LA ELEGANCIA DE ZAPLANA
Para Zaplana, cualquier ocasión es buena para subirse al escenario y representar, una vez más, la comedia de la confusión, de la mentira y del insulto.
Ahora ha aprovechado la oportunidad que le han brindado las declaraciones de Rodríguez Ibarra, anunciando que se retira de la actividad política, para arremeter contra Zapatero y llamar cobardes a los socialistas por, según Zaplana, no atreverse a decirle a Zapatero que no están del todo conformes con lo que sucede en el PSOE.
Muchos, han dicho, y con mucha razón, que Zaplana, ha estado poco elegante al aprovecharse una decisión muy personal, y muy comprendida por todos, del presidente de Extremadura. Al parecer los que esto afirman no se han dado cuenta de que la elegancia de Zaplana solo es externa como así fue reconocida hace unos meses por la Asociación de Sastres de España que le declararon como el político más elegante por su forma de vestir. Que no es lo mismo que su forma de comportarse. Del vestir a bien a comportarse como una persona de bien media un abismo y este es el caso de Zaplana.
No es que Zaplana se haya caracterizado por dispensar un tratamiento correcto, amable y respetuoso a los demás. Zaplana cuenta con una talla física bastante aceptable pero su talla moral está por lo suelos, es por ello por lo que se ha desbocado tanto que le es imposible ponerse en cada momento a la altura que cada circunstancia merece.
Por eso por lo que con Zaplana se hace bueno aquello, a pesar de lo que digan los sastres de España, que “aunque el mono se vista de seda…”