Una especie en peligro de extinción
A medida que se van acentuando tanto la pérdida del puesto de trabajo como la baja de los salarios, se observa un descenso en ese estrato social llamado o conocido como clase media.
No hace muchos años, tres a lo sumo, veníamos distinguiendo a las clases sociales como clase media alta y clase media. No creo necesario señalar quienes componían la clase alta, pero si decir que la clase media, a secas, o como mucho clase baja, estaba integrada por profesionales tales como médicos, ingenieros, abogados… y trabajadores por cuenta ajena con trabajo estable y, según el caso, con ingresos altos o salarios moderadamente altos, no se precisa ser muy inteligente para darse cuenta de que esta clase media se va a ver muy mermada si el ritmo de pérdida del puesto de trabajo y el descenso que están experimentando los salarios continúa con la marcha acelerada que lleva y que está afectando tanto a los profesionales como a los trabajadores por cuenta ajena. Los profesionales están cerrando sus despachos, gabinetes y consultas y los trabajadores pierden su puesto de trabajo y con ello su fuente de ingresos lo que sin duda alguna les lleva a situarse ante el umbral de la pobreza como consecuencia de lo anteriormente señalado.
De continuar por mucho tiempo esta situación de crisis mundial me atrevo a decir que la clase media es una especie a extinguir y de ella quedará un grupo residual o testimonial de algo que en un pasado no muy lejano suponía el que se disponía de una cierta “riqueza” que permitía a profesionales y trabajadores vivir con un cierto desahogo, no con muchas alegrías pero sí con una cierta seguridad y por tanto con menos preocupación por lo que de malo les pudiera acontecer en el futuro. Hoy el progresivo empobrecimiento de la clase media es más que evidente.
Ante este panorama se puede prever sin temor a errar que la clase media es una especie a extinguir y que las diferencias socioeconómicas se concretarán entre ricos, dentro de este grupo se encontrarán los profesionales de la política, los únicos profesionales que se van a librar de la debacle económica, los inútiles, los mediocres y los incompetentes, los que han llevado al mundo a la ruina y por tanto a la miseria, a veces tienen suerte y salen bien parados, las diferencias se concretarán, repito, entre ricos y pobres.
No obstante siempre podremos decir aquello de que “fue bonito mientras duró”. No es que me resigne, no, a caer en el pozo de la ruina y de la miseria, no, pero si quiero decir que estoy muy preocupado, más que preocupado asustado, porque veo que los “profesionales” de la política, los que se supone que nos deben sacar a flote están dando palos de ciego y mostrando su incapacidad para dar soluciones. Eso, sí, hay que reconocerles, que no agradecerles, que nos devuelven al sitio del cual un día partimos: al feudalismo y al vasallaje. Nos regresan a nuestros orígenes. Los tiempos cambian o se repiten.
No hace muchos años, tres a lo sumo, veníamos distinguiendo a las clases sociales como clase media alta y clase media. No creo necesario señalar quienes componían la clase alta, pero si decir que la clase media, a secas, o como mucho clase baja, estaba integrada por profesionales tales como médicos, ingenieros, abogados… y trabajadores por cuenta ajena con trabajo estable y, según el caso, con ingresos altos o salarios moderadamente altos, no se precisa ser muy inteligente para darse cuenta de que esta clase media se va a ver muy mermada si el ritmo de pérdida del puesto de trabajo y el descenso que están experimentando los salarios continúa con la marcha acelerada que lleva y que está afectando tanto a los profesionales como a los trabajadores por cuenta ajena. Los profesionales están cerrando sus despachos, gabinetes y consultas y los trabajadores pierden su puesto de trabajo y con ello su fuente de ingresos lo que sin duda alguna les lleva a situarse ante el umbral de la pobreza como consecuencia de lo anteriormente señalado.
De continuar por mucho tiempo esta situación de crisis mundial me atrevo a decir que la clase media es una especie a extinguir y de ella quedará un grupo residual o testimonial de algo que en un pasado no muy lejano suponía el que se disponía de una cierta “riqueza” que permitía a profesionales y trabajadores vivir con un cierto desahogo, no con muchas alegrías pero sí con una cierta seguridad y por tanto con menos preocupación por lo que de malo les pudiera acontecer en el futuro. Hoy el progresivo empobrecimiento de la clase media es más que evidente.
Ante este panorama se puede prever sin temor a errar que la clase media es una especie a extinguir y que las diferencias socioeconómicas se concretarán entre ricos, dentro de este grupo se encontrarán los profesionales de la política, los únicos profesionales que se van a librar de la debacle económica, los inútiles, los mediocres y los incompetentes, los que han llevado al mundo a la ruina y por tanto a la miseria, a veces tienen suerte y salen bien parados, las diferencias se concretarán, repito, entre ricos y pobres.
No obstante siempre podremos decir aquello de que “fue bonito mientras duró”. No es que me resigne, no, a caer en el pozo de la ruina y de la miseria, no, pero si quiero decir que estoy muy preocupado, más que preocupado asustado, porque veo que los “profesionales” de la política, los que se supone que nos deben sacar a flote están dando palos de ciego y mostrando su incapacidad para dar soluciones. Eso, sí, hay que reconocerles, que no agradecerles, que nos devuelven al sitio del cual un día partimos: al feudalismo y al vasallaje. Nos regresan a nuestros orígenes. Los tiempos cambian o se repiten.
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