Hacia una España Mejor

miércoles, diciembre 29, 2010

Mi amigo se cabrea


Resulta que un amigo mío se ha gastado un buen dinero poniendo en orden toda la red eléctrica de su vivienda por motivo de que hace unos días se empezó a hablar de que probablemente se produciría una subida de la electricidad, entre las medidas y reformas que hizo se encontraba la instalación de modernos diferenciales, automáticos, para que estos saltaran en el mismo momento en que se pudiera producir una sobrecarga en la red y por ello fastidiarle alguno de los electrodomésticos, ya sea la lavadora, la secadora, el lavaplatos, el calentador eléctrico, la nevera, el televisor o cualquier otro aparato que tuviera en su hogar. Hoy Día de los Santos Inocentes, mi amigo ha cogido un cabreo doble, por un lado el que le hayan hecho gastarse un dinero inútil en mejorar la red interior de su piso y por otro el enterarse de que la subida se refería al precio de la electricidad. He intentado calmarle argumentándole que se trata de ayudar a las eléctricas a que ganen un “poco” más de dinero y para que se hiciera cargo de la “calamitosa” situación económica en la que estas se encuentran le he enseñado algunos periódicos para que se diera cuenta de que en el primer semestre de 2007 Endesa e Iberdrola “solamente” tuvieron unos beneficios netos de 1.255 y 1.101 millones de euros respectivamente. En el primer trimestre de 2008 Iberdrola obtuvo unos beneficios “limpios de polvo y paja” de 1.204 millones de euros, totalizando hasta junio, en un semestre, un beneficio neto de 1.959 millones de euros, no he querido aburrir a mi amigo dándole más cifras porque observaba que cuanto más le contaba sobre los beneficios el color su rostro pasaba del blanco más pálido al rojo más intenso hasta tal punto que pensé que si seguía dándole más datos le iba a dar algo.
Cuando le vi más calmado le leí lo que la prensa noticiaba el 16 de diciembre de 1998, gobernaba entonces el PP, con estos titulares: “El PP del Senado aprueba en solitario la compensación de 1,3 billones de pesetas a las empresas eléctricas”. De pronto mi amigo en un tono un tanto airado me demanda: “¡Basta, no me leas nada más! ¡Ya está bien! ¡Ya he oído bastante! ¡De modo que va el PP, el que ahora critica al Gobierno por la subida, va y les regala 1,3 billones de las antiguas pesetas!” Pues sí, le respondí, les concedió una ayudita. “¡Una ayudita, a eso le llamas tú una ayudita!!” dijo casi a voz en grito. Hombre, no te pongas así le dije, no seas inmisericorde, hay que dar de comer al hambriento y de beber al sediento. “¡¿Qué, que dices?!”, me espeta cada vez más alterado y añadiendo a continuación: “¡Si a este paso estos se lo van a comer y a beber todo!” Le vi tan fuera de sí que decidí dar por terminada la conversación, pero no sin antes decirle que se calmara y que parecía mentira que a su edad no se hubiera dado cuenta de que los bienes terrenales son para cuatro “espabilaos”.