No estamos solos
Cuando uno oye a Mariano Rajoy, pronunciar reiteradamente su catastrofista discurso sobre lo mal que lo estamos pasando los españoles, siempre tengo la sensación de que hay algo que no me cuadra.
Es evidente que la salida de la crisis se irá produciendo a medida que los distintos países, todos, afectados vayan recuperándose. Esa situación puede ser, en el menor de los casos, en solitario o por grupos, pero siempre escalonadamente. El discurso de un gafe como Mariano Rajoy, lo podemos interpretar los españoles exclamando aquello de: ¡Que desgraciados somos! ¡Esto solo nos pasa a nosotros! Y no, no solamente nos pasa a los españoles, los hay por ahí que están igual o peor que nosotros. No es motivo para acogerse a eso que dice “mal de muchos remedios de tontos”, no, pero si está muy claro que nos recuperaremos a medida y al ritmo que lo hagan los demás. Es evidente que en estos tiempos dependemos todos de todos. Aquí no puede ir nadie por libre.
Rajoy, quiere hacernos creer que los únicos afectados por la crisis financiera y económica, somos los españoles, y cuando uno lee, que, por ejemplo, en la Comunidad Valenciana se da la mayor caída de España del turismo extranjero, que hoteles y playas han perdido 323.000 visitantes en los cinco primero meses del año, uno se da cuenta de cómo están las cosas por el resto del mundo y ahí es donde no me cuadra la retórica del gafe Rajoy. Los turistas extranjeros no vienen a España porque en esta haya crisis económica y de paro, han dejado de visitarnos porque en sus países está ocurriendo exactamente lo mismo que en España, hay paro y poco dinero para gastar en placeres. Este es el motivo principal por el cual han dejado de acudir a pasar sus vacaciones en nuestra tierra, en absoluto se está produciendo esta incidencia por el hecho de la cuantía de los precios, los precios han bajado, eso es más que evidente, pero la realidad es que cuando hay se puede y cuando no hay no se puede, me refiero al dinero claro está. Cuando te das cuenta de que te has quedado sin sal recurres al vecino para que te preste una poca, pero claro, el problema viene cuando el vecino también se ha quedado sin sal. El guiso sale mal. Así de sencillo.
Por tanto ya está bien de las agoreras premoniciones de Mariano Rajoy. En estos momentos no nos vendría mal el que alguien imprimiera un cierto grado de optimismo. Creo que a todos nos hace falta. El pesimismo solo lleva a la depresión y al bloqueo de la mente. En los malos tiempos, y siempre, es cuando hay que tener el ánimo alto y la mente lúcida. Ya está bien de lamentos, lo que se precisa es el aporte de soluciones. El lamentarse nunca ha servido para nada.
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