Quieren barra libre
El muy ilustre y docto presidente de la Comisión de Economía y Política Financiera de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) parece que no está muy al tanto de lo que laboralmente ya está legislado pues ha planteado que los parados puedan dejar de cobrar la prestación por desempleo en el momento en que rechacen la primera oferta de empleo. Al parecer en la CEOE no existe el departamento de relaciones laborales y de ahí su ignorancia. Este dirigente empresarial ha dicho que quien reciba una oferta de trabajo debe de aceptarla aunque esta sea “para trabajar en Laponia”.
La verdad es que con la inyección de moral que les ha dado Rajoy a los patrones estos están exultantes y entonando esa canción de “Todos queremos más y más y más y mucho más”, lo que yo creo que lo que en realidad quieren es lo siguiente, si no todos los empresarios, no quiero generalizar, pero si bastantes, muchos, muchísimos. Como ejemplo de cómo desean que les trabajen sus empleados voy a contar dos casos total y absolutamente verídicos, aunque puedan parecer chistosos, anecdóticos o increíbles. El primero de ellos se refiere a un muchacho, un chaval, que entró a trabajar en una empresa en la cual no fue dado de alto como es “normal” en muchas otras. El muchacho trabajaba de ocho de la mañana a diez de la noche y el bocadillo y la comida del mediodía lo engullía, más que lo comía, sin parar para llevar a cabo tal necesidad, en la misma cadena de producción, o sea el chaval trabajaba de un tirón ¡14 horas diarias! El salario que cobraba, y no exagero, era casi el mismo que cobra o cobraba un chaval del tercer mundo cosiendo balones para una firma deportiva muy conocida la cual los vendía a muy buen precio en los países desarrollados. Su padre no estaba conforme y le dijo varias veces al muchacho que se dejara ese trabajo que no valía la pena trabajar tantas horas por un sueldo de miseria, pero el chaval no le hacía caso. Pero llegó un día en que el chico le dijo a su padre: “¿Sabes papá? Un muchacho de raza negra que trabajaba conmigo hace dos días que se ha despedido porque no está conforme con las condiciones de trabajo ni con el sueldo”. “Pues mira hijo mío –respondió el padre- deja tu también ese trabajo porque ya puedes decir que has trabajado más que un negro”. El chicho dejó el trabajo. Como antes he dicho no es un chiste. Esto fue real.
El segundo caso se concreta en que una persona mayor, de 55 años, se encontró con que la empresa en que trabajaba entró en suspensión de pagos, y como se hace habitualmente abrió con otro nombre en el mismo local, sí esto suele darse, pero el dirigente de la CEOE parece ser que no lo sabe. Lo utilizan para hacer “ajustes” de plantilla y que el importe de los despidos los pague el Fogasa. El caso es que hablaron con la persona a la que me estoy refiriendo y le dijeron que se quedaba en la nueva empresa pero con una condición, esta no era otra que a él le respetaban el importe íntegro del sueldo que venía cobrando en la empresa cerrada pero que la empresa solo le pagaba la diferencia existente entre lo que iba cobrar por desempleo y el sueldo que ganaba anteriormente y que, evidentemente, no le daban de alta. Esta persona le dijo al empresario que el dinero del paro era suyo y que no se lo iba a dar a la empresa, que él lo que en realidad quería era ser dado de alta, ya que por su edad no podía permitirse dejar de cotizar, a lo que el empresario le respondió que o lo que la empresa le proponía o nada. Evidentemente, con 55 años, el trabajador no tuvo más remedio que claudicar ante tan indecente proposición. Obvio es decir que estos casos no son aislados, se dan muchos más.
Esto es lo que van persiguiendo los empresario, no todos, no quiero generalizar, pero sí bastantes, muchísimos. Quieren “barra libre” en materia de contratación de personal y por descontado lo mismo a la hora de despedir. En cuanto a irse a Laponia a trabajar, según manifiesta este dirigente de la CEOE, que mande a sus hijos, a sus hermanos, a sus primos, a sus cuñados y al resto de parientes y amigos a trabajar a Laponia. Y no le digo todo lo que sobre él pienso para que nadie se pueda escandalizar. ¿Con este tipo de empresario vamos a levantar al país? ¿Por qué no le piden al Gobierno que se luche contra el clandestinaje? ¿Pero que le han hecho a esta gente los trabajadores sino ayudarles a enriquecerse?
