¿Quién se han creído que son?
Corren tiempos en que los ciudadanos españoles nos sentimos a diario sorprendidos y abochornados por los hechos o manifestaciones llevadas a cabo por alguno políticos que se creen el ombligo del mundo cuando en realidad no son otra cosa que la parte más antiestética y recóndita de la anatomía humana.
Oír decir a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que ella no dimitirá por el caso Madrid Arena porqué está legitimada por las urnas, cuando ella no se sometió al veredicto de los votantes ya que el cabeza de lista para la alcaldía de la capital de España fue Alberto Ruíz Gallardón, resulta bastante pretencioso a más de arrogante en lo que a soberbia se refiere. Lo mismo dijo la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, del Partido Popular, imputada por cuestiones de tipo urbanístico. Está también dijo que la legitimaban las urnas., añadiendo además, por lo visto para que quede bien claro, que aunque fuera juzgada no dimitiría. En el caso de que las urnas las hubieran aupado a la alcaldía, no es el caso de Ana Botella que lo ha sido de “rebote”, ello no significa, en absoluto, que estén por encima de la ley o que estén exentas de responsabilidad. Las urnas no legitiman en modo alguno lo bueno y mucho menos lo malo, que un cargo público elegido por los ciudadanos pueda hacer, en el caso de que su gestión sea correcta ello no entraña mérito alguno ya que es lo procedente y lo que por supuesto se espera de él, a nadie se le elige para que gestione mal o para que actúe de forma contraria a las normas de buenas prácticas que vienen a ser exigidas precisamente por los que a través de las urnas han depositado su confianza en el candidato. Esta actitud de las dos alcaldesas me recuerda aquella viñeta publicada en la revista “Hermano Lobo” que se publicó durante parte de la década de los setenta, donde se podía ver a un político dirigiéndose desde lo más alto a la multitud, diciéndoles: “¡¡O nosotros o el caos!!”. A lo que los asistentes respondían: “¡¡El caos!! ¡¡El caos!!”. Contestándoles el político: “¡No importa, nosotros también somos el caos!!”
El Gobierno ha anunciado que va a emprender una acción tendente a mejorar la imagen de los políticos, no creo que se trate de proporcionarles a algunos de ellos un kit de belleza, porque para embellecer la actitud indecorosa de muchos de ellos harían falta kilos de cremas y litros de aceites para darle frescura a su piel, aunque de frescura andan sobrados. Ante esto se puede calcular cuántas toneladas de cosméticos harían falta para maquillar el caso Pallerols, la financiación ilegal de Unió Democrática de Cataluña que preside Josep Antoni Durán i Lleida. Ha habido, hay y habrán resoluciones judiciales que nos han dejado boquiabiertos pero esta creo que se lleva la palma, porque no llevar a prisión a unos dirigentes políticos que han robado dinero público, 388.000 euros, dinero de la Unión Europea, destinado para dar cursos de formación a los parados, porque los encartados, para evitar la prisión, han devuelto ese dinero además valorando el mismo a lo que suponían hace 20 años, el caso ha estada catorce años en los juzgados, sin aplicarle ningún tipo de interés para al menos adecuarlo a su valor actual, han tenido la suerte que no tienen los contribuyentes cuando se retrasan en pagar los impuestos. Este robo de dinero público, de todos, no tiene paliativos, lo más bochornoso de todo esto es que su presidente, Durán y Lleida, que en su día dijo que si se probaba que su partido se había financiado ilegalmente presentaría su dimisión, ahora dice que nones, que él no es responsable de nada y que no dimite. Ahora resulta que el jefe de la banda que ha actuado al margen de la ley no es responsable de nada y que los culpables son los “segundones” cuando no el pobre desgraciado que sin comerlo ni beberlo se encuentra con que le han dado un “ladrillazo” que no sabe ni de dónde ni porqué. La verdad sea dicha es que con esta sentencia el tribunal que la ha dictado no se ha cubierto precisamente de gloria ni ha dejado las cosas claras para futuros casos similares que se puedan dar. Los “chorizos”, los “robaperas” y “saltacorrales” que manejan dineros públicos puedan haber llegado a la conclusión de que lo más que les puede ocurrir, se les pillan, algunos se escaparán, seguro, es devolver el dinero y aquí paz y allá gloria. No sé si se ha hecho, pero creo que las altas instancias de la judicatura o de la Fiscalía del Estado deberían recurrir esta sentencia que aparte de que no hay por donde cogerla, crea un precedente que solo favorece a los maleantes.
En cualquier caso es preocupante escuchar ese tipo de manifestaciones: “Me legitiman las urnas”. “No dimitiré aunque me juzguen” o anunciar dimisiones y luego no llevarlas a efecto. Esto hace que nos preguntemos: ¿Quién se han creído que son? Su egocentrismo y su narcisismo no tienen límites.
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