¿El urbanismo, mata?
El 19 de octubre de 2007, apenas cinco meses después de haber tomado posesión como alcalde de la alicantina localidad de Polop, moría tiroteado Alejandro Ponsoda, del Partido Popular. A este le sustituyó en al cargo Juan Cano, miembro del mismo partido, el cual, según manifestaban los titulares del periódico Información en su edición del pasado 22 de enero, “intentó forzar la dimisión de Ponsoda para controlar todo el urbanismo de Polop”. Asimismo el diario La Verdad en su publicación del 24 de enero, hacía una semblanza del crimen de Fago con el de Polop y entre otras cosas decía: “En cambio, en el crimen de Ponsoda subyace un complot con un trasfondo urbanístico. La Guardia Civil sostiene que su sucesor en la alcaldía, Juan Cano, y el empresario del calzado asentado en Polop, Salvador Ros, se pusieron de acuerdo para eliminar un molesto obstáculo a sus respectivos negocios”. El 23 de enero e incidiendo sobre el mismo caso, el periódico Información titulaba: “La Guardia Civil cree que Juan Cano fue quien pagó por matar al alcalde de Polop”.
Juan Cano, el, según la prensa, presunto autor intelectual del asesinato de Alejandro Ponsoda, fue, como antes he dicho quien sustituyó en el cargo al alcalde asesinado siendo este a su vez, después de su detención, sustituido por María Dolores Zaragoza, la cual ha decidido asumir y gestionar la concejalía de Urbanismo entre ella y dos ediles más de su grupo. Vistos los antecedente y los hechos acaecidos uno llega a pensar si esto de compartir una concejalía, algo que creo inédito, no he oído ni leído que esto se haya producido anteriormente en cualquier otro ayuntamiento, se debe al deseo de la alcaldesa de que haya transparencia en la gestión de esta área municipal, o de compartir responsabilidades, aunque muy bien pudiera ser que se tratara de una cuestión de compartir y evitar riesgos que puedan suponer un peligro para un solo concejal. Recientemente se han publicado unas declaraciones del que fuera concejal de Urbanismo en la época del alcalde asesinado, en las que decía que hubo momentos en los que llegó a temer por su vida.
Sabemos que el Urbanismo municipal “desata pasiones” entre los políticos, ahora bien lo que nunca hemos llegado a pensar es si el Urbanismo mata. Es muy posible que algún día le oigamos decir a algún político eso de: “Yo por el Urbanismo ¡¡mato!!”.
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