¿Barra libre?
Cuando parecía que todos los españoles, los que vivimos aquella época, pensábamos que aquello de los “grises” ya era historia, negra historia, resulta que con la recuperación del poder por parte de la derecha y bajo la dirección de un ministro del Interior, que a mi francamente me preocupa bastante, no le observo ningún gesto de tolerancia, han conseguido que volvemos a ver como las fuerzas policiales actúan como un elemento represor contra las libertades y el libre derecho de los ciudadanos a manifestarse en la calle. Sin duda alguna y en mi opinión, con este ministro, con el consentimiento del presidente Rajoy, ha vuelto a poner en tela de juicio al estamento policial, que hasta ahora venía gozando de la simpatía y el apoyo de los ciudadanos pero que sus últimas actuaciones, en mi opinión más represivas que consecuentes a la hora de mantener el orden, han dejado bastante cuestionado ese afecto y esa cercanía que se había establecido.
En la etapa franquista el NO-DO nos “servía” unas imágenes, poquísimas, con las cargas de los “grises” absolutamente intimidatorias para los ciudadanos en general, pero ahora las distintas emisoras de televisión y las fotos de prensa así como las redes sociales nos ofrecen imágenes tan duras y reprobables como aquellas, escasísimas, que nos ofrecía el NO-DO, y las cámaras de TV y prensa no están trucadas sencillamente reproducen lo que han captado porque así ha sucedido.
Si nos atenemos a las declaraciones de los políticos, que poco favor le hacen a las fuerzas policiales, se puede decir que esto marcha mal, tirando a peor. Hace unos días el conseller de Interior de la Generalitat catalana en un intento por justificar lo de aquel muchacho de 13 años con la cabeza ensangrentada por el golpe que le había asestado un mosso d’esquadra con su porra, decía, el conseller, que ello había sido debido a que la porra rebotó en el suelo y ello hizo que accidentalmente golpeara al muchacho. La porra fue del suelo a la cabeza. También en un intento por justificar lo que a todas luces se ve que es el impacto de una pelota de goma lanzada por un mosso lo que provocó la pérdida de un ojo de una mujer. El mismo conseller lo justifica diciendo que pudo ser algún objeto lanzado por los manifestantes. Todos sabemos, porque por desgracia lo hemos podido comprobar, que las pelotas de goma lanzadas por la policía han causado hasta muertos en este país y que la pérdida del ojo de esta mujer ha sido producida por un proyectil lanzado desde un arma y no por la mano de nadie. Posteriormente ha surgido el video de un aficionado en el que se demuestra que el conseller, Felip Puig, mintió y que sí se dispararon proyectiles. La jefatura de los mossos ha abierto una investigación y posteriormente ha dimitido el jefe de estos. Este conseller nos toma por tontos, y no sabe que quien se cree que es más listo que los demás es el más tonto de todos. Peregrinas justificaciones las suyas. También se dijo que el 25 de septiembre no se lanzaron pelotas de goma en el andén la estación de Atocha cuando todos pudimos ver que las imágenes demostraban todo lo contrario.
Pero antes he dicho que esto marcha mal tirando a peor, y ello lo sostengo señalando que determinadas decisiones judiciales y gubernamentales no contribuyen precisamente a que todo discurra por unos cauces normales y que los acontecimientos no se desborden y vayan más de lo que debe ser una actuación tendente a quitarle presión y crispación a determinadas situaciones que muy bien se pueden evitar. Como muestra de esas decisiones judiciales citaré la de los cinco mossos d’esquadra condenados a seis años de prisión y de inhabilitación por la Audiencia de Barcelona, por haber detenido por error a un ciudadano y con el cual practicaron métodos de tortura, como el de introducirle una pistola en la boca para hacerle confesar cuando esta persona no había cometido delito alguno como se pudo comprobar, y a pesar de ello el Tribunal Supremo les rebajó la condena a cuatro años y nueve meses. Pero la cosa llegó a más, el Gobierno de Rajoy indultó a estos mossos y les retiró también la inhabilitación por lo que pueden seguir desempeñando sus funciones policiales como si nada hubiera pasado. También la justicia ha sido poco eficaz en el caso de una mujer que fue víctima de una pelota de goma disparada por un antidisturbios que la mandó a la UCI y que estuvo hospitalizada dos meses. El juez ha desestimado la denuncia por no identificar al antidisturbios que disparó. Al parecer no se ha tenido en cuenta que pueden haber responsables subsidiarios como puede ser el Ministerio del Interior, el Gobierno y hasta el propio Estado.
También tenemos el caso de lo que puede ser una especie de actuación de amedrentamiento contra los fotógrafos y cámaras de los medios de comunicación. En Sevilla mientras cubría una manifestación, fue detenida una cámara de la Sexta, no solamente pasó una noche en el calabozo sino que además le han caído cinco cargos por desobediencia y atentado a la autoridad, lesiones, altercados y ocupación, y por haber “destrozado” el interior de un coche de la policía, la policía dice que lo hizo con el hombro o con las piernas. Está claro que esto es un acto tendente a poner en “orden” a la prensa gráfica. Esto provoca una pregunta: ¿Por qué no se quiere que haya testigos?
Si a esto le añadimos lo que el periódico El Plural informa sobre la actuación del Jefe de las Unidades de Intervención Policial que les dice a sus subordinados “vuestro culo me pertenece” y “no estáis aquí para pensar”, me entra la duda de si en vez de entrenar a un cuerpo policial este jefe está instruyendo a una especie de “marines” o de tropas de asalto, esto da pie a pensar a que policías fuera de control o no conscientes de cual es realmente su cometido, en todas partes hay individuos incontrolados e inconscientes, campen a sus anchas a la hora de actuar contra los que se manifiestan en la calle, se podría decir que a estos con estas impresentables justificaciones de políticos, decisiones de jueces y del propio Gobierno y “arengas” de algún mando policial, se les está dando “barra libre” a la hora de actuar. Esto es inadmisible en un Estado de Derecho.
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