Elefantes y palmeras
A la vista de cómo viene actuando el actual equipo de Mercedes Alonso desde que se hizo cargo del Gobierno local se puede comparar a este con la entrada de un elefante en una cacharrería.
Lo peor que puede hacer cualquier cargo ejecutivo, tanto político como civil cuando sustituye al anterior al frente de cualquier entidad, es aplicar la errónea actitud de “quemar” todos los documentos con los que al llegar se ha encontrado sin tan siquiera mirarlos para aprovechar aquellos cuyo contenido puede ser de alguna utilidad. Esto es lo que está ocurriendo con el actual Gobierno local y buena prueba de ello es la “cantada” que han protagonizado con el cierre de la Estación Phoenix en febrero de 2012 y con ello el despido de sus siete empleados, despido que si no prospera el recurso interpuesto por parte del Ayuntamiento nos va a costar a los ilicitanos más de 300.000 euros como así lo ha sentenciado el Juzgado de lo Social que ha considerado el despido como improcedente. El equipo de Mercedes Alonso, pretende justificar este cierre porque consideró que la estación no había cumplido los objetivos para los que había sido creado. Por cierto, no detallan esos objetivos por lo que me da la impresión de que no saben cuáles son. Cuando hace 21 años se creó la Estación Phoenix se creó para investigar todo lo relacionado con las palmeras desde su tratamiento contra las plagas para salvaguardar su salud pasando por la creación de palmeras cultivadas “in vitro”. Este sistema fue todo un éxito que ha llevado hasta el punto de crear un dátil de mucha calidad cuya uniformidad en su tamaño y sabor está haciendo posible que los cultivadores de palmeras puedan comercializar este fruto con un altísimo porcentaje de éxito en lo económico, junto con este exitoso logro, algo impensable, se consiguió también que el proceso de maduración y conservación del dátil en fresco se obtenga de modo y manera que se evita subir 12 veces a una misma palmera para cosechar sus frutos. Esto es algo que los cultivadores de palmeras han valorado como un gran éxito que sin duda alguna contribuirá a que la palmera vuelva a ser rentable y esto redundará en el aumento de ejemplares sin duda alguna, aspecto este muy importante para la supervivencia de este Patrimonio de la Humanidad. El haber aumentado la calidad del dátil es algo que por mucho dinero que pueda costar el mantenimiento de la estación, si los que cultivan este fruto saben, que me consta que saben, comercializarlo, producirá, como antes he dicho, unos beneficios económicos muy importantes.
Se entiende que en tiempos difíciles se puedan recortar o eliminar gastos en aquello que no sea del todo necesario para el normal desarrollo de una sociedad en todo su conjunto y diversidad, pero lo del cierre de la Estación Phoenix es imperdonable. Se quiere justificar por parte del equipo de Mercedes Alonso que “no había cumplido los objetivos para los que había sido creada” cosa que no es verdad, y se quiere dar a entender que eso costaba un dinero. Argumentan que la Universidad se puede hacer cargo de estas investigaciones y lo dicen como si la Universidad fuera a hacerlo gratis, esto no es así en tanto en cuanto esta institución cobra, y me parece muy lícito y normal que lo haga, toda tarea de investigación que desde fuera del ámbito universitario se le solicite. En esto los ilicitanos, los contribuyentes no vamos a ganar nada. La Estación Phoenix, llevaba 21 años en marcha, y había establecido muchos contactos nivel mundial todos ellos relacionados con la palmera, sus conocimientos eran muy amplios y si la Universidad, la que sea, se va a hacer cargo de investigar sobre la palmera espero que tengan el acierto de tener en cuenta los trabajos que desde la estación se han hecho. Creo que sí, que no serán tan obtusos como han sido otros.
Y puestos a hablar de palmeras, decir que en los días previos a la Semana Santa, más concretamente al Domingo de Ramos, tuve ocasión de escuchar en un medio local a un artesano de la palma cuando se quejaba de que este año había sido el de la peor cosecha de palma blanca por culpa del picudo rojo, que la cosa había sido mucho más grave que el año anterior. O sea, que el picudo, a pesar de que hay por ahí alguno que va con triunfales sones de trompeta y que va camino de convertirse en una especie de doctor Fleming con una fórmula magistral para acabar con el picudo rojo, va a más a mucho más. Así es que más pan y menos manteles.
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