Carta a don Gerardo
Estimado señor: Es la primera vez, en muchos años, que me dirijo a un lector de mis artículos y observo esta norma porque el absoluto me molestan las críticas porque todo el mundo tiene derecho a hacerlo. Ahora bien, para criticar una opinión vertida por otro creo que no es necesario tildarlo de pájaro de burro y de tonto como usted hace, en el fondo le agradezco que así lo haya hecho porque a lo mejor sin darme cuenta mi actitud es la propia de un sabelotodo superinteligente y le prometo a usted que en el futuro procuraré actuar con todo la humildad que sea capaz para que esos adjetivos que usted me aplica no tengan razón de ser. Nuevamente gracias por ello.
Como crítica a mi artículo titulado “¿Las diputaciones un centro de acogida?” me detalla usted las competencias de la Diputación Provincial de Alicante y de lo que esta desarrolla. Convendrá usted conmigo en que eso de las carreteras lo puede hacer perfectamente el Consell a través de la consellería correspondiente, y lo del agua potable también, hoy no está tan lejos la administración como cuando las cosas dependían de Madrid, hoy dependen de Valencia y esta no está tan lejos, en cuanto a lo del Hogar Provincial hoy la Consellería de Servicios Sociales presta los mismos servicios que este Hogar Provincial. Por lo que aquí lo que se está dando es una duplicidad de funciones política y administrativamente, que hace que nos cueste el doble a los contribuyentes. Yo sé muy bien que la misión fundamental de la Diputación Provincial es atender a los pequeños municipios, pero, repito, eso ahora y dada la cercanía lo puede hacer el Consell. Respecto a esto de ayudar a los pequeños municipios he de decirle, aunque usted que está tan bien enterado de todo lo que acontece en la Diputación lo sabrá, que el Auditórium de Alicante, si no me equivoco Alicante no es una pequeña población, pero como soy un tonto y un burro a lo mejor lo es, no lo sé, usted verá, costó 43 millones de euros que han sido pagados por la Diputación Provincial, a esto se le llama, le llama usted, ayudar a los pequeños municipios. Usted, que es más inteligente que yo, lo sabrá. La Diputación Provincial nos cuesta a los contribuyentes, sus 31 diputados a razón de una media de sueldo anual de 70.000 euros la nada despreciable cifra de 2.170.000 euros anuales o lo que es igual 360 millones de las antiguas pesetas. A esto hay que añadirle el costo de los asesores y personal de confianza, en la legislatura pasada presidida por Ripoll eran del orden de 70 entre asesores y cargos de confianza que nos costaba a los contribuyentes 2.100.000 euros al año o sean 349 millones de las antiguas pesetas, a más de los gastos del personal, funcionarios y cuadro laboral de la Diputación a lo que hay que añadirle el 32% de cotización a la Seguridad Social de las tres partes mencionadas lo que supone un “poquito” más. En el caso de los funcionarios y resto de trabajadores de las diputaciones estos serían absorbidos, sin duda alguna, por las comunidades autónomas y por el Estado sin que nadie vaya a quedarse sin su puesto de trabajo. ¿Merece la pena, don Gerardo, todo este desorbitado gasto en salarios para desarrollar unas funciones que ya las está haciendo la Generalitat? Sobran: Los diputados, los asesores y cargos de confianza y el personal de plantilla. Eso, don Gerardo, es un lujo que los contribuyentes no nos podemos permitir y más en los tiempos que corren. A esto es a lo que me refería yo, a que, y principalmente me refería los políticos y sus “enchufados”, sobran todos y cuando digo todos, quiero decir todos, sean del color que sean.
Finalmente, aunque usted que conoce tan bien la Diputación lo sabrá, existe la picaresca, que yo sepa en estos últimos años se ha producido en cuatro ocasiones, la última muy recientemente, de que diputados provinciales del PP solicitaron y les aprobaran el compatibilizar su dedicación exclusiva en la Diputación, soy, según usted, un burro y un tonto pero creo saber lo que es “dedicación exclusiva”, usted seguro que lo sabe, compatibilizar la exclusividad con su profesión habitual con lo que cobraron y cobran un “sueldazo” en la Diputación a más de lo que ganen en sus despachos y consultas profesiones, y sabe usted, don Gerardo, esto no es correcto y yo tengo sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y del Tribunal Supremo, que así lo sentencian. Para esto, don Gerardo” es para lo que sirven las diputaciones para que vivan cuatro “espabilaos”. Por cierto, don Gerardo, ¿qué me sugiere usted que hay que hacer con el Senado?
