¿Un antes y un después?
Resulta bastante difícil el aceptar que en pleno siglo XXI se estén dando episodios que ponen de manifiesto que en nuestro país existen aún grandes desigualdades y que esa igualdad que todos deseamos va a ser muy difícil de conseguir.
Lamento profundamente lo que le pueda ocurrir a cualquier ser humano en lo que respecta a su salud que, para mí y creo que para todos, es el principal sostén de la persona y por ello me preocupa la salud del Rey de España y las vicisitudes físicas por las que está pasando y de las cuales le deseo un pronto restablecimiento. Lo lamentable de este caso es que está señalándonos esas desigualdades y el hecho de su recaída del problema de cadera que venía sufriendo y para corregir el cual se han requerido los servicios de un cirujano norteamericano de origen español, el doctor Miguel Cabanela, del cual cuentan maravillas en lo que respecta a las operaciones de cadera y que será quien dirija al equipo que va a retirar la prótesis que hace un tiempo le colocaron al Monarca al habérsele infectado, esto lo pone en evidencia. Este cirujano vendrá a España y no será necesario el que su Majestad tenga que desplazarse a Rochester (EEUU) para ingresar en la afamada Cínica Mayo a la cual pertenece el doctor Cabanela.
Este trato “especial” me recuerda esos casos en los que algunas familias se han visto y se ven envueltos y que afectan a sus hijos con serios problemas de salud y que precisan ser tratados en los Estados Unidos y que la Seguridad Social no se hace cargo del costo del tratamiento u operación quirúrgica y mucho menos el Estado español corre con el costo de la estancia de los padres al tener que desplazarse. Estos se ven abocados a tener que recurrir, para recaudar el dinero necesario, a algo que a mí, la primera vez que lo oí, me sonó a broma o chiste de mal gusto, a recoger algunas toneladas de tapones de plástico para posteriormente ser vendidos a una empresa de reciclaje. Algo que no entiendo, bueno en realidad sí lo entiendo, debería hacer que se les cayera la cara de vergüenza a nuestros gobernantes. Pero, claro, para eso hace falta tener un mínimo de dignidad y autoestima.
Esto del Rey también me ha recordado a Elvira Roda, la “chica de la burbuja” aquejada de sensibilidad múltiple que tuvo que desplazarse en 2008 al Centro de Salud Ambiental de Dallas (EEUU). En este caso la Consejería de salud Valenciana anunció que se haría cargo de su tratamiento pero no de su regreso a España desde Dallas en un vuelo especial como aconsejaba su frágil estado de salud, su familia no podía asumir el costo del viaje y tuvo que ser el sentimiento solidario en este caso de una persona muy conocida por sus negocios inmobiliarios, Francisco Hernando “El Pocero”, que puso a disposición de esta familia su avión particular medicalizado y se pudo llevar a cabo el regreso de Elvira Roda a España.
En el caso del Rey, y esto no es una crítica sino una exposición que demuestra que la igualdad es algo que está en la lejanía más extrema, este no ha tenido que recurrir a la recogida de tapones de plástico para desplazarse a la Clínica Mayo en Rochester (USA) ni que ninguna persona generosa le preste su avión para hacerlo, no, en el caso de Juan Carlos I se puede decir que la montaña ha venido a Mahoma. Repito que esto no es una crítica a la Familia Real, con cuyo dolor me solidarizo, sino un deseo de reivindicar, de una puñetera vez, la misma igualdad y los mismos derechos para todos los seres humanos. Sería deseable que después del trato que va a recibir el Rey pudiéramos hablar de un antes y un después, pero mucho me temo que no va a ser así.
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