Decidir sobre la vida de los demás
Acabo de leer en El Plural una información sobre la condena por parte del Colegio de Médicos andaluz, refiriéndose al caso del bebé medicamento, tal y como en su día también hicieron los obispos. Es el caso de los hermanos Andrés y Javier que como es sabido el venir a la vida de uno de ellos salvó la vida del otro.
A uno le cuesta creer que sea objeto de condena el que el nacimiento de un niño pueda salvar la vida de un hermano. No lo entiendo. Por un lado maldicen el aborto invocando el derecho a la vida y por otro condenan el que se de vida a un nuevo ser y que al propio tiempo sirva para salvar la vida a otro.
Para mí lo más lamentable de este manifiesto del Colegio de Médicos andaluz es que se diga que es “una técnica al servicio de la violencia” porque “otorga a unos seres humanos la capacidad de decidir sobre la vida de otros”. No entro a comentar estas afirmaciones pero sí decir que en su día, cuando tres descerebrados decidieron en las Azores que había que invadir Iraq, no vi, al menos yo no lo vi, ningún manifiesto del Colegio de Médicos andaluz condenando dicha invasión en la que Bush, Blair y Aznar demostraron que sí se “puede tener capacidad para decidir sobre la vida de otros” de eso hay constancia a diario en las calles de algunas ciudades iraquíes sobre todo en Bagdad.
El colegio de médicos andaluz condena, y la Iglesia también, el caso del bebé medicamento. La Iglesia “condena” hasta tal punto que cuando Bush visitó al Papa el 13 de Junio de 2008, Benedicto XVI dio las gracias a Bush por defender los “valores morales fundamentales” y Bush fue uno de esos que tuvieron “capacidad para decidir sobre la vida de otros”. Estos son los “valores morales fundamentales” que tanto agradece el Papa.
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