¿Qué dirá el concejal?
Hace unos días los medios de comunicación locales nos daban la noticia de que alumnos de diez colegios públicos habían expuesto en la Lonja Medieval sita en los bajos del Ayuntamiento ilicitano y con la ayuda y orientación de sus profesores y profesoras de religión, medio centenar de tronos en miniatura lo que puede suponer un acercamiento de los más pequeños a lo que supone la Semana Santa. Esto me recordó mi niñez y la época más “floreciente” del nacionalcatolicismo en España en la que la mayoría de los niños andábamos por estas fechas inmersos en la construcción de los “pasos” en miniatura y los paseábamos a hombros por todo el barrio. Posteriormente otra generación de niños, nuestros hijos, “pasaron” del nacionalcatolicismo y esta expresión religiosa, incomprensible cuando la mayoría de nosotros no sabíamos ni santiguarnos, se fue perdiendo hasta hoy en que veo que muy posiblemente se quiera recuperar aquella vieja costumbre.
Lo primero que pensé, cuando se dio la noticia, fue cual sería la respuesta del concejal de Educación, Daniel Mc Evoy, ¿qué dirá Mc Evoy? me pregunté. ¿Dirá lo mismo que dijo cuando se le prohibió la entrada al Pleno municipal a aquel grupo de estudiantes de primero de bachillerato vestidos con una camiseta verde y con una inscripción en defensa de la educación pública? ¿Dirá que estos alumnos de religión están instrumentalizados por sus profesores tal y como dijo refiriéndose a esos alumnos de bachillerato a los que se les prohibió la entrada a un acto público como es un Pleno municipal? Pero no, no lo ha dicho, seguramente es porque se ha dado cuenta de que es muy normal, así lo veo yo también, de que este hecho de que los niños que estudian religión hagan un trabajo artesanal sobre algo que tiene mucho que ver con la asignatura que han elegido no sé si porque puntúa en la nota final o por puro sentimiento religioso, eso es algo muy personal y por tanto nadie es quien para ponerlo en tela de juicio. El concejal no se ha manifestado en ningún sentido y por tanto no ha caído en la desafortunada falta de respeto que tuvo para con esos alumnos que vestían camiseta verde que solamente ponían de manifiesto su derecho a pedir la mejora de todo tipo de dotación a la enseñanza pública para que los alumnos puedan formarse de forma integral. Es exactamente el mismo derecho que asiste a estos niños que estudian la asignatura de religión y que lo ponen de manifiesto con esta exposición que han llevado a cabo y que merece todo el respeto del mundo.
A aquel grupo de alumnos de primero de bachillerato que vestían la camiseta verde se les prohibió la entrada a una dependencia municipal donde todos los ciudadanos deben tener libre acceso, al Salón de Plenos, sin embargo a estos alumnos que estudian la asignatura de religión se les cede una sala donde exponer sus trabajos. Nada que objetar a esto último y sí mucho que criticar la prepotente actitud de la alcaldesa con aquella prohibición.
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