El elefante y el Rey
Cuando todos andábamos preguntándonos cuál era el motivo por el cual el Rey no había ido al hospital para ver cómo iba el tiroteado pie de su nieto mayor Froilán y cuando nos hacíamos mil y una conjeturas sobre el porqué de esa ausencia, resulta que su Majestad estaba en la selva de Botsuana pegándole tiros a todo lo que se movía. Nadie de la Casa Real salió para aclarar el porqué de esa falta de atención del Rey hacia el mayor de sus nietos. Juan Carlos I para que nadie se sintiera molesto con él por ir de caza mayor a un país africano con los tiempos que corren, mantuvo la cosa en secreto pero como dice el refrán “lo que no quieres que se sepa no lo hagas”. Desde la Casa del Rey han dicho que el Gobierno lo sabía pero el Ejecutivo que comanda Rajoy ha respondido diciendo que solamente tenía noticias de que se iba a un país extranjero sin más detalles.
Seguramente el Monarca español se ha ido por esas selvas de Dios a relajarse un poco y ver la forma de recuperar el sueño perdido ya que como es sabido por sus propias palabras, no dormía por las noches pensando en los jóvenes que están sin trabajo. Ahora que se han aprobado, con el visto bueno de Ángela Merkel, los Presupuestos Generales del Estado, hemos podido saber que la cantidad destinada anualmente a la Casa Real había sido rebajada en un 2%. Esta rebaja menor, más bien simbólica y para intentar tapar bocas maliciosas, no ha impedido que el Rey se haya ido de safari de altos vuelos en busca de elefantes y yo me pregunto: ¿No se habrá ido a Botsuana en busca de aquel elefante blanco que los golpistas esperaban en el Congreso de los Diputados aquel 23F, para hacer justicia descerranjándole un tiro a ese subversivo elefante blanco?
Lo que sí es cierto es que cazar a un elefante vale algunas decenas de miles de euros y que por ello los españoles, que contribuimos con los impuestos que parte de ellos van a parar al mantenimiento de la Casa Real, tenemos derecho a saber cuál es el costo total de esta cacería y el del avión que se fletó especialmente para traerlo de Botsuana al hacerse añicos la cadera. Algún medio de comunicación ha apuntado la posibilidad de que el viaje haya sido un regalo, si es así habría que decir quién lo hace y porqué. Resulta que aquí le vemos en la Tele con muchas dificultades para mantenerse en pie y el hombre se nos va de caza mayor. ¿No estará fingiendo esa dificultad para caminar con el fin de conseguir “coger” una baja médica? Cuidado, que con esto hay mucha picardía. Y ahora que lo pienso, este accidente que ha sufrido el Rey no se puede catalogar como un accidente laboral, ya que no iba como Jefe de Estado, sino como un particular que se desplaza por su cuenta y riesgo en viaje de placer, por lo tanto no procede el pagarle los días que esté inactivo y habrá que descontárselos de la nómina como a cualquier español y él, según dicen, es el primer español, por lo tanto está obligado a dar ejemplo. Para ahondar más en la herida, el diario “El País” daba cuenta de que “según la ONG WWF-Adena, los elefantes están muy amenazados en muchas partes de África por la caza furtiva y la pérdida del hábitat. En muchos lugares se asegura la extinción en 50 años, si no se implantan medidas de conservación. El Rey Juan –Carlos I es presidente de honor de esta ONG, cuyos responsables han preferido no opinar sobre este asunto”. Sin comentarios.
En cualquier caso, con lo de Urdangarín y ahora con esto del elefante, es evidente que la monarquía en España está muy tocada y más cuestionada y es al Gobierno de Rajoy a quien le corresponde poner las cosas en su sitio. Si España fuera una República podríamos aventurar, con posibilidades de acertar, que el Jefe del Estado tiene, como tal, los días contados. Para eso están las urnas, pero hoy por hoy estas no inquietan a la monarquía española.
Seguramente el Monarca español se ha ido por esas selvas de Dios a relajarse un poco y ver la forma de recuperar el sueño perdido ya que como es sabido por sus propias palabras, no dormía por las noches pensando en los jóvenes que están sin trabajo. Ahora que se han aprobado, con el visto bueno de Ángela Merkel, los Presupuestos Generales del Estado, hemos podido saber que la cantidad destinada anualmente a la Casa Real había sido rebajada en un 2%. Esta rebaja menor, más bien simbólica y para intentar tapar bocas maliciosas, no ha impedido que el Rey se haya ido de safari de altos vuelos en busca de elefantes y yo me pregunto: ¿No se habrá ido a Botsuana en busca de aquel elefante blanco que los golpistas esperaban en el Congreso de los Diputados aquel 23F, para hacer justicia descerranjándole un tiro a ese subversivo elefante blanco?
Lo que sí es cierto es que cazar a un elefante vale algunas decenas de miles de euros y que por ello los españoles, que contribuimos con los impuestos que parte de ellos van a parar al mantenimiento de la Casa Real, tenemos derecho a saber cuál es el costo total de esta cacería y el del avión que se fletó especialmente para traerlo de Botsuana al hacerse añicos la cadera. Algún medio de comunicación ha apuntado la posibilidad de que el viaje haya sido un regalo, si es así habría que decir quién lo hace y porqué. Resulta que aquí le vemos en la Tele con muchas dificultades para mantenerse en pie y el hombre se nos va de caza mayor. ¿No estará fingiendo esa dificultad para caminar con el fin de conseguir “coger” una baja médica? Cuidado, que con esto hay mucha picardía. Y ahora que lo pienso, este accidente que ha sufrido el Rey no se puede catalogar como un accidente laboral, ya que no iba como Jefe de Estado, sino como un particular que se desplaza por su cuenta y riesgo en viaje de placer, por lo tanto no procede el pagarle los días que esté inactivo y habrá que descontárselos de la nómina como a cualquier español y él, según dicen, es el primer español, por lo tanto está obligado a dar ejemplo. Para ahondar más en la herida, el diario “El País” daba cuenta de que “según la ONG WWF-Adena, los elefantes están muy amenazados en muchas partes de África por la caza furtiva y la pérdida del hábitat. En muchos lugares se asegura la extinción en 50 años, si no se implantan medidas de conservación. El Rey Juan –Carlos I es presidente de honor de esta ONG, cuyos responsables han preferido no opinar sobre este asunto”. Sin comentarios.
En cualquier caso, con lo de Urdangarín y ahora con esto del elefante, es evidente que la monarquía en España está muy tocada y más cuestionada y es al Gobierno de Rajoy a quien le corresponde poner las cosas en su sitio. Si España fuera una República podríamos aventurar, con posibilidades de acertar, que el Jefe del Estado tiene, como tal, los días contados. Para eso están las urnas, pero hoy por hoy estas no inquietan a la monarquía española.
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