Creo que exagera ¿no?
Durante y al final de las fiestas patronales he escuchado las distintas valoraciones que del desarrollo de las mismas ha hecho la alcaldesa Mercedes Alonso, y he sacado dos conclusiones. La primera de ella es que me da la impresión de que la máxima autoridad local no conoce a fondo lo que son las fiestas de agosto y de ahí que haya destacado, con mucho entusiasmo, demasiado, la enorme participación de los ilicitanos que no ha sido ni más ni menos que la misma que se viene dando desde tiempos inmemoriales. Elche entero siempre se ha lanzado a la calle en estas fiestas tan ilicitanas. A medida que transcurran los años y la población aumente sin duda alguna la participación será mayor, es una circunstancia natural. La segunda conclusión es la de que somos muchos los ilicitanos que creemos que la alcaldesa ha aprovechado la ocasión para resaltar, inmerecidamente, su gestión al frente de la concejalía de Turismo cuya competencia asume. También somos muchos los que estamos convencidos de que Mercedes Alonso, ha exagerado y no poco. La primera edil ha destacado que en estos días de fiestas, creo que se referirá a los días fuertes, es decir del 7, día del pregón, al 15 en que han finalizado los festejos, han pasado por Elche 350.000 visitantes, en ocho días, una media de 44.000 personas diarias, hasta tal punto algunos ciudadanos han considerado que la alcaldesa exagera que creen que la cifra de personas que han visitado Elche en tan señalados días estaba entre 350 o 1.000 y que la alcaldesa no lo dijera correctamente. En cualquier caso una cosa si está clara y sobre todo viene a poner en su justo sitio lo que ha sido la afluencia de visitantes en Elche. La alcaldesa ha dicho que las terrazas y bares estaban a “tope”, siempre lo han estado, los ilicitanos salen mucho esos días y un año tras otro han llenado los establecimientos donde se sirven helados y tapas. También se refiere en el mismo sentido a los restaurantes. De ser cierto lo de los 350.000 visitantes si establecemos una media de gasto de diez euros por cada uno de ellos, que menos, quiere esto decir que durante esos ocho días se han dejado en Elche 3.500.000 euros. En esto, para confirmarlo, tienen la palabra los establecimientos tales como bares, heladerías y restaurantes. De esto no ha dicho nada la alcaldesa. Se han dado cifras de lo que han recaudado las pirotecnias, 233.500 euros, pero curiosamente no se dan datos sobre lo que se hayan podido “dejar” en Elche esas 350.000 personas. El éxito de atraer visitantes radica precisamente en el montante que suponga la rentabilidad económica de estas visitas. El que venga gente de fuera no quiere decir nada lo que realmente cuenta son los dineros que se han dejado. Como yo suelo decir: Más pan y menos manteles.
Con 350.000 visitantes es para que la ciudad se hubiera colapsado. No he visto en ningún medio de comunicación fotos o imágenes en las que se pudieran ver largas colas para acceder a visitar aquellos sitios de interés turístico, una media de 44.000 personas diarias por muy grande que sea nuestra ciudad se nota y mucho. No pasa desapercibida. En Elche siempre ha habido mucha gente en la calle durante las fiestas, la gran mayoría ilicitanos, lo que parece ser que ocurre es que, como antes he dicho, la alcaldesa no conoce las fiestas ilicitanas en su verdadera dimensión, de ahí que o bien se equivoque en su valoración o exagera, yo creo que más bien se trata de esto último. Un apunte para decir que puede que este año 2013 sea recordado como el del principio del fin del lanzamiento de carretillas. Estas cosas pasan cuando hay un gobierno local sin personalidad para oponerse al dictado de unas normas que tienden a acabar con una tradición de muchas décadas de algo, como las “carretillas”, que forma parte de la cultura de nuestra ciudad, aunque visto por dónde van los tiros la cultura, para algunos en concreto, solo se considera como tal cuando tiene carácter religioso. La obligatoriedad del célebre carné de lanzador de carretilla pone de manifiesto la desaparición de algo muy emblemático en nuestras fiestas. Ante esto habrá que preguntarse si para correr en los encierros de los sanfermines o correr delante de una vaquilla en cualquier pueblo de España se deberá ser poseedor del carné de torero. Los sanfermines y las vaquillas tienen mucho más riesgo y peligro que estos fuegos de artificio y ahí andan, sin normas, y si las hay las obvian.
Para ratificarse o justificar lo dicho sobre el número de visitantes la alcaldesa se apoya en que en los días de las fiestas no ha habido una habitación libre en los hoteles del casco urbano. Dicho así da la impresión de que en nuestra ciudad las plazas hoteleras se cuentan por miles cuando en realidad no es así. Este argumento o soporte no es muy consistente pero a la hora de pretender justificar su “brillante” gestión al frente de la concejalía de Turismo para la alcaldesa todo vale.
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