Lo razonable según Rajoy
A Dios lo que es de Dios y a Rajoy lo que es de Rajoy. Una vez puesto cada uno en su sitio, justo es reconocer que Rajoy, tonto, lo que se dice tonto no es, no es una lumbrera pero no es tonto del todo. El hombre, con la “agilidad” mental que le caracteriza, lástima que esa “virtud” no la utilice para sacarnos a los españoles del hoyo donde estamos hundidos, se ha percatado de la fragmentación de la izquierda y por tanto los muchos que son a repartirse los votos del electorado progresista, más aún después de la aparición de Podemos, y ha afirmado que lo “razonable” es que el cargo de alcalde recaiga sobre el candidato que haya encabezado la lista más votada. Como siempre Rajoy anda muy lejos de complacer o de ceder ante los deseos del populacho que lo que quiere son listas abiertas y no votar a una lista cerrada plagada, en muchos casos, de individuos de dudosa catadura moral. Los españoles quieren poder votar directamente a aquellas componentes de las distintas listas que les son conocidos y les merecen confianza y no verse obligados a votar a chorizos corruptos muchos de ellos convictos y confesos. Después, que sean los concejales que compongan la totalidad de la Corporación en cada pueblo o ciudad, los que elijan presidente de la misma. A Rajoy se le han encendido las luces de posición y desde ella se ha dado cuenta de que precisamente por ese reparto de votos entre los muchos partidos de izquierdas existentes le puede reportar a la derecha, con cuatro votos y medio, un importante número de alcaldías. Esto es lo razonable según Rajoy y lo argumenta e intenta justificarlo recitando su ya vieja letanía de que no es ético el arrebatarle, mediante pactos poselectorales, la alcaldía a la lista más votada. Rajoy no tiene en cuenta, que sumados los votos de los partidos de izquierdas conforman una mayoría y que esta mayoría es ampliamente coincidente en el aspecto programático. Rajoy no dice que un alcalde en minoría está obligado a pactar con otras fuerzas, en ocasiones de signo ideológico totalmente opuesto, con lo que está expuesto al chantaje e incluso a ir contra su propio programa electoral y en el PP saben mucho de esto. Pongo como ejemplo a Extremadura. ¿Cómo van a aprobar los presupuestos que son la madre del cordero de cualquier Administración Pública? Pactando si es necesario con el mismo diablo. Se puede gobernar en minoría porque muchas decisiones las puede tomar la Junta de Gobierno, pero hay cuestiones, temas importantes, que son competencia del pleno municipal el aprobarlos y eso exige pactos y por tanto concesiones y por ello “bajadas de pantalones”. En esto último sí tiene razón Rajoy, ni es ético ni mucho menos elegante. ¿Se imagina usted, querido lector, a todo un alcalde en medio del salón de plenos con los calzones bajados? Horrible.
Sí, Rajoy cree haber descubierto un filón que le puede dar muchas alcaldías. La izquierda convertida en reinos de taifas y la derecha totalmente unida y compacta. Ya lo dijo Aznar cuando ganó las elecciones generales del 96: “Hemos ganado ahora que no queda nadie a nuestra derecha”. Por cierto, en el PP denuncian a diario que todos los incidentes callejeros que se producen son provocados por la extrema izquierda. Cada vez que escucho esta afirmación me pregunto lo siguiente: ¿Dónde está la extrema derecha? Porque en España la extrema derecha siempre ha estado omnipresente. A lo mejor esta pregunta ya hace tiempo que me la respondió Aznar cuando dijo eso de que “ahora que no queda nadie a nuestra derecha”. Se puede adivinar, sin tener que llegar al extremo de que se nos “socarren” las neuronas, donde se halla “refugiada” y “camuflada” la extrema derecha.
De toda esta “propuesta” de Rajoy lo que más me ha llamado la atención es que, al parecer, se ha olvidado de la coletilla, muletilla o posdata que añade en todas y cada una de las iniciativas que promueve: “Y esto va a crear muchos puestos de trabajo”. Creo que ha tenido un fallo garrafal al olvidarse de este “detalle”. Pero seguro que se habrá dado ya cuenta de ello y corregirá esta omisión. A lo mejor es que deja para la ministra de Desempleo, Fátima Báñez, el que dé cuenta del número de empleos que se van a crear si los alcaldes son los de la lista más votada. Ya sabemos cómo son muchos alcaldes del PP a la hora de “asignar” y “crear” puestos de trabajo. Creo que todo lo que he dicho anteriormente es más que obvio, es del dominio público y del pensamiento generalizado, pero Rajoy, una vez más, nos falta al respeto a los españoles tomándonos por tontos. En cualquier caso justo es decir que Rajoy no practica el populismo, pero sí el oportunismo.
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