Un trabajo mal compensado
El pasado día 24 la prensa publicaba una información basada en la denuncia de la Coordinadora de Plataformas de la Dependencia, la cual refiriéndose a la Comunidad Valenciana denunciaba que 14.000 dependientes de la provincia de Alicante han muerto sin recibir la prestación de la Generalitat y que lo que a los fallecidos les correspondía como ayuda no puede ser cobrado por sus herederos que sin duda alguna afrontaron el gasto económico que supuso cuidar a estas personas dependientes a la espera de que el Consell valenciano les hiciera llegar el dinero que les correspondía, pero el Consell se ha negado y esta negativa ha sido respaldada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJ) nada extraño si tenemos en cuenta que los jueces andan últimamente muy ocupados en juzgarse unos a otros. Esto me recuerda aquellas palabras de Dios a Noé cuando prometió a este último que no habría otro cataclismo como el Diluvio Universal para castigar a los humanos ya que se había dado cuenta de que la humanidad se bastaba para destruirse a sí misma. Eso está pasando en la Administración de Justicia.
Pero me estoy saliendo del asunto. El caso es que según la información periodística son 35.000 en total las personas dependientes que han fallecido en la Comunidad Valenciana y que en lugar de recibir la ayuda económica han recibido un visado para desplazarse al “más allá”. La citada plataforma asegura que en la actualidad hay 5.000 personas en la provincia de Alicante y alrededor de 13.000 en toda la Comunidad Valenciana las que están a la espera de que la Consellería de Bienestar Social resuelva la tramitación de la ayuda.
Todo lo señalado anteriormente ha servido para que haya gente que se ha atrevido a criticar la gestión económica del Gobierno valenciano comandado por Alberto Fabra, cuando en realidad no se trata de otra cosa que de ser austeros en el gasto y a través de ello bajar el escandaloso endeudamiento que tiene la Comunidad Valenciana, gracias a la “excelente” gestión económica de Zaplana, Camps y actualmente de Fabra. Todo es cuestión de paciencia, de esperar a que la gente se muera. Ya han sido unas 35.000 desde 2007 hasta hoy a las que posiblemente se unan otras 13.000. No me negarán que el ahorro merece la pena. Claro que por no sé qué, al menos yo no lo sé, Fabra no consigue bajar el esquizofrénico endeudamiento que está asfixiando a la Comunidad Valenciana, al contrario, cada día que pasa aumenta más, esto parece una maldición divina y mira que Fabra se está esforzando por sacarnos a los valencianos de este enorme socavón económico, aunque creo que le servirá de consuelo el poder “presumir” de haber colocado a la Comunidad en el pelotón de las autonomías más pobres de España, no obstante pienso que nunca llegará a ascender, ni tan siquiera a jugar el Play Off de ascenso. El caso es que un total de 124.000 hogares de la Comunidad viven sin ingresos y que la renta por habitante ha caído 1.200 euros, esto sin tener en cuenta que en lo que respecta a la provincia de Alicante la tasa del paro es del 30%. Mientras tanto en las Cortes Valencianas sus diputados disfrutan de meses y meses de “vacaciones” porque Fabra no se atreve a personarse en las mismas ya que la verdad sea dicha ¿qué les va a contar a sus señorías?
No obstante y a pesar de todo, Fabra ha asegurado que el PP remontará para reafirmarlo ha dicho que “no es cuestión de datos sino de olfato”. O sea que de pronto los valencianos descubrimos que tenemos como presidente a un indio Sioux o a un émulo de Sherlock Holmes, vamos que tenemos una especie de sabueso, y no lo digo en lo referente al género perruno, sino como dice el diccionario, a “una persona hábil para investigar o seguir el rastro de alguien o algo”. Parece ser que el sentido del olfato lo tiene bien desarrollado. Si le va mal lo de la política siempre se podrá emplear como agente policial para detectar todo aquello que los delincuentes, especialmente los dedicados al narcotráfico, intentan pasar escondiéndolo en los lugares más insospechados.
Con esto de los impagos a los dependientes creo que se pone de manifiesto que la gestión económica de Fabra es aceptable. Lástima que su “trabajo” no se vea compensado con la comprensión de los valencianos. Una verdadera pena. ¡Qué ingrata es la gente!
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