La hipoteca de Urdangarin
Cuando uno se entera de que Iñaki Urdangarin, no puede hacer frente a los pagos de la hipoteca que contrajo para pagar el palacete de Pedralbes y escucha las declaraciones de su abogado diciendo que no la puede pagar porque el yerno del Rey no tiene trabajo, uno piensa en que ahora se van a enterar Urdangarin y la Infanta de lo que vale un peine, su problema es uno más dentro de lo que la situación de haber perdido el trabajo supone para millones de españoles, solo que con una diferencia: esos millones de ciudadanos se han quedado sin el trabajo decente que venían desarrollando y en el caso de Urdangarin su actividad parece ser que no lo era tanto. Pero hay algo en lo que no estoy de acuerdo y ello no es otra cosa que el leer en un periódico un titular que dice: “Urdangarin y sus socios saquearon la fundación para niños discapacitados”. Según este periódico esta fundación recaudó 621.528 euros y solo destinaron a fines sociales un 1,5% de ese total recaudado. Y digo que no estoy de acuerdo porque lo que han hecho Urdangarin y sus socios no es otra cosa que cumplir con ese precepto que nos dice que “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”.
Pero volviendo a lo del impago de la hipoteca los medios de comunicación dan cuenta de que el duque “Em…Palma…do” debe seis meses a la entidad financiera que le concedió este crédito. Cada trimestre tienen que pagar, él y la infanta, 51.000 euros lo que dividido por tres resulta una cuota de 17.300 euros mensuales, de estos Urdangarin paga 13.000 euros y su esposa 4.300 euros, el exjugador de balonmano adeuda 78.000 euros y no se hace constar que la infanta deba nada. Lo de él lo tengo claro, se la ha acabado el “curro” y al parecer, digo al parecer, está canino pero no así lo de que su esposa está al corriente en los pagos, si ello es así puede estarlo por varios motivos: Uno, porque haya recuperado su trabajo como directora del Área Social de la Fundación La Caixa en la que causó baja en 2009 cuando su marido fue destinado a Washington como consejero internacional de Telefónica, lo que da de sí tener estudios, aunque estos se concreten en haber hecho un máster, no obstante no hay constancia de que la Infanta haya recuperado su antiguo empleo, el menos a mi no me consta. Dos, que haya pagado las mensualidades con dinero de sus ahorros, si los tiene. Tres, que los haya satisfecho con el dinero, de los Presupuestos Generales del Estado, que la Casa Real asigna a las cuatro mujeres de la Familia Real, la Reina, la Princesa de Asturias y las infantas Elena y Cristina, y que perciben por los actos oficiales a los que asisten, aunque la Infanta Cristina lleva ya mucho tiempo sin participar en acto oficial alguno. Cuatro, que la esposa de Urdangarin no disponga del dinero que estos tres supuestos le puedan proporcionar y que sea la familia, su padre y su madre, quien le facilite ese dinero, si así fuera en este cuarto supuesto y en el tercero, se daría la circunstancia de que estaría pagando su parte de la hipoteca con dinero de los contribuyentes, de esos contribuyentes que ven impotentes cómo sus hijos son desahuciados y se quedan sin techo sin poder hacer nada por ayudarles.
Creo que no hace falta decir más, pero quiero acabar con una reflexión, más bien con una pregunta: ¿Recibirán a diario Urdangarin y la infanta esas cartas y llamadas del banco amenazándoles con el embargo y el desahucio al igual que lo han recibido y lo reciben, cientos de miles de ciudadanos que están sin trabajo y sin ingresos, mortificándoles, presionándoles y agobiándoles hasta el punto de que algunos de ellos no lo han podido soportar y se han suicidado? ¿Figurarán en el registro de morosos? Pues va a resultar que no. El banco con el cual tienen contratada la hipoteca les ha ofrecido un periodo de carencia de cuatro años durante los cuales no tendrán que pagar la cuota mensual y por descontado no serán desahuciados. Y viendo estas cosas ¿quién puede criticar a cuestionar el derecho de cualquier español a ser un indignado? El Rey dijo que ante la justicia todos somos iguales, eso el tiempo lo dirá, lo que sí está claro es que ante los bancos, todos no somos iguales. Un buen amigo me ha recordado aquel préstamo que la CAM concedió a Zaplana a un interés “especial”, para comprarse aquel “pisito” en Madrid, y que el entonces presidente de la martirizada CAM dijo que era un honor para la entidad el que Zaplana se lo hubiera solicitado.
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