Copulan poco
Iba a emplear la palabra “copulamos” en el título de este comentario, pero la prudencia, la realidad y sobre todo la edad, me han obligado no incluirme en una cosa tan seria como lo es la copulación. Pero a lo que iba. El caso es que el cardenal Agustín García-Gasco en su pastoral del pasado domingo, ha culpado, no podía ser de otro modo, al Gobierno de la baja natalidad en España por los cambios legales que se han propiciado desde el Ejecutivo que dirige Zapatero. El cardenal ha dicho que “los cambios legales económicos que perjudican a la familia son negativos para las familias y para la sociedad. Que España se haya convertido en uno de los países con más baja natalidad de Europa es un dato muy significativo con graves consecuencia en todas las esferas”. Este santo varón tiene toda la razón del mundo. Solo le ha faltado decir que con Franco se copulaba más, claro que en aquellos años la mayoría de los españoles no tenían televisor. La televisión ha sido uno de los más eficaces anticonceptivos que han creado los científicos y por si faltaba poco la gente se ha “enganchado” a las videoconsolas y se pasa las horas muertas dale que te pego. A los videojuegos, claro.
En aquellos tiempos la Iglesia ayudaba mucho a la familia y por eso se podían tener hijos sin ningún tipo de problema. Las pías señoras del Ropero de Santa Clodoalda, y de otras santas, te los vestían con la ropa que retiraban las familias que podían comprarla, las familias pudientes, claro, y Cáritas te daba unos vales con los que podías ir a comprar comida, esos vales no daban para mucho, pero tampoco Cáritas tenía la obligación de engordar a la gente. Eran tiempos de “prosperidad” y de “buenas perspectivas” para los españoles. Había abundancia de todo. Tanto es así que cuando se podía, que no era en demasiadas ocasiones, te comprabas unos palmos de tejido para que te confeccionaran unos pantalones y la tela que sobraba la guardabas para, y esto era muy frecuente, cuando el pantalón se te rompía por la parte del “culete”, solucionarlo poniéndote dos parches que de alguna forma venían a demostrar que aquellos tela de esos desgastados pantalones tuvieron un día un color el mismo color que esas llamativas culeras. Pero eso sí, la Iglesia siempre ha estado ahí para rezar por la familia. Donde haya un buen rezo…
Pero la Iglesia tiene soluciones para todo. El pasado domingo un sacerdote bendijo la “boda” de dos elefantes en el parqué benidormí de Terra Natura. Petita se llama ella y Luka él. La Iglesia, vistas las palabras que pronunció el sacerdote al acabar la ceremonia, espera con este tipo de bodas que la cosa de la natalidad se arregle. El cura dijo: “Ahora queda un camino por recorrer y ojala que dentro de 22 meses –lo que dura el periodo de gestación- podamos bendecir no a uno, sino los trillizos de Luka y Petita”. Es una forma de recomendar y animar a la copulación. Creo que estas mismas palabras debería decirles el cura oficiante en una boda, a los contrayentes. Me dice un amigo que con esto de casar a elefantes y posiblemente a otros animales, la Iglesia quiere cubrir los huecos que se le van quedando por todos aquellos que se casan en el juzgado o en los ayuntamientos, al propio tiempo que les sirve de recordatorio o práctica a los sacerdotes, ya que cada vez son menos las bodas que ofician. Por culpa de este Gobierno, claro, ya que la Iglesia no es culpable de esa especie de diáspora nupcial. ¡Que va!
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