Hacia una España Mejor

lunes, febrero 25, 2008

Hablando de agresiones


Inadmisibles y condenables son todos aquellos actos tendentes a coartar la libertad de las personas y no me refiero solamente a los recientemente sufridos por cargos del Partido Popular. Lo que le ocurrió en Lérida a Zaplana, donde fue insultado, también. Aunque no creo que haga falta que nadie insulte a tan ilustre personaje ya que el mismo se basta y se sobra para insultarse, con su conducta, a si mismo.
Es bueno eso de tener memoria histórica, pero mejor es, como en mi caso, el tener una hemeroteca que te evite esfuerzos mentales para recordar. Y al hilo de estas agresiones a personas relevantes del PP he echado mano de mi archivo y he podido ver como el 19 de de julio de 1991, el presidente del CDS de Salamanca tuvo que huir saltando por una venta del edificio de la Diputación Provincial huyendo de las iras de unas doscientas personas, en su mayoría alcaldes, concejales y diputados regionales del PP de Salamanca. El presidente del CDS, José Luís Sagredo, tuvo que refugiarse en un comercio próximo para evitar ser agredido. El motivo por el cual esos exaltados cargos del PP querían agredir a Sagrado, era porque el CDS y PSOE junto con el voto de José Dávila Rodríguez, este fue elegido presidente de la Corporación. En detrimento del que lo era, Casimiro Hernández Calvo, del PP.
Las reacciones desde el PP fueron las siguientes. Por parte de Manuel Fraga: “No hay en la historia política de España, desde los tiempos en que traicionaron a Viriato, una vergüenza mayor que la traición de Salamanca” añadiendo que “que ahora se agarren a dos o tres borrachos –refiriéndose a los exaltados- que no sabemos quienes eran ni quien los puso allí para provocar, para justificar la más vergonzosa jugada política” (22-07-1991). Por cierto, cuatro meses después, el 22 de noviembre de 1991, tenía lugar la moción de censura al alcalde socialista de Benidorm, y con el voto de la tránsfuga socialista, Maruja Sánchez, Zaplana se aupaba a la alcaldía de Benidorm. Fraga, no habló de vergüenza ni de nada parecido.
Por otro lado, el PP salmantino no encontró a los que en dicha revuelta reclamaron la vuelta de Franco (25-07-1991). El entonces portavoz del CDS, Antoni Fernández Teixidó, dijo que “independientemente de los esfuerzos del señor Aznar por centrar su partido, el talante y las actitudes de los dirigentes populares en Salamanca evidenciados el jueves sitúan al PP en el centro…de la extrema derecha” (20-07-1991). Acertaba Fernández Teixidó, en lo de la “extrema derecha” y situaba al PP en el centro del extremismo ideológico. Los años se han encargado de darle razón.
Cuando se culpa a Zapatero de haber sido el que ha provocado estos intentos de agresión a políticos del PP se pone de manifiesto aquel dicho tan popular de que ningún jorobado se ve su joroba y de que hay quien ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el suyo propio.