martes, enero 26, 2016
A Mariano Rajoy, no le cuadran los números, o sí, según se mire. Así lo ha manifestado a través de los medios de comunicación y por ello ha declinado la propuesta del Rey para que forme gobierno.
Desde que se diera el resultado electoral que se dio el pasado día 20 de diciembre de 2015 y también semanas antes, Rajoy no ha hecho más que intentar meterle el miedo en el cuerpo a los españoles insistiendo una y otra vez sobre la situación caótica que se podría dar si se diera una coalición de partidos, según él radicales, para gobernar el país, más recientemente insiste en que la única opción de Gobierno moderado que se puede dar es la que ofrece y también según él, representa el Partido Popular.
Si lo que Rajoy entiende por moderación es lo que ha hecho su Gobierno estos cuatro últimos años, se puede asegurar sin margen de error que si la moderación se fundamenta en las dos funestas reformas laborales impuestas por él, la reducción salarial, la reducción de los plazos e indemnizaciones por despido, el irrisorio aumento de las pensiones, la baja del poder adquisitivo de trabajadores y pensionistas, la caída de la calidad en Sanidad y Educación, la reducción del gasto social, el desamparo en que se ven las personas dependientes, etc., etc., en definitiva podemos comprobar cómo la opción moderada de Rajoy se concreta en la caída del Estado del Bienestar tal y como lamentable y desgraciadamente estamos sufriendo día a día.
Si el carácter moderado del Gobierno de Rajoy se sustenta y se caracteriza por el escandaloso aumento, en estos últimos años, de los casos de corrupción, un verdadero desmadre, raro es el día en que no sale a la luz un nuevo episodio, con nuevos rostros de golfos, sinvergüenzas, caraduras y ladrones de guante blanco, se puede decir que la “moderación” es total. Sólo quedaba libre de “pecado” la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría al no haberle surgido ningún corrupto entre los cargos de confianza nombrados por ella, como les ha ocurrido a Rajoy, Aguirre, Der Cospedal y otros y ahora mira por donde le ha tocado el turno y en un asunto de verdadero escándalo. Creo que lo de la moderación a la hora de gobernar es mera fantasía ya que la realidad pura y dura es de verdadero bochorno.
Sigue insistiendo Rajoy en su vieja cantinela de que debe ser el partido más votado en el forme gobierno cuando la Constitución Española (CE) deja muy claro en su artículo 99.1: “Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta a los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno”. Así de claro. En ningún momento, ni por asomo, se da a entender que se nombre presidente a quien el Rey ha propuesto, eso es el Pleno del Congreso quien lo tiene que decidir. Si Rajoy quiere que gobierne el partido más votado que modifique o reforme la CE, pero como es por todos sabido éste no está por esta labor. Ocasiones ha tenido la derecha para modificar la CE y no lo ha hecho. Ahora no es momento para lamentarse.
En cualquier caso a Rajoy no le salen los números y todos sabemos por qué se ha quedado más solo que la una. Han sido cuatro años de gobierno ninguneando, despreciando, maltratando al resto de formaciones políticas haciendo y deshaciendo a su antojo. Han sido cuatro años de prepotencia y soberbia, pretender, casi exigir, que aquellos a quienes ha despreciado constantemente le apoyen es una muestra más de egocentrismo y falta de respeto.
martes, diciembre 22, 2015
Ahora hay que pactar
Finiquitado el bipartidismo en España da como resultado el que a partir de ahora hay que recurrir a los pactos para que cualquier formación política pueda obtener la mayoría suficiente para poder acceder a gobernar.
