El manifiesto, puesto de manifiesto
Al ya más que célebre Manifiesto en defensa del castellano orquestado por la derecha y su coro mediático se han encargado de ponerlo de manifiesto. Como usted sabrá, querido lector, aquí en la Comunidad Valenciana, gobernada por el PP, la consellería de Educación ha decidido que la asignatura de Educación para la Convivencia (EpC) se de en inglés. Ahora la misma consellería se está planteando el que otra nueva asignatura, la de Ciencias para el Mundo Contemporáneo, se imparta también en inglés. Si esto es una forma de salvaguardar la lengua oficial del Estado español según el artículo 3 de la Constitución Española, que alguien me lo aclare. Como se puede comprobar los “defensores”, primero de la “unidad” de España, después de la bandera y ahora de la lengua oficial del Estado, están utilizando estas cuestiones por una pura y simple manera de dar por saco. La bandera les importa un comino, la unidad lo mismo y el lenguaje a la vista está.
Por cierto ahora que me he decidido a escribir sobre esto de la lengua quiero poner de manifiesto algo que siempre me ha llamado mucho la atención en relación con el debate del catalá, del euskera y del gallego. En Inglaterra se habla el inglés. En Francia el francés, En Alemania, el alemán. En Rusia, el ruso y así hasta una larga lista de naciones donde la relación del nombre que se da a su lengua está acorde con el de cada país. Sin embargo en España no. En España la lengua oficial es el castellano y el castellano viene de Castilla. Por la misma causa se hubiese podido adoptar en su día que el idioma español fuera el catalán, el euskera o el gallego. Pero lo más lógico hubiese sido denominar a nuestro idioma oficial como el idioma español y no darle el nombre de uno de los muchos reinos que se asentaban sobre nuestro suelo. Por lo visto la unidad de España, la de los Reyes Católicos, trajo consigo una imposición y es que el idioma debía ser el castellano. En Canadá se usan oficialmente el inglés y el francés y en Bélgica el alemán, el francés y el neerlandés, cosa que se da en otros muchos países. Y no pasa absolutamente nada, todos conviven en paz, en orden y en armonía y todos sus ciudadanos defienden a su patria y a su bandera como un solo hombre.
Cuando el Gobierno habla de inmigración o de cuestiones como el aborto, el divorcio o la eutanasia, la derecha pone el grito en el cielo y dice que eso no les interesa a los españoles, que los españoles esperan otras cosas del Gobierno. Por contra se les puede responder que los españoles esperan de la derecha alternativas más serias y que se dejen ya de la “unidad de la patria” porque los españoles, todos, estamos unidos, que se olviden de la bandera porque, salvo algunas opiniones muy respetables, de forma mayoritaria los españoles están por la que hay y que sobre el idioma la Constitución lo deja bastante claro en su artículo 3 apartados 1,2, y 3.
Lo del Manifiesto es una muestra más del cinismo de la derecha.
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