A Vicente Martínez Martínez
Estimado señor: Espero que no tome usted como una intromisión por mi parte el participar en la polémica que se ha desatado a raíz de un escrito firmado por usted y publicado en este diario el pasado 28 de enero. El título de dicho escrito era el de: “Hay alguien en el PSOE de Elche que sea provida”. En el PSOE todos somos provida, todos, lo que usted debe preguntar a la beatería con la que usted se relaciona es si son o no son todos provida, cosa que dudo mucho porque si así fuera los hijos de cada uno de estos matrimonios provida se deberían contar por decenas y eso creo que le debe constar a usted pues Dios no dijo aquello de “Creced y multiplicaos” para que la gente cumpliera un deseo carnal, el sentido era otro: “Engendrar y educar nuevos hijos para Dios”. Para evitar que alguien pueda interpretar mis palabras como una grosería no me extiendo más sobre este aspecto en aclarar porque se dotó, dicen que lo hizo Dios, yo ni lo pongo en duda ni lo afirmo, de órganos reproductores al hombre y la mujer, no los puso Dios ahí, como antes he dicho para satisfacer un deseo carnal sino para dar vida, o sea para hacer realidad aquello de “creced y multiplicaos y llenad la tierra”. Luego, repito, estas familias de “fieles” seguidores deberían contar sus hijos por decenas. ¿Qué métodos utilizan para evitarlo? ¿Oes que “pasan” del deseo carnal?
Dicho esto, y por aquello de que los cortés no quita lo valiente, decir que tiene usted toda la razón cuando se refiere a la actitud de ciertos socialistas, imagino que se trata de esos que han tenido algunos y siguen teniendo otros una estrecha relación con alguna que otra congregación afecta a la Iglesia Católica, en particular en la Junta General de Cofradías de la Semana Santa, y que a lo mejor la Iglesia mantenía esa relación porque tenía algo que ver con el Gobierno local socialista por intereses que supongo que a muchos no se nos escapan y que no han tenido lo que hay que tener para responder a la pregunta con la que usted titulaba su escrito del pasado día 28.
Pero hay un segundo escrito firmado por usted y publicado en este periódico el pasado día uno de febrero, en el cual debo confesarle la enorme decepción que me ha causado el que una persona con su preparación religiosa e intelectual acuda, para apoyar “sus” razones, las de usted y otros como usted, contra el aborto, contándonos lo siguiente: “Que en el 2010. Joaquín Martínez Montero, concejal del PSOE de Paradas (Sevilla) se dio de baja en dicho partido al aprobarse la ley del aborto, la de Zapatero, enviando una carta a este en la cual hablaba del humanismo universal que históricamente caracterizó, según el concejal que dimitió, al socialismo, por lo visto quería dar a entender que este se había olvidado.
Mire usted señor Martínez, este es un argumento, mejor dicho una intentona muy pobre de probar que hay muchos o pocos, no lo sé, socialistas que no están conformes con el aborto, pero usted, por el ministerio que ejerce, debería ser más justo y haberse referido también a una entrevista que se le hizo a una monja de clausura y que también se publicó en este diario el pasado 24 de enero. La monja en cuestión es Sor Lucía Caram que ha revolucionado las redes sociales y que cuenta con 25.800 seguidores en Twitter. En dicha entrevista le preguntan a Sor Lucía: “¿Cree oportuna una reforma de la ley del aborto?”. Respuesta de la religiosa: “Yo estoy a favor de la vida siempre. El aborto siempre es un fracaso y la mujer que llega a esta situación siempre lo experimenta así. Pero yo nunca condenaré a una mujer o a una pareja que lo decida. Estar embarazada es una cuestión de dos. Habrá casos en que lo decida la mujer sola y otros muchos que lo sea la pareja. Tenemos que ser respetuosos y que la mujer no se la única que cargue con la responsabilidad. Habrá que buscar facilidades para las personas que quieran tener un hijo. Pero quienes tomen libremente la decisión tienen que ser las personas. La Iglesia no puede meterse ahí. Ni siquiera Dios que por algo nos hizo libres. La Iglesia no tiene nunca que imponer su ética de máximos a la sociedad. Tiene que haber una ética de mínimos común a todos los ciudadanos. La Iglesia podrá marcar pautas a quienes libremente han asumido abrazar la fe dentro de esta comunidad pero no tiene derecho a presionar ni a obligar a nadie a que se tomen medidas en función de unos valores religiosos. Hay que separar la religión de la política, acompañar a la gente, formar las conciencias y volver al Evangelio, donde hay muy pocas cosas mandadas y prohibidas.
Voy a obviar comparaciones pero si se diera la circunstancia de que algún día asistiera a misa me gustaría más, mucho más, que el contenido de la homilía tuviera más que ver con lo que dice Sor Lucia que con escuchar el pobre argumento para justificar algo que creo que no está demás que sea objeto de debate en la sociedad, contándonos la dimisión de un concejal, muy respetable como se debe respetar a cualquier otra persona, de un pueblo de la provincia de Sevilla. Acabo recordándole las palabras de Sor Lucia:”La Iglesia no puede meterse ahí. No siquiera Dios que por algo nos hizo libres”. Respetuosamente.
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