Los resultados del 20D han sido determinantes y la verdad sea dicha no han dejado un panorama muy ilusionante ni para PP ni para el PSOE, sobre todo para los populares que han sido los más votados. Es evidente que a la hora de pactar con otras fuerzas políticas Rajoy lo va a tener muy complicado, las posibilidades de llegar a un entendimiento con tan variopintas como complicadas. Para que el partido de la derecha consiga esa mayoría de 176 escaños que se precisan para poder gobernar se vería obligado, necesariamente, a pactar con Ciudadanos que ha obtenido 40 escaños que añadidos a los 122 que ha conseguido el PP sumarían 162 diputados con lo cual le faltarían 14 para conseguir la mayoría absoluta. La cosa la tiene mal, muy mal, pues esos 14 tendría que conseguirlos con el aporte de los partidos de la derecha separatista, vascos, PNV, con 6 y catalanes, Democracia y Libertad, antigua CiU, con 8. De antemano dejo fuera a ERC con 9 diputados porque para llegar a un acuerdo PP-ERC habría que rizar el rizo, vamos digo yo, que cosas más rara se han visto y veremos, en política. No olvidemos aquellas palabras de Aznar cuando, forzado por Pujol, se vio obligado a declarar púbicamente que él hablaba catalán en la intimidad. A todo esto hay que tener presente la negativa de Ciudadanos a pactar con quien tenga alguna relación con los separatistas y si a esto le añadimos el hecho de que se repita la imposición, la exigencia, del partido de Albert Rivera a Susana Díaz, cuando para prestarle su apoyo puso como condición inexcusable la dimisión de Chaves y Griñán por su responsabilidad política en el caso de los ERE de Andalucía, no sería nada extraño que exigiera al PP lo mismo centrando el caso en Rajoy y Esperanza Aguirre, por su responsabilidad política en el caso Bárcenas, Gürtel, Púnica y otros, donde esa responsabilidad está más que probada. No obstante puede que Ciudadanos no plantee a los populares tal exigencia ya que no lo hizo, como lo hizo en Andalucía, para dar su apoyo a Cristina Cifuentes en la Comunidad de Madrid donde la corrupción en las filas del PP es más que notoria, pero por lo visto los caminos por lo que discurre Ciudadanos con como los del Señor: Infinitos e inescrutables. No obstante la ingenuidad nos puede llevar a pensar que Albert Rivera exija dimisiones al Partido Popular para darle su apoyo, aunque lo dudo y mucho. Repito que ya pudo hacerlo en Madrid y no lo hizo. La cosa está complicada, ahora sí se puede decir no que han ganado todos, como se solía argumentar, cuando por el contrario han perdido todos. El pluripartidismo ha vencido al bipartidismo. Que sea para bien. Es de esperar que esto sirva para que España se ajuste más a la realidad.
miércoles, diciembre 09, 2015
El audífono
EL CRISOL
Título: El audífono
Lo sé, puede parecer una tontería o una manía sin fundamento alguno, pero desde que hace varios días leí que se había aplazado el juicio de Díaz Ferrán por la estafa del caso Marsans, ando obsesionado con una pregunta que me formulo y que me ronda por la mente hasta convertirse en algo que está dificultando el desarrollo normal de mi cotidiana forma de vida.
El caso es que el aplazamiento al que me he referido anteriormente fue motivado por la circunstancia del mal funcionamiento del audífono que usa Díaz Ferrán dado lo cual no podía escuchar con la debida claridad el desarrollo del juicio. Vamos, que el probo ciudadano no se enteraba de nada. El caso es que el juicio ha sido suspendido hasta el próximo mes de enero y se podría asegurar que se trata de un alegato un tanto atípico, yo más bien lo definiría como una treta, para alargar el proceso que como es sabido y en ocasiones, suele dar buenos resultados a la defensa para aplazar la condena y entrada en prisión de su cliente. No acabo de entender esta decisión judicial y que se tenga que posponer dos meses el juicio cuando con una buena limpieza del cerumen que se haya podido acumular en el aparato auxiliar o a lo mejor con un cambio de pilas o simplemente con un buen lavado de oídos a Díaz Ferrán la cosa se habría podido dejar de hoy para mañana. El motivo puede ser higiénico o de naturaleza energética, eso está claro.
Ante esto, y motivado por el deseo de quitarme esa obsesión que me desasosiega formulo la siguiente pregunta por si alguien, algún jurista, me la pudiera responder: ¿En el supuesto de que desde muchos días antes de celebrarse el juicio el encausado llevara varios días sin llevar a cabo sus necesidades fisiológicas y se diera la circunstancia de que estando en la sala de repente le viniera el “apretón” en pleno desarrollo del juicio con lo cual la cosa podría ser bastante desagradable, no sería conveniente fijar la fecha del juicio para el primer día hábil, es decir el siguiente en que hubiera tenido lugar la “puesta al día” en sus funciones fisiológicas? No sé si esto, al igual que lo del audífono, pudiera ser causa de aplazamiento de un juicio pues considero que al igual que se viene detectando al paso de los días la situación de falta de “evacuación” también se puede dar el caso de que el audífono vaya perdiendo potencia días antes de la fecha fijada para el juicio y proceder a ponerle remedio a la cosa.
