Hacia una España Mejor

domingo, julio 29, 2012

El casting

Todo este casting lo ha llevado a cabo Rajoy con la intención de evitarse el dar la cara ante los españoles y que si llega el caso sea la de estos pobres ignorantes la que pueda resultar rota.
Hay que reconocer el acierto que tuvo Mariano Rajoy para seleccionar a los componentes de su equipo de Gobierno, ni el más experimentado cineasta hubiera elegido a los actores y figurantes idóneos para sacar la película adelante como lo ha hecho Rajoy.
Rajoy tenía muy claro que iba a aplicar el programa de gobierno teniendo como máxima aquello de: “Donde dije digo, digo Diego”. El sabía que sus primero llamados “recortes”, después “ajustes” y actualmente “reformas”, no iban a ser más que un largo rosario de promesas incumplidas que a medio y largo plazo iban a crear un ambiente de descontento general entre los españoles que podría desembocar en una continuada acción de protestas en la calle que de hecho ya se ha iniciado y que se hacía necesario el contar con un ministro del Interior de las características de Jorge Fernández, al que no hay más que mirar a la cara para darse cuenta de que este personaje puede generar situaciones más de crispación que de calma. Sus anuncios de modificación del Código Penal así nos lo dicen y la actitud de las fuerzas policiales bajo su mando así lo pusieron de manifiesto en la llamada “primavera valenciana” en la que el responsable de la policía en la Comunidad Valenciana tachó de “enemigos” a los estudiantes que participaron en las protestas en la calle y a los que se reprimió de forma brutal y desproporcionada.
Luego tenemos la designación de José Ignacio Wert, el ministro de la incultura, para desempeñar el cargo de ministro de Educación, un “ilustre” personajillo que en las encuestas resulta ser el ministro más rechazado que siempre está desacertado tanto en lo que dice como en lo que hace, y al cual los rectores de las universidades dejaron plantado en una reunión del Consejo de Universidades, pero había que poner a alguien como cabeza visible que tuviera el “valor” de despedir a 40.000 profesores y aumentar el número de alumnos por aula, rebajar el importe de las becas y al mismo tiempo subir las tasas universitarias, y rebajar 3.000 millones de euros del gasto en Educación y con todo esto tener la osada indecencia de afirmar que la enseñanza mejoraba con estas “reformas”. El caso del nombramiento de Ana Mato como ministra de Sanidad es muy parecido al de Wert. Había que encontrar a alguien que fuera capaz de llevar a cabo las “reformas” en sanidad restándole 7.000 millones de euros, implantar el “repago” a los medicamentos que consumen los enfermos crónicos jubilados y aumentar el porcentaje de pago en los medicamentos que adquieren los enfermos no crónicos. Para todo esto se precisaba una persona que tuviera la suficiente capacidad de cinismo que llegara al punto de asegurar que con todo esto el sistema sanitario mejoraba y que la asistencia va a ser mucho mejor y qué persona más indicada que aquella que cuando salió en prensa que los de la trama Gürtel le habían regalado a su esposo dos coches de gama alta, de lo cual yo no tengo conocimiento de que haya sido desmentida y probada la falsedad de tal noticia, dijo que ella nunca llegó a verlos en el garaje de su casa cuando se decía que su marido, hoy creo que “ex”, los utilizaba sin ningún signo de ocultismo. Esta persona era la más idónea para hacer tan brutales “reformas” y tener el cinismo de afirmar que el sistema mejoraba, algo que no se puede comprender si tenemos en cuenta que en años de bonanza económica siempre ha faltado dinero en Sanidad para abrir más quirófanos y contratar a más médicos, sobre todo especialistas para acabar con las listas de espera. De lo dicho sobre sustituir los medicamentos “convencionales” por naturales, mejor no decir nada. De la ministra de Trabajo Fátima Báñez, que vamos a decir de un personaje que ha “requisado” importantes derechos económicos y sociales a los trabajadores y se atreve a decir que van a estar mejor que nunca. Todos vemos como esta ministra es bastante “corta” y demasiado descarada. Por cierto, últimamente se le ve muy poco. Mejor así. Del sheriff de Nottingham, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, es un segundón, cogió este puesto cuando en 2008 Rajoy escogió a Manuel Pizarro, que se puede decir de Montoro, que afirma que pagando más impuestos y no invirtiendo el Gobierno en infraestructuras habrá más empleo y vamos a vivir mejor. Sobre Luis de Guindos, el ministro de Economía, solo se puede decir que cada vez se parece más al correo del Ponny Express que a un ministro, ya que se pasa todo el tiempo yendo y viniendo de Alemania con las instrucciones que la Merkel le va dando sobre lo que hay que hacer en España. Del resto de ministros, poco se puede decir en sentido favorable. Poco, nada. En su conjunto se puede decir que ni ellos podían llegar a más ni España a menos. El resto, que no menciono, no son más que simples actores de reparto y extras.
Todo este casting lo ha llevado a cabo Rajoy, con la intención de evitarse el dar la cara ante los españoles y que si llega el caso sea la de estos pobres ignorantes la que pueda resultar rota. Yo, la verdad sea dicha, es que me da risa cuando oigo decir a los tertulianos en los distintos medios de comunicación que Rajoy no sale a explicar a los españoles lo que está haciendo y porqué lo hace, porque… ¿Cómo va a salir a explicar algo que él no sabe? Él se limita a seguir las directrices que desde Alemania le manda la Merkel por mediación de De Guindos y aquí paz y allá glori