Finalmente, don Gerardo, decirle que puede que yo sea un pájaro, un tonto y un burro, pero lo cierto es que ni soy ciego ni mucho menos un sectario. Reciba un afectuoso saludo.
Como crítica a mi artículo titulado “¿Las diputaciones un centro de acogida?” me detalla usted las competencias de la Diputación Provincial de Alicante y de lo que esta desarrolla. Convendrá usted conmigo en que eso de las carreteras lo puede hacer perfectamente el Consell a través de la consellería correspondiente, y lo del agua potable también, hoy no está tan lejos la administración como cuando las cosas dependían de Madrid, hoy dependen de Valencia y esta no está tan lejos, en cuanto a lo del Hogar Provincial hoy la Consellería de Servicios Sociales presta los mismos servicios que este Hogar Provincial. Por lo que aquí lo que se está dando es una duplicidad de funciones política y administrativamente, que hace que nos cueste el doble a los contribuyentes. Yo sé muy bien que la misión fundamental de la Diputación Provincial es atender a los pequeños municipios, pero, repito, eso ahora y dada la cercanía lo puede hacer el Consell. Respecto a esto de ayudar a los pequeños municipios he de decirle, aunque usted que está tan bien enterado de todo lo que acontece en la Diputación lo sabrá, que el Auditórium de Alicante, si no me equivoco Alicante no es una pequeña población, pero como soy un tonto y un burro a lo mejor lo es, no lo sé, usted verá, costó 43 millones de euros que han sido pagados por la Diputación Provincial, a esto se le llama, le llama usted, ayudar a los pequeños municipios. Usted, que es más inteligente que yo, lo sabrá. La Diputación Provincial nos cuesta a los contribuyentes, sus 31 diputados a razón de una media de sueldo anual de 70.000 euros la nada despreciable cifra de 2.170.000 euros anuales o lo que es igual 360 millones de las antiguas pesetas. A esto hay que añadirle el costo de los asesores y personal de confianza, en la legislatura pasada presidida por Ripoll eran del orden de 70 entre asesores y cargos de confianza que nos costaba a los contribuyentes 2.100.000 euros al año o sean 349 millones de las antiguas pesetas, a más de los gastos del personal, funcionarios y cuadro laboral de la Diputación a lo que hay que añadirle el 32% de cotización a la Seguridad Social de las tres partes mencionadas lo que supone un “poquito” más. En el caso de los funcionarios y resto de trabajadores de las diputaciones estos serían absorbidos, sin duda alguna, por las comunidades autónomas y por el Estado sin que nadie vaya a quedarse sin su puesto de trabajo. ¿Merece la pena, don Gerardo, todo este desorbitado gasto en salarios para desarrollar unas funciones que ya las está haciendo la Generalitat? Sobran: Los diputados, los asesores y cargos de confianza y el personal de plantilla. Eso, don Gerardo, es un lujo que los contribuyentes no nos podemos permitir y más en los tiempos que corren. A esto es a lo que me refería yo, a que, y principalmente me refería los políticos y sus “enchufados”, sobran todos y cuando digo todos, quiero decir todos, sean del color que sean.
Finalmente, aunque usted que conoce tan bien la Diputación lo sabrá, existe la picaresca, que yo sepa en estos últimos años se ha producido en cuatro ocasiones, la última muy recientemente, de que diputados provinciales del PP solicitaron y les aprobaran el compatibilizar su dedicación exclusiva en la Diputación, soy, según usted, un burro y un tonto pero creo saber lo que es “dedicación exclusiva”, usted seguro que lo sabe, compatibilizar la exclusividad con su profesión habitual con lo que cobraron y cobran un “sueldazo” en la Diputación a más de lo que ganen en sus despachos y consultas profesiones, y sabe usted, don Gerardo, esto no es correcto y yo tengo sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía y del Tribunal Supremo, que así lo sentencian. Para esto, don Gerardo” es para lo que sirven las diputaciones para que vivan cuatro “espabilaos”. Por cierto, don Gerardo, ¿qué me sugiere usted que hay que hacer con el Senado?
Finalmente, don Gerardo, decirle que puede que yo sea un pájaro, un tonto y un burro, pero lo cierto es que ni soy ciego ni mucho menos un sectario. Reciba un afectuoso saludo.
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