Dicho lo anterior y dejando a un lado ironías y recochineos se puede decir que esto es una muestra más de que en estos tiempos hay dos cuestiones que nos llevan a pensar que en nuestro país existen causas objetivas de dos hechos distantes pero no tan distintos, ambos no son otros que a los españoles nos resulta igual de complicado y farragoso entender el funcionamiento de la Administración de Justicia que el contenido de la factura de la luz.
En cualquier caso se puede afirmar que los casos Bankia, Rato, Bárcenas, Gürtel, Púnica y Brugal, entre otros, y a la vista de lo que acontece, ya no son tales casos sino un verdadero galimatías a los que no se les ve salida alguna. Mucho menos entrada. Me refiero a entrada de sus protagonistas en la cárcel.
miércoles, diciembre 02, 2015
La Constitución no tuvo madre
Las Leyes Fundamentales del Franquismo fueron derogadas por la Constitución Española al ser aprobado su contenido por la mayoría de los españoles el 6 de diciembre de 1978. Ciento sesenta y nueve artículos, algunos de ellos con un contenido muy extensos que ocuparon 27 páginas, venían a sustituir a los exiguos 36 artículos del Fuero de los Españoles. La amplitud del contenido de la Carta Magna venía a despertar muchas ilusiones y esperanzas entre los españoles como preludio de una sociedad mejor y sobre todo por que suponía un importante punto de arranque para llegar al Estado del Bienestar, que con las leyes franquistas estaba no ya bloqueado sino encadenado y por tanto con nulas posibilidades de comenzar a marchar.
Es evidente que cuando la Constitución del 78 está en vigor desde hace 36 años, todo lo que en ella se contiene tanto en derechos como en deberes, dista mucho de haberse cumplido. Hasta tal punto es así que da la impresión, bastante real, de que los llamados los “siete padres de la Constitución”, sus siete ponentes no repararon en que eran muchos artículos y que a todos ellos por causa de sus distinta naturaleza deberían darles vida, una función real que llegara a satisfacer todo lo que tanto en derechos como deberes venían demandando los españoles desde hacía más de 40 años. La verdad es que han pasado ya 36 años, casi 37, y muchos de esos derechos no han alcanzado ni tan siquiera los mínimos objetivos que se plasmaron en el texto del entramado y variopinto contenido y ya va siendo hora de que lo que se recibió como algo muy positivo y fundamental para el desarrollo de la sociedad española en todo su conjunto vaya siendo ya algo tangible, algo que podamos tocar y disfrutar.
Estamos a bastante distancia de cumplir el contenido del artículo 47 sí, ese que nos dice que todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna. Tampoco se cumple el artículo 35, el que nos habla de que todos los españoles tienen derecho al trabajo. Cuando hablamos de la Sanidad (artículo 43) ya vemos en que lamentables condiciones asistenciales se encuentra, hay que recordar a los enfermos de hepatitis C y a otros que también sufren graves dolencias y cuyo tratamiento resulta económicamente muy costoso y no hablemos del copago. O cuando se dice que todos los españoles tienen derecho a una educación (artículo 27) gratuita en los niveles obligatorios y a estas alturas los padres se tienen que gastar un dinero que no tienen para dotar a sus hijos de los libros y resto del material escolar que precisan. El artículo 39 nos habla de la atención a las familias y actualmente hay más de 1.800.000 familias con todos sus miembros en paro y más de 800.000 hogares donde no entra un solo euro. Y qué decir del gastos social, un gasto prioritario y cuya preponderancia la ha perdido por la reforma, única reforma constitucional, aprobada en tres días por PP y PSOE, concretamente el artículo 135 que antepone el pago de la deuda pública a la atención a las personas necesitadas. Los artículo 14 y 21 nos hablan de las libertades y en lugar de hacerlas efectivas para que el ciudadano se sienta verdaderamente libre, el Gobierno aprueba leyes a cuál de ellas más coercitiva en cuanto a sanciones penales y económicas y además de tipo administrativo, un policía local te puede “encajar” una malta de 30.000 euros hasta 600.000, que solo afectan a los ciudadanos que merecen vivir en libertad y que por el contrario los defraudadores, los ladrones de guante blanco, los corruptos, que ya son legión, campan a sus anchas.
