1914 - 1939 - 1957
Vaya por delante mi total y absoluta admiración por el pueblo alemán por su carácter emprendedor y por haber sabido salir airoso, con esfuerzo y trabajo, del desastre y la tragedia que para todo el mundo supusieron las dos Guerras Mundiales. Dicho esto debo expresar mi total y absoluto repudio a aquellos dirigentes, me refiero a los alemanes, que hundieron a Europa, al mundo, en los más horrendos abismos de la destrucción, el caos y la miseria tanto en 1914 como en 1939. Los ciudadanos alemanes han dado muestras de inteligencia y de buen hacer, aunque hay que decir que se “tragaron” aquello de la promesa hitleriana de “dar a Alemania un milenio de dominio de la raza aria”, aunque hay que reconocer que en ocasiones los lunáticos, los “iluminados” y los dementes, suelen tener esa extraña o rara habilidad para manipular a las personas. Puede parecer extraño que unos “cafres” puedan convertirse en buenos referentes para los demás pero así ocurrió en 1914 y 1939.
Pero eso del “milenio de dominio de la raza aria” sigue latente en algún que otro dirigente alemán, lo que entonces no consiguieron por la fuerza bruta piensan lograrlo ahora aprovechándose del Tratado de la Comunidad Económica Europea, actual Unión Europea, que se firmó en 1957, de nuevo se han abierto las hostilidades actualmente hay un ánimo latente y patente en los actuales dirigentes alemanes capitaneados por Ángela Merkel, que han recuperado el “cafrismo” y que han visto que pueden sacar tajada de ese Tratado de la CEE y por lo visto están por recuperar ese viejo deseo del “milenio de grandeza” que nació en el enfermo cerebro de Adolf Hitler. Quieren volver a conquistar Europa a través de la economía, quieren llevar su “guerra económica” a los países más débiles, entre los que hoy se encuentra España, y evitar intervenciones de otras potencias afincadas en otros continentes como ocurrió en ambos conflictos mundiales y que dio al traste con sus ansias expansionistas, esta puede ser una buena estrategia para controlar toda Europa, pero está claro que al final no van a triunfar. No creo que encuentren muchos dirigentes que estén dispuestos a “poner el culo” como es el caso del presidente del Gobierno de España.
Está claro que Ángela Merkel, que controla la Unión Europea, eso salta a la vista por mucho que se quiera disimular, quiere extrapolar al resto de Europa su gestión en materia laboral para, entre otros aspectos, justificar su política de “minijobs” allá donde coge a un dirigente sin personalidad, como ha ocurrido con Mariano Rajoy al cual obligó a aprobar una reforma laboral que no ha hecho más que abaratar y flexibilizar el despido y con ello el aumento de españoles sin trabajo. Ahora “recomienda” al Gobierno, ya sabemos cómo acaban estas “recomendaciones, que proceda a otra reforma laboral porque, según ella, esta es muy rígida, que se abarate el despido improcedente y que se establezca un contrato único y abierto. Creo que no hace falta ser muy inteligente para entender perfectamente que quiere decir con eso de contrato “abierto”, de establecerse la contratación laboral en estas condiciones la seguridad en el puesto de trabajo y los salarios quedarían muy por debajo del “minijob”, con lo cual la Merkel podría presumir de que los “minijobs” son una “bendición” para los trabajadores alemanes. La propuesta, más que propuesta exigencia, de los contratos “abiertos” dice que estos están enfocados para los jóvenes, de ser esto cierto está claro que lo que se pretende es que toda una nueva generación de trabajadores se vaya acostumbrando al trabajo en precario y a percibir salarios de miseria. Los que actualmente tienen trabajo están “mal” acostumbrados y hay que acabar con eso. Se trata de que su política laboral y las demás políticas sean adoptadas por el resto de países europeos, al menos en aquellos con dirigentes más débiles y manejables y de este modo justificar la suya. Sirva como ejemplo lo que los españoles conocemos como el Impuesto Municipal de Circulación de Vehículos, este impuesto fue aplicado en Barcelona, hace ya muchos, muchos años, por el entonces alcalde José María de Porcioles. Impuesto que fue muy criticado por los barceloneses y para “repartir” la “gloria” que alcanzó con este impuesto no se le ocurrió otra cosa que reunir a los alcaldes de las capitales y ciudades más grandes de España y “abrirles” a estos el apetito dándoles cuenta de la recaudación que su Ayuntamiento había obtenido gracias a esta iniciativa suya. Naturalmente consiguió ponerles los dientes largos a sus colegas que pusieron de inmediato manos a la obra. Así de este modo y gracias a aquello de “mal de muchos consuelo de tontos” consiguió Porcioles aplacar los ánimos de sus administrados. Por esos mismo derroteros circula Ángela Merkel y, me gustaría equivocarme, aquí en España lo va a conseguir gracias al “flojeras” de Rajoy.
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