La historia chirría
Como introducción a este comentario voy a recordar una serie de hechos relacionados con el caso GAL y así rememorar que el 4 de diciembre de 1983 el ciudadano hispano-francés Segundo Marey, de 51 años, fue secuestrado en Hendaya. Fue confundido con un cabecilla etarra y tras diez días de cautiverio es liberado.
Por este hecho, el del secuestro, el Tribunal Supremo condenó, al margen de la condena que la Audiencia Nacional impuso a los expolicías José Amedo y Miguel Domínguez, el 29 de julio de 1998 al ministro del Interior José Barrionuevo y a sus colaboradores Vera y Sancristobal a diez años de prisión. Nada que objetar ante una condena cuyos hechos fueron debidamente probados, aunque aún subyace en la mente de muchos hasta qué punto fue responsabilidad directa de estos cargos públicos el secuestro de Segundo Marey.
Años después, en julio de 2006, los Mossos d’Esquadra detuvieron erróneamente a un ciudadano al que confundieron con un atracador y durante su interrogatorio llegaron a meterle una pistola en la boca para que confesara. La Audiencia Nacional impuso fuertes penas de cárcel y de inhabilitación a los cinco Mossos que participaron en tan desgraciado suceso, penas que fueron rebajadas por el Tribunal Supremo a 4 años y 9 meses de prisión, a más de mantener la inhabilitación, para tres de los cinco Mossos d’Esquadra condenados por torturar y maltratar a un hombre.
Creo que todos recordamos la fuerte presión que desde el Partido Popular se ejerció en el caso del secuestro de Segundo Marey, en la que pidieron que se hiciera responsable directo al entonces presidente del Gobierno Felipe González, al que llegaron a calificar como la “X” de los GAL. Pues bien, en el caso de los Mossos d’Esquadra el Partido Popular no se ha mostrado tan beligerante como lo fue contra los socialistas en el caso de Segundo Marey, y no lo ha sido hasta el punto de que ha sido el Gobierno de España, hoy bajo control del Partido Popular, el que ha indultado a los cinco Mossos d’Esquadra evitando que cumplan sus penas de prisión y rehabilitándolos para que puedan seguir ejerciendo su actividad policial a pesar de haber torturado a una persona que además era inocente. Un indulto que ha sido fuertemente criticado por la judicatura. Esta decisión del Gobierno que dirige Mariano Rajoy ha hecho chirriar los ejes que sustenta las ruedas de la historia y ha puesto de manifiesto que la derecha actúa en función de posibilitar el combatir a la izquierda hasta el extremo de demostrar sus deseos de que los que a ella pertenezcan sean encarcelados.
En cualquier caso este tipo de actitudes no pueden extrañar a nadie y mucho menos en un país, España, donde se condena la apología del terrorismo, lo cual es muy de reconocer, y se permite la apología del franquismo como hemos podido comprobar en estos pasados días de noviembre con misas y otros actos de adhesión a aquel que escribió la página más negra de la historia de España.
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