Hacia una España Mejor

jueves, febrero 07, 2013

Desde mi dura experiencia

Nueve de mayo de 2010, una hora treinta minutos de la noche. No sé que fue lo que me despertó, pero de pronto sentí que se me escapaba el aire y que me iba asfixiando por mucho que intentara respirar con más fuerza. De inmediato me di cuenta de que la cosa era grave y le dije a mi esposa que avisara a mi hijo mayor que habita en un chalé junto al mío. Cinco escasos minutos tardó mu hijo en llegar y aún pude subir al coche por mi propio píe. Aguanté semiinconsciente e intentando respirar, unos cinco minutos más quedando inconsciente antes de llegar al Hospital General de Elche, ciudad en la que resido. Desde que salimos de casa hasta llegar al centro hospitalario transcurrieron unos diez minutos. Ingresé en el servicio de urgencias con paro cardiaco, prácticamente y como solemos decir, “más allá que aquí”, y tuve la suerte de que pudieron reanimarme y me prepararon, entubaron, para poder trasladarme al Hospital Universitario de Alicante. En la ambulancia me acompañaron dos médicos y una enfermera. La cosa era bastante seria, un infarto agudo de miocardio, hasta el punto de que desde el hospital de Elche dieron aviso al de Alicante para que estuvieran preparados. Tan precario era mi estado que algún miembro del equipo que me iba a operar pensó que si me operaban podía morir. Tuve la enorme suerte de que esa noche estaba de guardia un cirujano cardiólogo, don Antonio García Valentín, para mí un “figura” dicho sea con el máximo respeto, con el mejor sentido de la palabra y con el cariño que siento por él, le debo mi vida, que dijo que me iban a operar, advirtiendo a mi familia, mi mujer y mis cinco hijos allí presentes, que la cosa era a vida o muerte. Todo salió bien y aquí estoy, con mis once pastillas diarias, pero haciendo una vida totalmente normal, dentro de lo que es normal después de haber padecido un serio infarto agudo de miocardio. Pero no me quejo, al contrario, muy contento de estar con los míos y en este mundo cruel que no sabes lo bonito que es hasta que has estado a punto de dejarlo. Me he atrevido, querido lector, a aburrirle con mi historia porque en estos días a los responsables autonómicos del Partido Popular, entre ellos a los de la Comunidad Valenciana, les ha dado por cerrar centro de urgencia nocturnos, teniendo que desplazarse los que sufran por la noche cualquier dolencia, como la que yo padecí, a otro centro situado a 25 o 40 kilómetros de distancia de donde viven a los que se puede tardar en llegar media hora o más. Esto, a los que hemos sufrido estos percances nos pone la carne de gallina sólo al pensar lo que nos hubiera podido suceder. De Elche a Alicante hay una distancia de 27,4 Kms. que se tarda en recorrerlos unos 25 o 30 minutos, yendo a una velocidad más bien alta. Si en mi caso empleamos diez minutos en llegar al hospital de Elche y llegué prácticamente muerto, me cuenta mi esposa que los que salieron corriendo a recogerme se asustaron al ver mi estado y eso que se supone que por su experiencia profesional están curados de espanto, no quiero pensar si esto me hubiese ocurrido en un pueblo donde no hay servicio de urgencias nocturno donde te puedan aplicar los primeros auxilios y tienes que estar media hora o más en la carretera para llegar al pueblo donde se presta el servicio de urgencias nocturno. A estas alturas puede que mis cenizas estuvieran esparcidas en algún punto determinado. Digo esto por lo que está diciendo la presidenta de Castilla-La mancha, María Dolores de Cospedal, que ha cerrado más de veinte centros de urgencia nocturna de otros tantos pueblos castellano-manchegos y que se permite justificarlo afirmando con toda frivolidad y desvergüenza que esto supone una mejora asistencial y que las urgencias son un despilfarro. También desde el Gobierno se dijo que con la Reforma Laboral junto con el abaratamiento del despido, se crearía más empleo y desde entonces hay 600.000 parados más. La mentira y el engaño presidente todos los actos de la derecha. ¿Cuántos se van a quedar por el camino durante el traslado desde el pueblo donde reside hasta llegar a aquel otro en que se halla el centro de urgencias nocturno? Pero claro, esto a la señora Cospedal le preocupa poco, ya sabemos lo que para el Gobierno del Partido Popular vale la vida de una persona: 4.300 euros a pagar en dos años. Seis euros diarios. Cuento mi experiencia, mi dura experiencia, por si sirve de algo para ayudar a evitar que se sigan cometiendo por parte de algunos gobernantes descerebrados estos desmanes que atentan contra la vida de las personas.