Ana Botella
Ana Botella, es esa señora que un 6 de febrero de 2003 vinculó con la inmigración los últimos asesinatos de Madrid para después dándose cuenta de que había desbancado a la Caballé en la cosa del bel canto, debió pensar: “¡Que atrevimiento el mío!” por lo que rectificó y dijo que se había expresado mal. La verdad es que a esta señora le cuesta bastante trabajo expresarse de modo y forma que todos la podamos entender. La pobre es bastante limitada a la hora de exponer o de manifestarse con claridad sobre algo que pueda tener una cierta importancia o repercusión en la opinión pública.
Dicho esto, hay que decir también que los hay que le auguran a esta señora una carrera política brillante, y yo pienso: “Como no le den un baño de plata o de oro lo veo bastante improbable”. Como no, esta señora tenía que decir algo con relación a la visita del Papa, que por cierto creo que viene hoy, día 18, a España, algo he oído decir por ahí, y a este respecto la señora Botella, señora de Aznar, ha dicho una frase lapidaria: “El Papa debe tener la misma libertad de expresión que el indignado de Sol”. Una frase para la historia digna de ser insertarla en esos libros cuyo contenido se concreta en recopilar todas las frases dichas por gente famosa y al que muchos recurren citando alguna de ellas y a su autor aunque no tengan ni “repajolera” idea de quién era y a qué se dedicaba el padre de la frase. Pero siempre queda bien. Yo creo que la señora Botella, no conoce el contenido de nuestra Constitución, los indignados no tienen libertad de expresión, sí tienen todo el derecho, todo el derecho del mundo, a la libertad de expresión que les confiere la Carta Magna, lo lamentable es que ese derecho constitucional se vea, en ocasiones, cercenado por la desafortunada o errática intervención de algún mandatario de turno o de algún responsable policial que, como todo ser humano, se puede equivocar y hurtar ese derecho a la libertad de expresión que todos nos dimos, al menos los que votamos a favor para ratificar el texto constitucional, aquel 6 de diciembre de 1.978.
Por cierto, nada ha dicho la señora Botella, con respecto a los beatos “tolerantes” que, junto con la policía, han reventado la manifestación de los laicos, porque a estos últimos les asiste el derecho a hacerlo, la manifestación era legal, por lo de la visita del Papa, que por cierto, también, choca con el hecho de que a los indignados no se les permitió ocupar la Puerta del Sol por más tiempo sin embargo por la visita papal el centro de Madrid se ha cerrado durante seis días al tráfico rodado ocasionando molestias y perjuicios, pero claro se trata del Papa cuya visita nos dará pingües beneficios, serán espirituales, según cada caso, porque lo que son económicos lo dudo y mucho. Tenemos los antecedentes de la visita a Valencia en julio de 2006 y hoy, en 2011, cinco años después, aún no hemos podido saber que nos costó a los contribuyentes dicha visita. Ni lo sabremos jamás, y esta a Madrid correrá la misma suerte. ¿Si tantos beneficios económicos da una visita del jefe del Vaticano porqué no se hacen públicos los gastos y los ingresos? A lo mejor Ana Botella nos lo puede aclarar.
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