Dívar ya es historia
Ha dimitido el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y a la vez del Tribunal Supremo (TS) Carlos Dívar. El expresidente del tercer poder del Estado ya es historia, ha entrado en ella por ser el primer presidente del TS que se ve obligado a dimitir coincidiendo con los doscientos años de existencia de esta institución.
El cómo se ha llegado a esta situación es algo que nunca debió ocurrir, si ha sucedido así ha sido como consecuencia de la aprobación, en 1996, por parte del CGPJ de la no obligatoriedad de justificar en que se gastaban el dinero público los componentes de este consejo, un acuerdo que nunca debió ser consentido por mucha independencia que tuviera el CGPJ y que además fue adoptado por la parte interesada, los beneficiarios de esta decisión fueron, como se suele decir y nunca mejor dicho en este caso concreto, jueces y parte, algo inaudito, incompresible para los españoles, como así lo han manifestado a raíz del episodio protagonizado por Carlos Dívar, en definitiva algo que no tiende a dignificar al CGPJ y a que sus miembros hayan estado estos días en el punto de mira de la opinión, tanto pública como escrita. Creo que a alguien debe corresponderle, principalmente al CGPJ, de tomar debida nota de lo ocurrido para poner las cosas en su sitio y posibilitar el que el dinero público sea tratado con la máxima transparencia. Este es uno de esos hechos que no deben volver a repetirse jamás.
Muchos son los que no han obrado correctamente, al menos esa es la percepción que tienen muchos españoles que no han entendido la postura del fiscal al exculpar a Dívar y avalar que se haya gastado dinero público sin justificar. Sin olvidar la celeridad del Tribunal Supremo al archivar en menos de veinticuatro horas la denuncia contra Dívar. Y desde luego la desafortunada manifestación del ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, que ante la exculpación del fiscal dijo aquello de que “Carlos Dívar y la Justicia han salido fortalecidos”, una frase como ya he dicho inoportuna y fuera de todo razonamiento por la cual el ministro debería pedir disculpar a los españoles.
El sucesor, en funciones, de Dívar en el CGPJ, es Fernando de Rosa, el cual ha dicho que Dívar le ha manifestado que “está dolido por la imagen que se ha trasmitido del CGPJ”. La imagen la ha transmitido el propio Carlos Dívar, y todos aquellos que de una forma u otra participaron para que este “fraude”, más moral que económico, haya tenido lugar. Por cierto, el sucesor, Fernando de Rosa, no dejó precisamente un recuerdo imborrable y grato a su paso por la consellería de Justicia de la Comunidad Valenciana, de la que fue titular. Es de esperar que no vaya más allá de ser presidente en funciones.
El cómo se ha llegado a esta situación es algo que nunca debió ocurrir, si ha sucedido así ha sido como consecuencia de la aprobación, en 1996, por parte del CGPJ de la no obligatoriedad de justificar en que se gastaban el dinero público los componentes de este consejo, un acuerdo que nunca debió ser consentido por mucha independencia que tuviera el CGPJ y que además fue adoptado por la parte interesada, los beneficiarios de esta decisión fueron, como se suele decir y nunca mejor dicho en este caso concreto, jueces y parte, algo inaudito, incompresible para los españoles, como así lo han manifestado a raíz del episodio protagonizado por Carlos Dívar, en definitiva algo que no tiende a dignificar al CGPJ y a que sus miembros hayan estado estos días en el punto de mira de la opinión, tanto pública como escrita. Creo que a alguien debe corresponderle, principalmente al CGPJ, de tomar debida nota de lo ocurrido para poner las cosas en su sitio y posibilitar el que el dinero público sea tratado con la máxima transparencia. Este es uno de esos hechos que no deben volver a repetirse jamás.
Muchos son los que no han obrado correctamente, al menos esa es la percepción que tienen muchos españoles que no han entendido la postura del fiscal al exculpar a Dívar y avalar que se haya gastado dinero público sin justificar. Sin olvidar la celeridad del Tribunal Supremo al archivar en menos de veinticuatro horas la denuncia contra Dívar. Y desde luego la desafortunada manifestación del ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, que ante la exculpación del fiscal dijo aquello de que “Carlos Dívar y la Justicia han salido fortalecidos”, una frase como ya he dicho inoportuna y fuera de todo razonamiento por la cual el ministro debería pedir disculpar a los españoles.
El sucesor, en funciones, de Dívar en el CGPJ, es Fernando de Rosa, el cual ha dicho que Dívar le ha manifestado que “está dolido por la imagen que se ha trasmitido del CGPJ”. La imagen la ha transmitido el propio Carlos Dívar, y todos aquellos que de una forma u otra participaron para que este “fraude”, más moral que económico, haya tenido lugar. Por cierto, el sucesor, Fernando de Rosa, no dejó precisamente un recuerdo imborrable y grato a su paso por la consellería de Justicia de la Comunidad Valenciana, de la que fue titular. Es de esperar que no vaya más allá de ser presidente en funciones.
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