A tiempo parcial
Rajoy, en un intento por salir de la rutina, o lo que es lo mismo, porque es consciente de que nos aburre, ha dado la vuelta al disco y nos ha ofrecido otra cantinela distinta. Ahora ya no dice aquello de que esto es un desastre y toda esa letanía que hasta los niños ya han aprendido de memoria y les ayuda a quedarse dormidos.
Pero claro, cuando uno habla por hablar, cuando se hace el propósito de que todos los días hay que decir algo, al final se acaba diciendo tonterías y tirándose piedras sobre su propio tejado. En esa especie de cambio de táctica o de acusaciones contra el Gobierno de Zapatero, Rajoy ha dicho que “hay ministros que trabajan a tiempo parcial”. Vamos, que no hacen jornada completa y no están dedicados en exclusiva a atender el trabajo por el cual les pagan.
Nada más oír esta novedosa acusación me han venido a la mente los nombres de José María Michavila, Ángel Acebes y el repescado Ricardo Costa. El primero de ellos, Michavila, decidió dimitir, el pasado año, porque era de todo punto bochornoso el que siguiera ostentando la condición de diputado nacional y pasarse la vida en Londres desde cuya capital se dedicaba a representar a gente famosa. Solamente se presentaba en las Cortes cuando su voto era necesario para intentar tumbar alguna iniciativa del Gobierno. Dimitió, repito, porque su actitud era ya escandalosa e inaguantable. El segundo, Acebes, este sigue de diputado, pero se dedica a otras actividades en plan profesional, es más, recientemente ha dicho: “yo ya no me dedico a la política”. ¿Entones que hace en las Cortes? ¿Cobrar solamente un sueldo a fin de mes para “reforzar” sus ingresos? En cuanto a Ricardo Costa, el parlamentario de las Cortes Valencianas, se dedica, al margen de su cargo público, a tareas de asesoría o consultoría junto con su hermano Juan Costa que por cierto, es diputado nacional. Cito solamente estos casos en concreto por no extenderme demasiado. ¿Esto qué es? ¿Trabajar a tiempo parcial o tener el cargo público como una actividad marginal o de pluriempleo?
Ya lo dice el refrán: “El que mucho habla, mucho yerra” y Rajoy habla demasiado lo cual al final no le resulta, políticamente, muy rentable. Actuando de este modo, hablar por hablar, finalmente se termina diciendo tonterías y las cañas se le vuelven lanzas en su contra.
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