Del brindis al sol a la milonga
Ya dije en su día en un artículo titulado “Un brindis al sol” que la declaración de algunos notables de la banca y la iniciativa del Gobierno de crear un Código de buenas prácticas para que la banca se acoja de forma totalmente voluntaria y por ello nunca obligada, a las normas que se contienen en dicho Código, era eso, un brindis al sol. De consejos y de declaraciones de buenas intenciones estamos ya al cabo de la calle por no decir más que hartos.
El Código de buenas prácticas, su contenido, no deja de ser un parche y nunca una solución para evitar que las familias que han sido desalojadas de sus viviendas por no poder hacer frente a los pagos de la hipoteca, tengan que seguir pagándola. Está claro que el Gobierno ha pasado de crear una norma de cumplimiento no obligado, lo que yo en su día califiqué de brindis al sol, a una milonga, por lo que dicho Código roza la mentira y el engaño. El objetivo de lograr la dación en pago está tan lejos como antes, en esto no se ha avanzado nada cuando es algo que desde el Gobierno se debería haber tomado como una cuestión de justicia y por tanto de absoluta prioridad y que no siga siendo lo más parecido al asalto de una ciudadela donde después de conquistarla y saquearla dejando a los vecinos sin sus bienes, encima tienen que pagar tributos al saqueador. Creo que todos nos hemos sentido defraudados con esta decisión gubernamental porque esperábamos algo que verdaderamente nos librara de una situación de abuso totalmente incomprensible. El hecho de que esta norma se recomiende el aplicarla a aquellas familias con todos sus miembros en paro y sin ningún tipo de ingresos sola afecta a los que han traspasado el umbral del hambre y se encuentra en plena indigencia. ¿Cómo van a seguir pagando después de ser desalojados? A estas familias desgraciadamente les importa poco el que les penalicen. A esto se le puede aplicar la célebre frase de Groucho Max que dice: “Empezamos de la nada y estamos en la miseria”. Con lo de estar todos los componentes de la familia en paro y no tener ningún tipo de ingresos quedan excluidas muchas familias en situación de necesidad.
Está claro que las reformas que hay que acometer, esta si sería una reforma “buena y justa”, como calificó Rajoy a su Reforma Laboral, en materia hipotecaria debe de articularse mediante normas de obligado cumplimiento y no sobre recomendaciones con espíritu voluntarista. Lo que se corresponde es una propuesta integral, porque la cuestión no sólo es evitar que la gente tenga que seguir pagando, aún después de haber entregado la casa, la cuestión es evitar que se llegue a la situación de perder su vivienda. Lo que realmente se corresponde es conseguir que quien ha recibido un préstamo, actuando de buena fe y se queda sin patrimonio ni ingresos para hacer frente al pago no se quede en la calle.
Está claro que la propuesta “salvadora” del Gobierno corre el riesgo de quedarse en las páginas del BOE por inaplicable. Con esta norma propuesta el Gobierno reconoce que buena parte del sector bancario no la sigue, sencillamente porque si la siguiera no sería necesaria y porque al ser voluntaria ¿determina lo que es bueno y lo que es menos bueno?
El Código de buenas prácticas, su contenido, no deja de ser un parche y nunca una solución para evitar que las familias que han sido desalojadas de sus viviendas por no poder hacer frente a los pagos de la hipoteca, tengan que seguir pagándola. Está claro que el Gobierno ha pasado de crear una norma de cumplimiento no obligado, lo que yo en su día califiqué de brindis al sol, a una milonga, por lo que dicho Código roza la mentira y el engaño. El objetivo de lograr la dación en pago está tan lejos como antes, en esto no se ha avanzado nada cuando es algo que desde el Gobierno se debería haber tomado como una cuestión de justicia y por tanto de absoluta prioridad y que no siga siendo lo más parecido al asalto de una ciudadela donde después de conquistarla y saquearla dejando a los vecinos sin sus bienes, encima tienen que pagar tributos al saqueador. Creo que todos nos hemos sentido defraudados con esta decisión gubernamental porque esperábamos algo que verdaderamente nos librara de una situación de abuso totalmente incomprensible. El hecho de que esta norma se recomiende el aplicarla a aquellas familias con todos sus miembros en paro y sin ningún tipo de ingresos sola afecta a los que han traspasado el umbral del hambre y se encuentra en plena indigencia. ¿Cómo van a seguir pagando después de ser desalojados? A estas familias desgraciadamente les importa poco el que les penalicen. A esto se le puede aplicar la célebre frase de Groucho Max que dice: “Empezamos de la nada y estamos en la miseria”. Con lo de estar todos los componentes de la familia en paro y no tener ningún tipo de ingresos quedan excluidas muchas familias en situación de necesidad.
Está claro que las reformas que hay que acometer, esta si sería una reforma “buena y justa”, como calificó Rajoy a su Reforma Laboral, en materia hipotecaria debe de articularse mediante normas de obligado cumplimiento y no sobre recomendaciones con espíritu voluntarista. Lo que se corresponde es una propuesta integral, porque la cuestión no sólo es evitar que la gente tenga que seguir pagando, aún después de haber entregado la casa, la cuestión es evitar que se llegue a la situación de perder su vivienda. Lo que realmente se corresponde es conseguir que quien ha recibido un préstamo, actuando de buena fe y se queda sin patrimonio ni ingresos para hacer frente al pago no se quede en la calle.
Está claro que la propuesta “salvadora” del Gobierno corre el riesgo de quedarse en las páginas del BOE por inaplicable. Con esta norma propuesta el Gobierno reconoce que buena parte del sector bancario no la sigue, sencillamente porque si la siguiera no sería necesaria y porque al ser voluntaria ¿determina lo que es bueno y lo que es menos bueno?
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