¿Súbditos o ciudadanos?
Los españoles estamos asistiendo a una forma de hacer política por parte del Gobierno de Mariano Rajoy, que en mi opinión creo que nos está confundiendo hasta el punto de que no sabemos si somos ciudadanos con todos los derechos que a estos les son inherentes en un régimen democrático o simplemente nos hemos convertido en unos súbditos o vasallos sujetos a las autoridades políticas de este país. Lo que sí es cierto es que los españoles nos estamos viendo maltratados en nuestros derechos a través de una forma de gobernar, me refiero al actual gobierno, que se sostiene desde el “ordeno y mando” sin el menor atisbo de sensibilidad a los problemas que ya no son puntuales o que puedan afectar de forma individual sino que son lesivos para todos en general. Somos súbditos sujetos a las autoridades políticas y a la autoridad de otra persona y que tenemos la obligación de obedecerla, especialmente cuando lo establece una ley y los que hacen las leyes son los políticos, por tanto lo tenemos muy mal. Estamos yendo poco a poco a formar parte del vasallaje.
¿Qué pasa cuando el individuo está sujeto a las autoridades políticas? Pues que estas pueden hacer lo que les venga en gana sin tener que dar cuentas a nadie y aplicar de forma continuada sus erráticas decisiones que solo conducen a fomentar el malestar y el descontento entre los súbditos que no tienen más remedio que aguantar. Pero eso sí, que no se le olvide al señor Rajoy que el aguante tiene un límite. Este Gobierno, el de Rajoy, debería preguntar a los ciudadanos, tal y como hacía un político en una viñeta publicada en la revista Hermano Lobo que se publicó entre 1972 y 1976, debería preguntar, repito, si los prefieren a ellos o al caos. ¡Al caos, al caos! respondieron todos a lo que el político contestó: “No importa, nosotros también somos el caos”.
Pero es que además de tener que someternos a los dictados de un Gobierno presidido por un sujeto que ha mentido a todos los españoles, tenemos que soportar sus insultos, insultos que se concretan en querer crear un estado de opinión entre los españoles tendente a introducir en la mente de estos la certeza de que los enfermos crónicos, en su inmensa mayoría personas de avanzada edad, están sangrando económicamente al país con el excesivo consumo de medicinas, cuando estos no son culpables de ello, se limitan simplemente a seguir las indicaciones de los médicos que son los entendidos en cada caso. Me consta que hay pacientes que consumen muchos fármacos y en más de una ocasión le han pedido al facultativo que les quite algunos a lo que los galenos se han negado diciéndoles, además, que los deben estar tomando mientras vivan.
Otra actitud que conforma la “buena” intención de este gobierno es la de tratar a nuestros jóvenes y menos jóvenes de gandules, argumentando que lo de los 400 euros a unos, a otros ni tan siquiera eso, es para forzarles a que busquen trabajo, como si un trabajo se pudiera encontrar a la vuelta de la esquina. O esto lo hace el Gobierno de forma intencionada para ocultar su inoperancia ante su falta de iniciativas para crear empleo, o no tienen ni “repajolera” idea de cómo está el mercado de trabajo. Desde luego, y ahí tenemos las hemerotecas, para los familiares de muchos dirigentes y cargos públicos del PP el encontrar un empleo no supone problema alguno y además bien pagado. Yo les invitaría a que dejaran sus cargos públicos, por cierto muy bien remunerados, aunque alguno de ellos tenga la desfachatez de decir que llega malamente a fin de mes, y que se dediquen a buscar un empleo. Entonces sabrían “lo que vale un peine” y lo mal que lo están pasando esos millones de parados que tenemos en nuestros país. Pero claro, ese no es su problema, el presidente del Gobierno cuando acaba su mandato tiene un sueldo vitalicio a través del Consejo de Estado y los ministros se “colocan” como presidentes de alguna empresa importante o como consejeros de la misma.
