Dudoso pero muy cierto
Circula estos días por Internet un escrito firmado por Albert Einstein, cuya autenticidad han cuestionado algunos escépticos que no creen que esta reflexión sobre la crisis la escribiera en su día el mundialmente famoso Premio Nobel de Física. En mi caso no puedo poner en duda su autoría pero si dejar claro que creo total y absolutamente en su contenido que, además, es de rabiosa actualidad.
Decía Albert Einstein, sobre la crisis: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progreso. La creatividad nace de la angustia, como el día de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar “superado”. “Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”. Hasta aquí el contenido de esa reflexión atribuida a Albert Einstein.
Es evidente que a nadie gustan los periodos de crisis que son ocasionadas por la torpeza y la falta de visión de futuro de los que dirigen este mundo, en particular políticos y personajes del mundo del “arte” de la economía, a los que se les supone una capacidad de gestión y de análisis muy amplia y en los que hemos depositado nuestra confianza, pero el mundo funciona así y las crisis son, por lo visto, imprevisibles, en ocasiones no tanto, tenemos el ejemplo de que todos sabíamos lo que iba a pasar en España con la burbuja inmobiliaria y pasó. Pero es evidente también que de las grandes crisis, desastres naturales, guerras, epidemias y cualesquiera otras causas que hayan producido crisis importantes y gravísimas han surgido nuevas ideas, nuevos métodos y sistemas de progreso, pero para eso se precisan personas capacitadas para, como dice Einstein, encontrar “salidas y soluciones”, pero creo que en lo que respecta al factor humano no son estos momentos tiempos en los que abunden los intelectos bien equipados capaces de encontrar “salidas y soluciones”, la realidad, la triste y agobiante realidad, la tenemos en que no se produce el menor avance para solucionar y salir de esta crisis que venimos padeciendo, al contrario, cada día que pasa las “salidas y las soluciones” están más alejadas. Se están dando palos de ciego y se pasa, como en el caso del Gobierno español, del pesimismo a la euforia con una facilidad y una rapidez que en vez de generar confianza lo que se hace es crear más angustia y zozobra.
Puede que las reflexiones que me he permitido copiar no sean de Einstein, no lo sé, pero lo cierto y verdad es que reflejan una realidad incuestionable. Y acabo preguntando: ¿Ha dimitido ya Carlos Dívar?
Decía Albert Einstein, sobre la crisis: “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progreso. La creatividad nace de la angustia, como el día de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis, se supera a sí mismo sin quedar “superado”. “Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”. Hasta aquí el contenido de esa reflexión atribuida a Albert Einstein.
Es evidente que a nadie gustan los periodos de crisis que son ocasionadas por la torpeza y la falta de visión de futuro de los que dirigen este mundo, en particular políticos y personajes del mundo del “arte” de la economía, a los que se les supone una capacidad de gestión y de análisis muy amplia y en los que hemos depositado nuestra confianza, pero el mundo funciona así y las crisis son, por lo visto, imprevisibles, en ocasiones no tanto, tenemos el ejemplo de que todos sabíamos lo que iba a pasar en España con la burbuja inmobiliaria y pasó. Pero es evidente también que de las grandes crisis, desastres naturales, guerras, epidemias y cualesquiera otras causas que hayan producido crisis importantes y gravísimas han surgido nuevas ideas, nuevos métodos y sistemas de progreso, pero para eso se precisan personas capacitadas para, como dice Einstein, encontrar “salidas y soluciones”, pero creo que en lo que respecta al factor humano no son estos momentos tiempos en los que abunden los intelectos bien equipados capaces de encontrar “salidas y soluciones”, la realidad, la triste y agobiante realidad, la tenemos en que no se produce el menor avance para solucionar y salir de esta crisis que venimos padeciendo, al contrario, cada día que pasa las “salidas y las soluciones” están más alejadas. Se están dando palos de ciego y se pasa, como en el caso del Gobierno español, del pesimismo a la euforia con una facilidad y una rapidez que en vez de generar confianza lo que se hace es crear más angustia y zozobra.
Puede que las reflexiones que me he permitido copiar no sean de Einstein, no lo sé, pero lo cierto y verdad es que reflejan una realidad incuestionable. Y acabo preguntando: ¿Ha dimitido ya Carlos Dívar?
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