Se “fríe” a los ciudadanos con impuestos para mantener instituciones como el Senado y las diputaciones provinciales que está más que demostrado, lo estamos viendo día a día a lo largo de estos últimos 36 años que no sirven para nada y que a los contribuyentes nos cuestan bastante miles de millones de euros. Estas instituciones son geriátricos de lujo, son una especie de balnearios o casas de reposo o relax en donde ingresan a todos aquellos que ya no les son de mucha utilidad a sus partidos políticos. Yo creo que estamos bastante defraudados ante las esperanzas que pusimos en nuestra Constitución. Justo es reconocer que ha habido unos años en que se estaban cumpliendo muchos de las mandatos constitucionales, pero cierto es también que todo eso se ha venido abajo en estos cuatro últimos años. Ni vivienda, ni trabajo, ni sanidad, ni educación, ni atención social, ni libertad, todo lo contrario, ha nacido la ley mordaza, y los senadores y diputados provinciales siguen chupando del bote sin hacer absolutamente nada que contribuya a mejorar las cosas.
Considero que la Constitución no necesita una gran reforma, lo que verdaderamente se precisa es hacer realidad lo que en ella se mandata y eso no es tan complicado, las directrices hace 36 años que se marcaron solo falta cumplirlas.
La Constitución, el problema que yo le veo, es que nació sin madres, solo tuvo padres y es evidente que los padres son menos atentos a la hora de atender adecuadamente a los hijos de lo que en realidad lo es una madre que ha cuidado a su hijo desde que lo gestó en sus entrañas hasta que lo sacó al mundo. Sí creo firmemente que los partos para que salgan bien tienen que protagonizarlos las mujeres. Ellas, con su maternidad siempre responsable, su sensibilidad y con su instinto maternal, nunca engañarán a sus hijos.
miércoles, noviembre 25, 2015
Nuevos políticos. Nuevas formas.
Los habitantes de la caverna tanto política como mediática andan estos días rasgándose las vestiduras por la actitud de los nuevos personajes que han aparecido en la escena política española y en los cuales se observa una actitud de cercanía, de empatía, de compromiso y de solidaridad con los ciudadanos, todo lo contrario de lo que hasta hace poco se carecía en la forma de hacer de la clase política de este país cada vez más encorbatada, trajeada, montada en coches oficiales y refugiada en los despachos o clavados en sus escaños y por tanto alejada de la realidad social y económica de los españoles.
Estos cavernarios se escandalizan al ver como unos alcaldes, concejales e incluso presidentes de CC AA, se oponen con su presencia a que la policía lleve a cabo un desahucio o se ponen al frente de una manifestación o concentración ciudadana en defensa de sus derechos y libertades, son los representantes directamente elegidos por el pueblo y por tanto tienen la obligación de estar junto a él en todo aquello que pueda afectarle y que de hecho le afecta, negativamente.
Estos trogloditas ponen el grito en el cielo argumentando que todo debe seguir el cauce legal por la vía política, cuando la historia, la larga historia, nos ha demostrado que jamás las personas han alcanzado altas cotas de bienestar como consecuencia de una iniciativa política en la que con anterioridad no haya habido presión popular de algún tipo. Los grandes logros sociales y económicos, el mayor o menor grado de bienestar, así como la salvaguarda y el derecho a las libertades individuales se han gestado o engendrado en la calle, en las fábricas, en los distintos lugares de trabajo, en los medios estudiantiles y en los casos de hambre, miseria y totalitarismo, echándose al monte. Pocos son los logros conseguidos por iniciativas parlamentarias o gubernamentales y los que se han obtenido han sido, la gran mayoría de ellos de poco calado y de menor incidencia en lo que a la consecución de una mejor calidad de vida se refiere. Lo normal, que debería serlo pero no lo es, es que las cosas, las cosas buenas y positivas para todos, se consigan desde la desde la racionalidad, la mesura y el buen entendimiento y no desde la protesta popular, fruto del descontento general, como lamentablemente viene sucediendo porque la clase política está en otras cosas que le afecta en lo personal, olvidándose de que hay millones de personas que lo están pasando mal, muy mal.
Estos reaccionarios, tan reaccionarios como cavernarios, se “sublevan” por la aplicación de las nuevas formas y modos de hacer en política van, según ellos, contra la ley sin reparar, bueno, sí se dan cuenta, pero no quieren reconocerlo públicamente, en que cuando se produce cualquier movimiento social es porque la sociedad, en su inmensa mayoría, ha advertido que determinada norma va en contra de sus legítimos derechos e intereses, estos carcas lo saben pero hacen oídos sordos a las legítimas quejas y reivindicaciones de la ciudadanía. En lo que a mí respecta yo no conozco precedente alguno que confirme que una norma haya sido promulgada, reformada o derogada por pura iniciativa política sin que, como antes he dicho, haya habido protestas y movimientos en la calle. Lamentablemente y repito lo dicho, los políticos, los que hasta ahora ha habido, solo, en gran mayoría, ha habido excepciones, han actuado bajo presión. El pueblo es quien siempre ha escrito la partitura y al final ha sido el Gobierno de turno quien le ha puesto l música. Eso sí, cuando ya no le quedaba otra salida.