Señor Rajoy: Muchos de esos a los que usted considera como sus súbditos o sus vasallos lo están pasando muy mal. Ojo, señor Rajoy, una marcha de protesta puede comenzar con doscientas jornaleros y puede acabar con cientos de miles en las calles. Y cuando la gente se pone “borde”… suele ser mala cosa. Muy mala. Puede que eso que se dice de que la fe mueve montañas sea cierto, cierto es también que el hambre debilita a las personas pero estas pueden tener aun la fuerza suficiente derribar los muros más gruesos.
¿Qué pasa cuando el individuo está sujeto a las autoridades políticas? Pues que estas pueden hacer lo que les venga en gana sin tener que dar cuentas a nadie y aplicar de forma continuada sus erráticas decisiones que solo conducen a fomentar el malestar y el descontento entre los súbditos que no tienen más remedio que aguantar. Pero eso sí, que no se le olvide al señor Rajoy que el aguante tiene un límite. Este Gobierno, el de Rajoy, debería preguntar a los ciudadanos, tal y como hacía un político en una viñeta publicada en la revista Hermano Lobo que se publicó entre 1972 y 1976, debería preguntar, repito, si los prefieren a ellos o al caos. ¡Al caos, al caos! respondieron todos a lo que el político contestó: “No importa, nosotros también somos el caos”.
Pero es que además de tener que someternos a los dictados de un Gobierno presidido por un sujeto que ha mentido a todos los españoles, tenemos que soportar sus insultos, insultos que se concretan en querer crear un estado de opinión entre los españoles tendente a introducir en la mente de estos la certeza de que los enfermos crónicos, en su inmensa mayoría personas de avanzada edad, están sangrando económicamente al país con el excesivo consumo de medicinas, cuando estos no son culpables de ello, se limitan simplemente a seguir las indicaciones de los médicos que son los entendidos en cada caso. Me consta que hay pacientes que consumen muchos fármacos y en más de una ocasión le han pedido al facultativo que les quite algunos a lo que los galenos se han negado diciéndoles, además, que los deben estar tomando mientras vivan.
Otra actitud que conforma la “buena” intención de este gobierno es la de tratar a nuestros jóvenes y menos jóvenes de gandules, argumentando que lo de los 400 euros a unos, a otros ni tan siquiera eso, es para forzarles a que busquen trabajo, como si un trabajo se pudiera encontrar a la vuelta de la esquina. O esto lo hace el Gobierno de forma intencionada para ocultar su inoperancia ante su falta de iniciativas para crear empleo, o no tienen ni “repajolera” idea de cómo está el mercado de trabajo. Desde luego, y ahí tenemos las hemerotecas, para los familiares de muchos dirigentes y cargos públicos del PP el encontrar un empleo no supone problema alguno y además bien pagado. Yo les invitaría a que dejaran sus cargos públicos, por cierto muy bien remunerados, aunque alguno de ellos tenga la desfachatez de decir que llega malamente a fin de mes, y que se dediquen a buscar un empleo. Entonces sabrían “lo que vale un peine” y lo mal que lo están pasando esos millones de parados que tenemos en nuestros país. Pero claro, ese no es su problema, el presidente del Gobierno cuando acaba su mandato tiene un sueldo vitalicio a través del Consejo de Estado y los ministros se “colocan” como presidentes de alguna empresa importante o como consejeros de la misma.
Señor Rajoy: Muchos de esos a los que usted considera como sus súbditos o sus vasallos lo están pasando muy mal. Ojo, señor Rajoy, una marcha de protesta puede comenzar con doscientas jornaleros y puede acabar con cientos de miles en las calles. Y cuando la gente se pone “borde”… suele ser mala cosa. Muy mala. Puede que eso que se dice de que la fe mueve montañas sea cierto, cierto es también que el hambre debilita a las personas pero estas pueden tener aun la fuerza suficiente derribar los muros más gruesos.
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