Lo que no dijo Aznar
A la largo de la entrevista que se le hizo a Aznar en Antena 3Tv, el expresidente del Gobierno puso especial énfasis en señalar que durante su mandato fue extremadamente meticuloso en la presentación de sus cuentas, manifestando que todos los años que estuvo al frente del Gobierno pagaba una renta del 10% de su retribución como presidente por vivir en al Palacio de la Moncloa, unos 600 euros mensuales, teniendo en cuenta que su sueldo fue primero de 72.000 euros anuales y después de 78.000 euros, lo que supone que pagaba unos 7.200 euros anuales durante los años que vivió como “inquilino” en el palacio que suelen ocupar los presidentes del Gobierno de España, 7.200 euros anuales, 600 euros al mes, por habitar en una vivienda de 32.064 metros construidos, menos, muchísimo menos, de lo que muchos españoles pagan por un piso de 90 o menos, metros cuadrados. En cualquier caso ningún presidente anterior o posterior creo que haya pagado renta alguna porque además se ve obligado, por motivos de seguridad, a vivir en dicho palacio. Fue una “farolada” del expresidente del Gobierno, “farolada"” que no le costó mucho dinero a lo largo de ocho años.
Dentro de su intención de mostrarse responsable ante los bienes del Estado, dijo también que en La Moncloa “entraba” diariamente un sobre con 300.000 de las antiguas pesetas y que el cortó esa costumbre nada más hacerse cargo de la presidencia. Al parecer esto era una norma establecida desde los tiempos de Adolfo Suárez, lo que no dijo Aznar era el uso que se le daba a ese dinero, seguro que lo sabe, pero queda mucho “mejor” dejando que cada español piense lo que quiera.
Pero ese extremismo tan austero de Aznar queda bastante en entredicho en tanto en cuanto no mencionó para nada porque aquello de gastarse 1,6 millones de euros, 266 millones de las antiguas pesetas, de los contribuyentes como pago a un prestigioso bufete de abogados USA, bufete por el cual acaba de “fichar” Aznar, dándonos una sorpresa pues no dijo en la entrevista que esto se iba a producir al día siguiente de celebrada la misma, para que este despacho le gestionase la concesión de la medalla del Congreso de los Estados Unidos, que por lo visto no se concede por meritos civiles ni políticos pero si a aquellos que sueltan la “pasta”. Por cierto, la medalla, después del gasto, no se la “vendieron”. A estas altura no creo que a nadie le haya pasado desapercibido el narcisismo, el egocentrismo y el “ombliguismo” de Aznar, esto es algo en lo que cualquiera se da cuenta nada más ver como habla y como lo expresa con los gestos. El “capricho”, no satisfecho, pero sí pagado, de Aznar nos costó a los contribuyentes un buen pico. Tampoco nos dijo nada sobre lo que costó a los españoles la movilización de nuestras tropas con motivo de la guerra de Iraq, un gasto innecesario pues a España no se la había perdido nada en Iraq, el que sí lo perdía era su amigo Busch y sus protegidos los petroleros. Estas y otras muchas cosas más fue a las que Aznar no se refirió. Aznar dijo lo que le interesaba para dar satisfacción y rentabilidad a su ego personal.
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