La rosa del azafrán
Según dicen los medios de comunicación, el presidente de la CEOE Joan Rosell, se ha mostrado contrario a las bonificaciones empresariales a la contratación y a favor de los “minijobs” o “minitrabajos”, consistentes en pequeños empleos, de pocas horas de duración, con salarios de unos 400 euros al mes y compatibles con otros puestos de trabajo, que en Alemania ocupan actualmente a 4,6 millones de personas. He confesar que con este lenguaje pseudopolítico que emplea Joan Rosell, me encuentro perdido, no sé lo que quiere decir cuando se refiere a “minijobs”, pienso que se debe referir a que hay que tener más paciencia que el santo Job para encontrar un empleo, lo de “minitrabajos” lo entiendo algo mejor, creo que se refiere a hacer pequeños trabajos con lo cual se evita que el trabajador se rompa el lomo, pero como contrapartida, si tenemos en cuenta que Rosell dota a este tipo de trabajo con un sueldo mensual de 400 euros, el “minitrabajador” pueda acabar muriéndose de hambre. Lo de los 4,6 millones de personas ocupadas en Alemania con esta modalidad de empleo no creo que sea porque el mismo es un empleo de calidad sino por aquello de que menos da una piedra, pero hay que reconocer que tiene una ventaja que no es otra que la de que no se tienen que preocupar por su futuro ya que no tienen porvenir.
El gurú de los patronos ha dicho que “hay que hacer una legislación más pegada a la realidad que la actual, con un coste del despido equiparable a la media europea y sin tantas trabas burocráticas. El sobrevivir administrativamente es muy complicado y costoso. Hay demasiadas leyes que te ponen pegas, y muchas veces no sabes para qué han nacido, si solamente es para tocarte las narices” denunció Rosell. Yo creo que lo que pide el presidente de los patronos es que se promulgue una ley en la que se diga que el empresario puede proceder a despedir a un trabajador con solo el único requisito exigido para ello que el de una buena patada en el trasero del currante.
Rosell, se ha mostrado partidario de facilitar la entrada en el mercado laboral a través de los llamados minitrabajos, aunque esto suponga para los trabajadores el jugar un tiempo en una “división regional” (por eso los sueldos son bajos) en lugar de jugar “en primera”. No dice cual es el sistema para llegar a “primera” si es con liguilla de ascenso o mediante el “play off”. A todo esto recuerdo que hay quien jamás tiene ocasión de salir de la segunda B.
En fin a mí esto de los “minitrabajos” me recuerda aquella célebre canción que cantaban las espigadoras en la zarzuela titulada “La Rosa del Azafrán” y que en una de sus estrofas decía así: “Ay, ay, ay, ay, que trabajos nos manda el señor (el patrón, en este caso Rosell), levantarse y volverse a agachar, todo el día a los aires y el sol…”. Era la única opción que tenían las espigadoras para quejarse por tan duro trabajo y tan poco salario.
El gurú de los patronos ha dicho que “hay que hacer una legislación más pegada a la realidad que la actual, con un coste del despido equiparable a la media europea y sin tantas trabas burocráticas. El sobrevivir administrativamente es muy complicado y costoso. Hay demasiadas leyes que te ponen pegas, y muchas veces no sabes para qué han nacido, si solamente es para tocarte las narices” denunció Rosell. Yo creo que lo que pide el presidente de los patronos es que se promulgue una ley en la que se diga que el empresario puede proceder a despedir a un trabajador con solo el único requisito exigido para ello que el de una buena patada en el trasero del currante.
Rosell, se ha mostrado partidario de facilitar la entrada en el mercado laboral a través de los llamados minitrabajos, aunque esto suponga para los trabajadores el jugar un tiempo en una “división regional” (por eso los sueldos son bajos) en lugar de jugar “en primera”. No dice cual es el sistema para llegar a “primera” si es con liguilla de ascenso o mediante el “play off”. A todo esto recuerdo que hay quien jamás tiene ocasión de salir de la segunda B.
En fin a mí esto de los “minitrabajos” me recuerda aquella célebre canción que cantaban las espigadoras en la zarzuela titulada “La Rosa del Azafrán” y que en una de sus estrofas decía así: “Ay, ay, ay, ay, que trabajos nos manda el señor (el patrón, en este caso Rosell), levantarse y volverse a agachar, todo el día a los aires y el sol…”. Era la única opción que tenían las espigadoras para quejarse por tan duro trabajo y tan poco salario.
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