Hacia una España Mejor

lunes, enero 27, 2014

La patada en el culo (con perdón)

Según el mandato constitucional son las mayorías quienes en sufragio universal eligen a los gobernantes, aunque muchos no lo creen son también las mayorías las que en ocasiones suelen equivocarse y dar su confianza a un grupo de individuos que se presentan bajo unas siglas y con un programa electoral que es lo más parecido a esos trípticos que en ocasiones nos encontramos “embuchados” dentro del periódico que a diario solemos adquirir y en el cual te ofrecen una serie de artículos que quedan muy bien en el dibujo que los ilustra pero que en muchas ocasiones suelen ser, en la práctica, un verdadero fiasco. Pero mira por donde los gobernantes se aprovechan de esa buena fe de los que les dan mayoritariamente su voto y desde esa posición de privilegio que estas buenas personas les han proporcionado con su papeleta electoral, mantienen su inoperancia, su incompetencia, su incapacidad, su inutilidad y sus constantes mentiras. Cuando toda esta “brillante” hoja de servicios es criticada incluso por aquellos que les otorgaron su confianza, ellos se enrocan en que cuentan con la mayoría de votos cuando esa mayoría, esa confianza, hace tiempo que la perdieron y ponen oídos sordos a todos aquellos que piden su dimisión y elecciones anticipadas. La Constitución Española contempla el que pueda haber elecciones anticipadas, dimisión del Gobierno y moción de censura. Tres posibilidades que ninguna de ellas cuenta con la más remota posibilidad de que se produzcan y que ello provoque un cambio de Gobierno. El Gobierno no convoca elecciones anticipadas, mucho menos dimite y la moción de censura tiene escasas posibilidades de salir adelante y solo sirve para el fomento del chanchullo, de la componenda y de la compra de votos. En definitiva para que todos nos demos cuenta de la “honestidad” y “buen hacer” de algunos políticos. Por ello hay algo en la Constitución que se está echando muy en falta y esta circunstancia no es otra que la de que en la misma no se contempla lo de echar al Gobierno mediante una “patada en el culo”, que sería lo más eficaz para poner en medio de la calle a esos gobernantes que no son más que la máxima expresión de la ruina y de la miseria para un país. Alguien podrá decir que esto de la “patada en el culo” puede sonar a golpismo, a tremendismo y a una práctica antidemocrática, nada más lejos de la realidad, una patada en el culo no hace daño a nadie, otra cosa sería que la patada se la dieran desde el rellano de un quinto o sexto piso, eso sí podría causar un daño grave, pero lo que yo propongo es que la patada se le desde una altura que no supere la del portal de entrada o salida, en este caso sería de salida, del edificio que ocupa el Gobierno. Por tanto está claro que hablamos de una patada en el culo sin la menor intención de causar un daño físico a nadie. El tremendismo no justifica acción alguna cualquiera que sea su naturaleza, ahora bien, el casi insignificante hecho de poner en la calle a unos ineptos gobernantes mediante una simple patada en el culo, es muy posible que trajera la felicidad y el bienestar a millones de personas. Estoy seguro de ello. No veo ilegalidad alguna en que el método de “destituir” a un grupo de ineptos mediante al procedimiento de la patada en el culo pueda poner en entredicho lo que debe ser la intachable norma constitucional, a diario y mediante lo que al respecto dictan las normas legales, miles de trabajadores son puestos de patitas en la calle mediante una simple patada en el culo y nadie se escandaliza ni habla de golpismo ni de derrocamientos. Si, ya sé que se puede dar una patada en distintas partes del cuerpo, sobre todo en una que no quiero ni pensar en ello, pero tampoco vamos a ir más allá de los límites que como personas civilizadas debemos respetar. Considero y veo suficiente que con una patada en el culo basta.