Un país de rica miel
Que España es un panal de rica miel, para algunos, claro, todos lo sabemos. No entiendo como en un país en el que a una señora por pasarse casi la totalidad del tiempo de un programa de televisión comiendo “chuches” le pagan un “pastón” pueda extrañarnos la actitud laboral de los controladores aéreos. Aquí la cosa está clara: “El que no llora no mama”. Se suele decir también que “no tiene razón quien más grita” pero mis largos años de vivencias si me han enseñado que “quien más se lleva es quien más grita”. Los prudentes, los moderados, los pacíficos, los sufridos y anónimos ciudadanos, esos, “no se jalan una rosca” ni ablandándola con agua. Digo esto porque no sé si los controladores aéreos pretenden dar lástima o qué, la verdad es que no lo sé, pero si tengo muy claro que no tienen motivos para quejarse. Cualquier trabajo es duro, fatigoso, estresante y mina el estado anímico y la salud de las personas, pero ¡ah! sin un “curro” no podemos comer ni vestirnos y hablo de las más imprescindibles exigencias de la vida, luego están los “complementos” para “adornar” y “aderezar” esa vida. Una vida que por cierto y como dijo el recordado actor José Bódalo, te pasas la mitad de ella trabajando para curarte la otra mitad. Así es la vida. Ni más ni menos, ni menos ni más.
Pero a lo que voy. Esto de los controladores aéreos y otros de distintas profesiones que también gozan de ciertos privilegios, pero al menos no perjudican a nadie con sus “bajas” por enfermedad y con sus huelgas y mantienen un prudente silencio, seguramente no saben que en Elche, mi ciudad, donde la mayoría de la gente vive de la industria del calzado hay muchos, muchísimos, trabajadores cuyo salario consiste en cobrar a seis euros la hora, tanto la ordinaria como la extraordinaria y trabajar entre once y doce horas diarias a un ritmo muy fuerte y donde cada día hay que cumplir con la producción prevista. Esto, por si no lo saben los controladores, produce cansancio, fatiga y estrés. Estrés que se ve acentuado cuando van viendo lo difícil que es llegar a finalizar el mes no disponiendo del dinero necesario para cubrir las mínimas necesidades de su hogar. Eso si es estresante. Huelga decir que el trabajo en una fábrica es muy duro, cada par de zapatos lleva consigo una enorme cantidad de sudor y es esfuerzo, se pasa mucho calor en verano y mucho frío en invierno, con muchas horas de pie y trabajando con productos químicos que son nocivos para su salud y que para evitar que puedan afectar al trabajador se ven obligados, en pleno verano, a trabajar con una mascarilla puesta esas once o doce horas. Les señalo, señores controladores, esta actividad laboral porque es la que más conozco, porque las hay mucho más duras en donde la gente se juega la salud y en muchas ocasiones la vida por un salario sino de hambre si de escasa cobertura de las mínimas necesidades y la gente no se queja, acude todos los días a su trabajo, a la fatiga, al cansancio, al estrés y así día tras día apretándose el cinturón para ahorrar 800 o 1.000 euros al año, no todos lo consiguen, para irse “por ahí” cuatro días, no muchos más, y despejarse un poco.
Señores controladores, ahora, después de amenazar con hacerlo, han decidido ustedes no ir a la huelga en el mes de agosto, en cualquier caso la huelga ya no tiene sentido con su simple amenaza de llevarla a cabo en agosto ya le han hecho bastante daño al sector turístico y al transporte aéreo. Ahora, es muy posible, es mi opinión, que ustedes quieran repetir la “faena” en el mes de septiembre. Les sugiero que se lean aquella fábula que comenzaba así: “Cuentan de un sabio que un día….”
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