No hay fraude fiscal, pero sí moral
Todos los medios de comunicación se han hecho eco del informe de la Agencia Tributaria sobre la inspección efectuada en la empresa Aizoon propiedad de Iñaki Urdangarín y de la Infanta Cristina de Borbón. Las conclusiones que se desprenden de la investigación son verdaderamente escandalosas y no voy a entrar en ellas porque de hecho creo que son sabidas por todos. No obstante no puedo dejar de mencionar el hecho de que la Agencia Tributaria en su informe solo acusa como único defraudador al yerno del Rey y exime a la Infanta de toda responsabilidad, por lo visto, yo no lo veo ni lo creo así, la Infanta no era sabedora de que su esposo cobraba por el arrendamiento de inmuebles propiedad de ambos y que también lo hacía por su labor de asesoramiento a diferentes compañías y que según la Agencia Tributaria los contratos con las empresas a las que aconsejaba Urdangarín solo se justificaban únicamente por su condición de esposo de la Infanta y exdeportista de élite. Al parecer, dudo de ello, la hija del Rey no sabía de donde se iba a sacar el dinero para pagar la millonaria hipoteca para la compra del palacete de Pedralbes.
El caso es que la sociedad de Urdangarín y la Infanta ha defraudado a Hacienda, según el citado informe, 281.109 euros en cuatro años al no haber ingresado el impuesto de sociedades correspondiente a los años de 2007 a 2010 como consecuencia de los beneficios obtenido por su empresa. La conclusión a que ha llegado la Agencia Tributaria es que no hay delito fiscal porque en ninguno de esos años la cifra defraudada ha superado el que marca la Ley que es de 120.000 euros. Creo que todos los españoles que hemos tenido conocimiento de esta conclusión tendremos muy claro que no existe delito fiscal, pero sí delito moral. Y existe delito moral porque no hay que olvidar que la Familia Real a la que pertenece la Infanta la mantenemos todos los españoles a través de los impuestos que pagamos y que a muchos les viene muy “cuesta arriba” satisfacer, y que la Infanta también participaba de esta aportación pública hasta no hace mucho, y no es asumible ni comprensible para los españoles que unos miembros de una familia que vive de los impuestos que pagan el resto de los españoles no satisfaga los que a ellos les corresponde pagar. No existen palabras para calificar tan descarada actitud y falta de respeto a los españoles, incluidos aquellos, que son muchos, que no son partidarios de la Monarquía y que a pesar de ello también contribuyen con sus impuestos al mantenimiento de la misma. La Familia Real, como es sabido, tiene una asignación directa vía Presupuestos Generales del Estado de 7,9 millones de euros, y otras indirectas a través de varios ministerios que en total se elevaría a más de 50 millones de euros el costo del mantenimiento de la Casa Real. Creo que el Rey, como cabeza de esa familia, nos debe una explicación a los españoles sobre todo lo que está aconteciendo alrededor de su hija menor y del esposo de esta.
Que la Monarquía española está bastante cuestionada es algo que no se puede ocultar, la opinión pública así lo confirma, pero hay algunos que se han empecinado en empeorar la imagen de la Familia Real como es el caso del fiscal Horrach que antes de que el hecho de la imputación de la Infante se lleve a cabo ya ha presentado un escrito argumentando que no procede tal imputación. Este fiscal ha puesto el carro delante de los caballos. Posiblemente pueda presentar su alegato cuando lo considere oportuno, pero creo que lo normal, cara a mantener un poco las formas y no perjudicar la imagen de la realeza española, hubiera sido esperar a que el juez José Castro hubiera dictado su imputación. Pero no es solamente el fiscal Horrach quien con su precipitación más bien, en mi opinión, ha despertado comentarios poco favorables hacia la monarquía sino que también lo ha hecho un diputado del Partido Popular que en el debate de los Presupuestos Generales del Estado ha afirmado que es un “milagro” que la Familia Real pueda “vivir” con una asignación de 7,9 millones de euros anuales, eso sin contar lo que aportan distintos ministerios como ante he señalado. Creo que este tipo de “apoyos”, cuando hay cientos de miles de españoles que por la crisis están bajo el umbral de la pobreza y no esperan milagro alguno, no hacen más que deteriorar, aún más, la maltrecha imagen de la Monarquía española y es que hay cariños que matan.
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