Sí, las normas se pueden cambiar, hasta las más longevas, voy a poner un ejemplo que demuestra que esto es así y que estas centenarias leyes se pueden derogar cuando los ciudadanos, en este caso los españoles, se dan cuenta que de que determinada ley les perjudica y que realmente no sirve para nada con los nuevos tiempos. Todos recordamos que la ley que amparaba el servicio militar obligatorio fue derogada hace ya casi quince años, en el año 2000, después de 165 años en vigor, y que desde luego esa decisión no fue una dádiva que el entones presidente del Gobierno, José María Aznar, concedió a los jóvenes españoles, no lo fue en absoluto, fue como consecuencia de la constante protesta de los declarados y conocidos como “insumisos”, de los “objetores de conciencia” y de los movimientos pacifistas, después de décadas de protestas, de manifestaciones callejeras, de encadenamientos, de sufrir sanciones penales y de tener que prestar el servicio militar sustitutorio. Así de este modo se ha conseguido siempre el promulgar leyes justas y derogar o modificar las injustas. El método a emplear es antiquísimo y lleva camino de seguir siéndolo. Es de esperar que con los nuevos políticos, con las nuevas formas, todo cambie a mejor.
miércoles, noviembre 18, 2015
Preocupación por el empleo
En ocasiones lees una información o una noticia periodística y así a primera vista no le das la importancia ni le prestas la debida atención porque el contenido te parece tan intrascendente como irrelevante, pero siempre hay algún elemento extraño que hace que vuelvas a leerlo y entonces te das cuenta de que sí es importante lo que en esa información o noticia se dice.
Hace unos días leía que el presidente de la CEOE, Juan Rosell, abogaba por “relajar” los derechos de los empleados fijos. Lo primero que me vino a la mente y más aún fijándome en la palabra “relajar” era que lo que el presidente de los patronos españoles pretendía, teniendo en cuenta una de las acepciones de este término, no era otra cosa que esparcir, distraer la mente de los empleados fijos de problemas y preocupaciones. Pero no, la cosa no iba por ahí, sino por el lado contrario, lo que Rosell pretende es aumentar los problemas y preocupaciones de los trabajadores con contratos indefinidos. Había un apartado en dicha información en lo que el máximo mandatario de la CEOE decía, muy claramente, que “hay once millones de trabajadores indefinidos que tienen ‘muchos derechos’ en comparación con ‘los muy pocos o prácticamente ninguno’ de los cuatro millones de trabajadores temporales”. En esa primera o ligera lectura hecha en un principio se podía llegar la errónea conclusión de que Rosell está por la igualdad “al alza” es decir que las diferencias entre los trabajadores fijos y los temporales no sean tan abismales, pero no, leída con la debida atención podíamos percatarnos sin error alguno de que lo que Rosell pretende es que sean los trabajadores con contratos fijos los que vean relegados sus derechos o sea, que sean los trabajadores fijos los que pasen a la condición el temporales aumentando por tanto el número de estos últimos lo que equivale al aumento de la precariedad laboral cuando lo que se corresponde es alcanzar la máxima estabilidad y seguridad en el empleo. Lo que no acabo de entender es ese trato entre malvado y taimado que con tanta insistencia pone de manifiesto el patrón de patronos considerando a los trabajadores como sus enemigos cuando en realidad son sus colaboradores. Una colaboración mutua que beneficia en mayor medida, mucho mayor, a los empresarios que a los trabajadores.
Otra de esas noticias que en principio no nos dicen nada, se produjo también hace unos días cuando los medios de comunicación nos daban cuenta de que la iniciativa del BBVA, “Yo soy empleo”, había logrado crear 10.000 nuevos puestos de trabajo en dos años entre las pymes y a los autónomos adheridos al programa, mediante ayudas económicas a empresas y autónomos. El BBVA se ha mostrado más que satisfecho por estos resultados. Esta iniciativa del banco en cuestión sería perfecta, muy loable y muy encomiable si no tuviéramos presente el hecho del cierre de miles y miles de sucursales de esta entidad que han sido clausuradas en estos siete últimos años con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo por este motivo y por el hecho de haber reducido plantillas en otras, algo que viene siendo habitual en la actualidad.
