Dueños de vidas y haciendas
El 13 de noviembre de 2008 el Tribunal Supremo de Italia ratificó la sentencia de la Audiencia Provincial de Milán que había autorizado la desconexión de la sonda que alimentaba y nutría artificialmente a Eluana Englano de 37 años de edad y que está en coma irreversible como consecuencia de un accidente de tráfico que sufrió en 1992.
Un centro sanitario italiano, la Clínica Udine, estaba dispuesto a cumplir la sentencia pero ha tenido que aplazar su decisión ante la presión del Gobierno italiano quien por medio de su ministro de Sanidad, Mauricio Sacconi, ha amenazado que si se lleva a cabo la ejecución de la sentencia, ello tendría “consecuencias inimaginables”.
Resulta paradójico que políticos que no muestran el menor escrúpulo a la hora de ordenar que hay que iniciar una guerra donde mueren miles y miles de personas inocentes y llenas de vida o que firman sentencias de muerte sin temblarles la mano, se manifiesten en casos como este empleando un cinismo desmesurado y erigiéndose en defensores de la vida haciendo gala de una desvergüenza sin límites y demostrando que su defensa de la vida consiste en prolongar los sufrimientos de las personas.
Es lamentable que encontrándonos en el siglo XXI y cuando todos creemos que ya se han superado y eliminado muchas prerrogativas que no hacían más que dañar a los ciudadanos en beneficio de unos pocos, nos encontremos con la triste realidad de que aún existen “dueños de vidas y haciendas” que gozan de la facultad de determinar quien debe vivir y quien no y cuando una persona en concreto puede, si es su deseo, morir o no. Pero lo más lamentable de todo esto es que a esos “dueños de vidas y haciendas” los elegimos los ciudadanos para que gestionen bien nuestros intereses y no para que hagan y deshagan a su antojo sin respetar a aquellos que les dieron el poder para que hicieran un buen uso de él y que nunca ese poder pudiera ir contra los que se lo otorgaron.
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