto a los avatares que marcan los ciclos económicos. El amigo rico no es inmune a sufrir cualquier salpullido por culpa de la “pasta” y cuando digo lo de la “pasta” no estoy hablando de ningún plato italiano.
En su reciente visita a Nueva York, Zapatero, que ha tenido que desplazarse hasta allí para contrarrestar el daño que Rajoy, con su dantesca descripción de la economía española, le está haciendo a España y por tanto a los españoles, Zapatero ha tenido que dar seguridades de que nuestro sistema financiero es sólido antes directivos de multinacionales y bancos de inversión norteamericanos que emplean en España a cerca de 33.000 personas. En este viaje Zapatero ha aprovechado para dejar claro que “queremos ser un buen amigo de Estados Unidos”. En cualquier caso se trataría de una amistad sana, ya que en los momentos de crisis por los que todos los países atraviesan no se puede poner en práctica aquello de que los amigos están para aprovecharse de ellos. Para “sablearlos”, vamos. Ahora resulta que a este amigo el dinero, la Reserva Federal, le sirve solo no para solucionar una crisis sino para mitigarla, aunque sea en menor medida, pero nunca dispone de lo suficiente para emerger cuando los demás se hunden. Por eso el amigo rico recurre más a la fuerza de su armamento que al favor a los demás para conseguir lo que quiere. Para eso si tiene dinero.
Pues bien, en el supuesto de que en los EEUU, sus mandatarios, puedan considerarse amigos de alguien, ellos mismo se encargan de dejar muy claro que no. Como ejemplo citaré su amistad con Sadam Husein, al que apoyaron en la guerra con el Irán de los ayatolás y luego se convirtieron, por motivos estrictamente económicos, en los peores enemigos del dictador iraquí, que por cierto ya era dictador cuando los estadounidenses eran “sus amigos”. Podría citar el caso de algún otro país más pero creo que con este basta. Estamos en crisis, el mundo mundial está en crisis, los poderosos en particular, por que en los países pobres la crisis es algo con lo que se nace y se muere.
Ahora resulta que nuestro ofendido y rico amigo está en una situación que el mismo Bush, su presidente, ha tachado de catastrófica y ha dicho, más o menos, que con su actitud intervencionista se da aquello de “vale más perder que más perder”. ¿Qué dice ahora la derecha si se da cuenta de que si va a pedirle un poco de sal al vecino se encuentra con que este está más para pedirla él que para darla? No, el amigo no es tan rico, el amigo rico está expuesto a los avatares que marcan los ciclos económicos. El amigo rico no es inmune a sufrir cualquier salpullido por culpa de la “pasta” y cuando digo lo de la “pasta” no estoy hablando de ningún plato italiano.
En su reciente visita a Nueva York, Zapatero, que ha tenido que desplazarse hasta allí para contrarrestar el daño que Rajoy, con su dantesca descripción de la economía española, le está haciendo a España y por tanto a los españoles, Zapatero ha tenido que dar seguridades de que nuestro sistema financiero es sólido antes directivos de multinacionales y bancos de inversión norteamericanos que emplean en España a cerca de 33.000 personas. En este viaje Zapatero ha aprovechado para dejar claro que “queremos ser un buen amigo de Estados Unidos”. En cualquier caso se trataría de una amistad sana, ya que en los momentos de crisis por los que todos los países atraviesan no se puede poner en práctica aquello de que los amigos están para aprovecharse de ellos. Para “sablearlos”, vamos. Ahora resulta que a este amigo el dinero, la Reserva Federal, le sirve solo no para solucionar una crisis sino para mitigarla, aunque sea en menor medida, pero nunca dispone de lo suficiente para emerger cuando los demás se hunden. Por eso el amigo rico recurre más a la fuerza de su armamento que al favor a los demás para conseguir lo que quiere. Para eso si tiene dinero.
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