La verdad es que con la inyección de moral que les ha dado Rajoy a los patrones estos están exultantes y entonando esa canción de “Todos queremos más y más y más y mucho más”, lo que yo creo que lo que en realidad quieren es lo siguiente, si no todos los empresarios, no quiero generalizar, pero si bastantes, muchos, muchísimos. Como ejemplo de cómo desean que les trabajen sus empleados voy a contar dos casos total y absolutamente verídicos, aunque puedan parecer chistosos, anecdóticos o increíbles. El primero de ellos se refiere a un muchacho, un chaval, que entró a trabajar en una empresa en la cual no fue dado de alto como es “normal” en muchas otras. El muchacho trabajaba de ocho de la mañana a diez de la noche y el bocadillo y la comida del mediodía lo engullía, más que lo comía, sin parar para llevar a cabo tal necesidad, en la misma cadena de producción, o sea el chaval trabajaba de un tirón ¡14 horas diarias! El salario que cobraba, y no exagero, era casi el mismo que cobra o cobraba un chaval del tercer mundo cosiendo balones para una firma deportiva muy conocida la cual los vendía a muy buen precio en los países desarrollados. Su padre no estaba conforme y le dijo varias veces al muchacho que se dejara ese trabajo que no valía la pena trabajar tantas horas por un sueldo de miseria, pero el chaval no le hacía caso. Pero llegó un día en que el chico le dijo a su padre: “¿Sabes papá? Un muchacho de raza negra que trabajaba conmigo hace dos días que se ha despedido porque no está conforme con las condiciones de trabajo ni con el sueldo”. “Pues mira hijo mío –respondió el padre- deja tu también ese trabajo porque ya puedes decir que has trabajado más que un negro”. El chicho dejó el trabajo. Como antes he dicho no es un chiste. Esto fue real.
El segundo caso se concreta en que una persona mayor, de 55 años, se encontró con que la empresa en que trabajaba entró en suspensión de pagos, y como se hace habitualmente abrió con otro nombre en el mismo local, sí esto suele darse, pero el dirigente de la CEOE parece ser que no lo sabe. Lo utilizan para hacer “ajustes” de plantilla y que el importe de los despidos los pague el Fogasa. El caso es que hablaron con la persona a la que me estoy refiriendo y le dijeron que se quedaba en la nueva empresa pero con una condición, esta no era otra que a él le respetaban el importe íntegro del sueldo que venía cobrando en la empresa cerrada pero que la empresa solo le pagaba la diferencia existente entre lo que iba cobrar por desempleo y el sueldo que ganaba anteriormente y que, evidentemente, no le daban de alta. Esta persona le dijo al empresario que el dinero del paro era suyo y que no se lo iba a dar a la empresa, que él lo que en realidad quería era ser dado de alta, ya que por su edad no podía permitirse dejar de cotizar, a lo que el empresario le respondió que o lo que la empresa le proponía o nada. Evidentemente, con 55 años, el trabajador no tuvo más remedio que claudicar ante tan indecente proposición. Obvio es decir que estos casos no son aislados, se dan muchos más.
Esto es lo que van persiguiendo los empresario, no todos, no quiero generalizar, pero sí bastantes, muchísimos. Quieren “barra libre” en materia de contratación de personal y por descontado lo mismo a la hora de despedir. En cuanto a irse a Laponia a trabajar, según manifiesta este dirigente de la CEOE, que mande a sus hijos, a sus hermanos, a sus primos, a sus cuñados y al resto de parientes y amigos a trabajar a Laponia. Y no le digo todo lo que sobre él pienso para que nadie se pueda escandalizar. ¿Con este tipo de empresario vamos a levantar al país? ¿Por qué no le piden al Gobierno que se luche contra el clandestinaje? ¿Pero que le han hecho a esta gente los trabajadores sino ayudarles a enriquecerse?
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