Se dieron de hostias
Son esas noticias de prensa que despiertan la ironía y hacen que una cuestión que puede ser muy seria se convierta en chiste o chascarrillo. Tal fue la noticia que leí hace unos días en El Plural, en la que se contaba que un cura se había liado a golpes con un feligrés porque este último, él lo niega, había pisoteado una hostia que recogió en mano y que en vez de digerirla la tiró al suelo y la pisoteó.
El cura, ante la denuncia de algunos asistentes a la misa, uno de ellos le mostró al sacerdote oficiante el cuerpo de Cristo, la oblea, roto, se acercó al joven y le preguntó si había tirado la hostia respondiéndole el joven, según el sacerdote, con una sonrisa. El religioso no pudo contenerse, y argumentando posteriormente que lo había hecho porque, estas fueron sus palabras: “Para mí el amor a la eucaristía es superior al que tengo a mis padres”, por lo visto ha olvidado que el cuarto mandamientos dice “Honrarás a tu padre y a tu madre” al que antepuso el primero que señala que “Amarás a Dios sobre todas las cosas”. No entiendo yo muy bien eso de que hay que amar más a Dios que a nuestros progenitores, me parece un tanto sectario y de extrema adoración, pero a lo que iba, el cura no pudo contenerse y le pegó una bofetada al supuesto sacrílego a más de una patada en la cara “B”, es decir, en el culo, Ante esto el muchacho le respondió y le devolvió la bofetada a su agresor. Evidentemente no era cuestión de poner la otra mejilla, la cara “A”, sus partes pudendas, porque si le da una patada en dicha zona seguramente aún estaría el muchacho revolcándose por el suelo. Menos mal que no se llegó a transgredir el quinto mandamiento, el que dice: “No matarás”.
Concretando, que lo que queda bien claro de todo esto, es que el cura y el joven se dieron más de una hostia.
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