Hacia una España Mejor

miércoles, mayo 27, 2009

...y Acebes nos llamó miserables


No me extraña que Javier Arenas, sea una especie de Cenicienta en Andalucía. El pobre hombre se lo ha ganado a pulso. Su última “parida”, según informa El Plural, ha sido la de denunciar que el presidente del Gobierno se desplazó a Sevilla en un avión Falcón del Grupo 45 para dar un mitin en la capital andaluza. El pobre diablo se ha auto denunciado ya que según informa la citada fuente siendo él miembro del Gobierno presidido por Aznar, también hizo uso de estos aviones para ir a mítines de su partido. Es más, el propio Aznar, eso es público y notorio, también lo hizo siendo presidente del Gobierno para ir a dar mítines en distintos procesos electorales y nadie criticó ni muchos menos insultó. Lo de Zapatero y Aznar, es normal porque están obligados por motivos de seguridad, dada su calidad de presidentes del Gobierno, a utilizar este tipo de medio de transporte y porque, como muy bien se ha dicho, son presidentes las 24 horas del día y el tiempo cuenta mucho para un presidente del Gobierno. Sea quien sea.
Pero ha tenido que ser el “paridor” oficial de frases del PP, Esteban González Pons, quien ha dicho que: “Sabíamos que Zapatero era un mentiroso, pero no que era un gorrón” Gracioso el muchacho, ¿no? Esta parida me ha recordado el tratamiento que Ángel Acebes, ministro del Interior en el 11-M, dio a todos los españoles que no se tragaron las mentiras que desde el Gobierno se iban proyectando cara a la opinión pública llamándoles “miserables”. Por pura educación yo no voy a calificar de propias de un miserable las palabras de González Pons, pero sí que su actitud, en mi opinión, me parece malvada y perversa. Puestos a criticar habría que hablar mucho sobre lo que nos costaban a los españoles los viajes de Aznar para ir a visitar a su amigo Bush y poner sus pies sobre la mesa del salón del “sheriff” y contarse ambos los quilómetros que hacían en un determinado tiempo. Y en su momento nadie dijo nada y mucho menos insultó.
Estos son los que se “cabrean” cuando muchos ciudadanos y periodistas se refieren a Federico Trillo.