La abuela no tiene hambre
Es innegable, los hechos así lo ponen de manifiesto, que hemos vuelto a lo de las dos Españas, pero no como las describía Machado sino como por un lado la describe Rajoy y su caverna mediática o sea la, según él, España de la felicidad donde la crisis ya pasó a la historia y aflora la riqueza y por otro la España real, la de la miseria, la desilusión y la desesperanza, en definitiva la que estamos padeciendo la inmensa mayoría de los españoles, una España real que no es otra que la de los 12 millones de personas que viven bajo el umbral de la pobreza; los más de dos millones y medio de niños desnutridos y que impresentables como el vocero del PP, Rafael Hernando, o el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, decían que ello era por culpa de los padres o que lo que en realidad había eran muchos niños obesos; la de las decenas de miles de personas sin hogar y la del millón y medio de familias en infraviviendas; la de los 2.300.000 personas que pasan hambre; la de que cada minuto que pasa cae un niño en riesgo de pobreza; la de los tres millones de pobres, siendo el cuarto país más desigual de la Unión Europea y que en 2013 ocupaba el decimoquinto lugar; la de, según la EPA, más de cinco millones de parados; la de los casi tres millones de parados sin percibir subsidio alguno; la de la más de 700.000 familias en cuyo hogar no entra un solo euro; la de las 1.800.000 familias con todos sus miembros en paro; la de del 1.400.000 jóvenes sin trabajo; la del 25,4% de trabajadores con contratos temporales siendo la mayoría de ellos de corta duración; la España donde el 90% de los contratos de trabajo son de carácter temporal; la España donde hay cientos de miles de personas discapacitadas y dependientes sin ningún tipo de ayuda; la España donde existe un incontable número de niños escolarizados en barracones; esta es la España en la que desde que se inició la crisis se han registrado más de 400.000 ejecuciones hipotecarias y una gran parte han acabado en desahucio afectando a miles de familias. Esto entre otras cuestiones de no menos importancia y vitales para el bienestar de las personas que el Gobierno de Rajoy se ha encargado de liquidar es la España real, la España diferente a la que nos pinta Rajoy, la España donde la desmoñada de la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, dice que los jubilados se han ahorrado en 2014 un total de 2.000 millones de euros por la bajada de la carestía de la vida y que en el año actual se prevé un resultado igual o mejor.
No, sobran ejemplos, la España actual la describe en toda su cruda y trágica realidad ese spot que vemos en la tele en el cual podemos ver como una señora mayor, la abuela, le pone la cena a sus dos nietecitos, un plato con patatas fritas y dos o tres trozos de chorizo, y hecho esto se retira a otra estancia de la vivienda y se sienta en una silla con cara de suma tristeza mientras oye que uno de sus nietos le pregunta: “Abuela ¿tú no cenas con nosotros?” A lo cual ésta le responde: “La abuela no tiene hambre cariño”. Esa es la España real no la que nos quiere vender ese pintamonas que tenemos como presidente del Gobierno y al cual no me explico cómo hay alguien capaz de darle su voto y por tanto su confianza. ¡Qué horror!
Se califica de antisistema a todos aquellos que se muestran en desacuerdo con las políticas diseñadas y aplicadas por los políticos gobernantes las cuales no guardan la más mínima relación con los principios de igualdad y justicia social.
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