No, no hay preocupación por el empleo. Está claro que en el caso de Rosell se trata de culminar con un cierre “perfecto” la reforma laboral de Rajoy o sea, acabar con el empleo fijo y en el caso del BBVA acabar con los remordimientos de conciencia.
miércoles, noviembre 11, 2015
¿Qué hubiera sido de Goebbels?
Aunque sé que nunca es agradable resucitar a los fantasmas del pasado, me voy a permitir la licencia de referirme a un personaje que desarrolló una trágica pero importante labor en un intento por hacer realidad los delirios de grandeza de un demente llamado Adolf Hitler, me refiero a Joseph Goebbels, ministro de propaganda de la Alemania nazi.
Este individuo cuyo narcisismo era más que notorio, estableció los principios de la propaganda a llevar a efecto y sobre los cuales y con el solo objeto de compararlos con la actitud que la mayoría de los españoles venimos observando en aquellos políticos del PP y tertulianos y comentaristas afines, señalaré algunos de estos principios. Son los siguientes: “Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”. “Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave”. “Toda propaganda deber ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad de las masas es limitada y su comprensión escasa; además tienen gran capacidad para olvidar”. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otras vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto.
Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite lo suficiente acaba por convertirse en verdad”. “Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa”. “Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines” -curioso y coincidente: No hacer mucho que Rajoy dio instrucciones para que se ocupen todos los espacios-. “Llegar a convencer a mucha gente de que “piensa como todo el mundo” creando una falsa impresión de unanimidad”.
Mencionaba al principio el aspecto comparativo a llevar a cabo en esta reflexión, con lo que actualmente estamos viviendo. A diario oímos a políticos del PP y tertulianos afines, por cierto la actitud y los argumentos expuestos por estos pesebristas mediáticos intentando justificar la debacle de la derecha en el pasado 24M ha sido patética, lamentable y vergonzosa todo ello por no saber admitir una derrota dada su innata intolerancia, les oímos, repito, como intentan justificar los recortes que en derechos y libertades estamos sufriendo los españoles, argumentado que con el Gobierno de Rajoy los derechos y libertades se han ampliado. Algunos de estos “justificadores” han sido condenados por los jueces por “empinar” el codo más de la cuenta y llevarse por delante algunos coches correctamente aparcados y otros por mentir y calumniar y a pesar de ello siguen participando en las tertulias. También magnifican el que tener un contrato de trabajo por horas o por días, con un sueldo de hambre, es mejor que nada. Afirman que son tan reales como óptimos los números que nos cuenta el Gobierno y que por tanto la situación económica es buena cuando estos números no se corresponden con los que las familias españolas manejan a diario. La realidad es otra muy distinta y esto es algo que en millones de hogares se palpa diariamente. Según ellos, los españoles estamos pasando por una situación inmejorable. Efectivamente, no se puede mejorar, el Gobierno es incapaz de acabar o paliar la situación de miseria en que nos hallamos. Estos defensores del Gobierno dicen y tienen razón, que el incumplimiento de las leyes es algo muy grave, pero no critican la gravedad que supone el hecho de que el Gobierno apruebe o modifique en sentido restrictivo aquellas leyes que se refieren a los derechos y a las libertades ciudadanas. Esto lo consideran como “muy positivo”. Alaban el que desde el Gobierno se esté llevando a cabo la lucha contra el fraude. Por lo visto luchar contra los defraudadores es haberles concedido una amnistía fiscal. Dese luego hay que reconocer que es una lucha incruenta, donde no ha habido sangre. Todos estos son los mismos que defendieron la decisión de Aznar cuando nos metió en la guerra contra Irak y los que le apoyaron cuando este nos quiso embaucar con lo de la autoría del 11M.
Goebbels fue, sin duda alguna, un mentiroso, un cínico, un embaucador, un manipulador, un estafador de las mentes, un terrorista que atentaba contra la inteligencia de los ciudadanos y en mi opinión estos políticos de la derecha y los tertulianos, cuyos nombre no creo que haga falta mencionar, no le van a la zaga. Sin duda alguna, de no haberse suicidado, Goebbels habría sido juzgado y condenado, con mejor o peor suerte, por el tribunal de Núremberg. Aunque aquí en España la democracia es tan permisiva y generosa que posibilita el que la mentira, el cinismo, la manipulación de las mentes, el insulto y la falta de respeto a la inteligencia de las personas formen parte de lo cotidiano, de lo normal, cuando, obvio es decirlo, ni lo es ni debe serlo.