Hacia una España Mejor

lunes, abril 22, 2013

Trabajo, trabajo y trabajo

Resulta patético y a la vez grotesco la forma en que el Gobierno, el Partido Popular, quiere argumentar la “peineta” que le ha hecho a la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) respaldada por casi millón y medio de firmas a través de la cual se presentaban una serie de de peticiones al Gobierno para paliar en la medida de lo razonable los terribles efectos de la ejecución de las hipotecas por impago de las mismas. Una de las medidas que se pedía adoptara y defendiera el Gobierno era la de la dación en pago. No creo que el acuerdo adoptado por el Gobierno haya sorprendido a muchos ni que esperaran algo distinto. De los argumentos que ha dado el Gobierno me he quedado con dos. Uno de ellos el expresado por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, para justificar la pantomima que han llevado a cabo. Yo creía que la vicepresidenta era una persona preparada, aunque no estuviera de acuerdo con ella en la mayoría de las cosas, en todas, pero me ha decepcionado al oírla decir que “la dación en pago –que no ha aprobado el Gobierno- no evita el desahucio”. Esta “aclaración” tiene, a mi modo de ver, dos lecturas, la primera es la de si la número dos del Gobierno no se estará mofando de la gente y la segunda es que da la impresión de que no se ha enterado o no comprende, o no quiere comprender, el porqué de la solicitud de dar aspecto legal a la inclusión de la dación en pago en la Ley Hipotecaria y ello en base a erradicar las terribles consecuencias que suponen el que una familia se quede en la calle por no tener medios económicos para hacer frente a la hipoteca y que a pesar de ello tenga que seguir pagándole al banco. Nadie ha dicho que se pretenda que con la dación en pago se pare un desahucio, lo que se quiere es que el banco se dé por cobrado y dé a esa familia la posibilidad de reponerse, eso en el caso de que encuentre trabajo, que esa es la madre del cordero, porque este Gobierno no está poniendo fácil el que la gente pueda tener trabajo y con ello recuperarse e iniciar una nueva andadura. La “aclaración” hecha por la vicepresidenta es francamente lamentable y habla bien poco en favor de ella. El Gobierno, el Partido Popular, ha introducido en la ley paralizaciones de desahucio, carencias, aplazamientos y poco más, pero todas estas medidas solo contienen pan para hoy y hambre para mañana, son medidas que caducan cuando el tiempo concedido, la “prórroga”, se acabe y ante esto vuelvo a decir lo de antes: Si no hay trabajo es una tontería darle vueltas al asunto. Puede que ante estas medidas del Gobierno las familias puedan conservar sus viviendas uno, dos años, pero si no hay ingresos económicos me remito a lo antes dicho: Pan para hoy y hambre para mañana. Se habla de alquileres sociales pero hasta estos alquileres, por bajos que sean, son imposibles de conseguir para aquellas familias que están todos sus miembros sin trabajo y sin ningún tipo de ingresos económicos. La solución es trabajo, trabajo y trabajo para todos. Lo demás son ganas de marear la perdiz. El segundo argumento que quiero comentar se refiere al dado por el diputado del PP, Vicente Martínez Pujalte, por cierto, lo que hay que hacer para comer todos los días, que como es sabido ha dicho que la gente quiere que les desahucien para comprarse otra vivienda. Se la habrán caído las “pelotas” a este diputado por el calenturón que habrá sufrido al discurrir del modo en que lo ha hecho. Pero estas cosas pasan cuando se es consciente de que no tienen argumento alguno que sea creíble y que se han burlado de miles de familias en situación desesperada y lo que es peor que no tienen soluciones para evitar el que esto se extienda como un mal endémico que puede afectar a la mayoría de los españoles, porque unos tienen hipotecas, otros tienen préstamos, lo que no tienen es trabajo. Ese es el problema, de ahí parte la miseria, el hambre y la pérdida de su hábitat. La cosa pinta mal y este Gobierno o espabila, que lo veo difícil, imposible, o se va a encontrar con un estallido social que nadie quiere pero que va a ser difícil el pararlo. Es cuestión de tiempo. La gente quiere paz y trabajo, pero el hambre y la paz son incompatibles cuando las cosas, como ahora, van mal, muy mal.