AQUELLOS INTELECTUALES
Entre los meses de mayo a octubre de 2000, se produjo una fuerte reacción por parte de intelectuales, arquitectos, arqueólogos e historiadores y algún concejal y concejala de la oposición contra el proyecto del equipo de gobierno del ayuntamiento de Elche para la construcción de un aparcamiento en la zona de Traspalacio.
La verdad es que uno, ciudadano de a pie e intelectualmente muy justito tirando a ignorante, se sobrecogía ante el cúmulo de desgracias que según anunciaban estos tan preparados señores se podrían producir tanto en el aspecto urbanístico, arqueológico e histórico si se "removía" el subsuelo alrededor del Palau de Altamira.
No voy a repetir lo que decían pero si alguien lo desea puede echarle un vistazo a la prensa de aquellas fechas y podrá darse cuenta de que el proyecto municipal iba a destruir los orígenes de la ciudad de Elche y sus monumentos más emblemáticos. Ante tanta concentración de sabiduría uno se llegaba a confundir hasta el punto de que no entendía bien lo que manifestaban estos sabios protectores, máxime cuando llegaron a decir que: "El megalómano programa municipal de construcción de aparcamientos en la vía pública está poniendo en peligro un bien escaso como es el subsuelo que opinaban debería ser reservado para actuaciones que se puedan presentar en el futuro como un metro". Uno leía esto y se preguntaba que como era posible que se quejaran por una actuación muy concreta y muy localizada y que sin embargo abogaran por reservar el subsuelo para la construcción de un posible o futuro transporte metropolitano que dejaría, seguro, ese subsuelo donde yacen nuestras raíces hecho un queso de gruyer.
El aparcamiento se ha construido y no han habido "palmericidios", ni viejas murallas tapadas por un muro de hormigón de 12 o 13 metros de altura ni tampoco hay "extrañas protuberancias" en el acabado superficial ni el resto de desastres que anunciaban.
El entorno de Traspalacio ha mejorado ostensiblemente, el Palau de Altamira y trozos del mismo que han permanecido enterrados durante muchas décadas ahora lo pueden contemplar los ilicitanos con más claridad y amplitud, el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE) recién inaugurado ha dado mucha más fuerza cultural e histórica a la zona y los ilicitanos podemos sentirnos satisfechos de la construcción de un aparcamiento que era necesario, que no hiere la vista de nadie, y que ha supuesto el poder acometer y realizar una serie de actuaciones paralelas que me gustaría fuesen comentadas y valoradas por aquellos intelectuales que tan radical y duramente se opusieron en aquellos meses del año 2000. En ocasiones no es el que más sabe, o cree saber, quien más acierta.
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