¿Ha vencido David a Goliat?
Después del resultado que se ha dado en el referéndum celebrado en Grecia el pasado domingo, se puede afirmar con rotundidad que el mismo ha sido como consecuencia del libre ejercicio de la democracia y de la conciencia colectiva. Ha quedado bien claro que sin menoscabar la legitimidad de sus representantes políticos son los ciudadanos los que deben tener siempre la última palabra.
Creo que para todos ha quedado bien claro que el pueblo griego no le ha dicho no a la Unión Europea, tampoco le ha dicho no al euro, pero sí le ha dicho no, sin nada que lo ponga en duda, a las medidas de austeridad impuestas por la troika que como lamentablemente se puede comprobar son las que han llevado a los helenos a sufrir el paro, la pobreza, la indigencia y el hambre. Al igual que estamos experimentando en España, en Grecia el poder adquisitivo de los trabajadores y pensionistas ha bajado de forma escandalosa y por tanto lesiva, muy lesiva. La miseria campa a sus anchas tal y como está sucediendo en España donde hay personas que aún buscan su alimento diario en los contenedores de basura, una estampa callejera que ha dejado de ser de interés gráfico en los medios porque ya ha pasado a ser una imagen cotidiana y cuasi normal. Ante esta perspectiva el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, hacía una patética declaración de intenciones en la noche del referéndum en el sentido de que Grecia, en particular los ancianos y los niños, iban a precisar ayuda humanitaria para poder subsistir. Enternecedora la intervención de este personaje, ahora, precisamente cuando los griegos llevan ya muchos años pasando calamidades de todo tipo, se preocupan por su bienestar, a otro perro con ese hueso. Puestas así las cosas habría que recordarle el tal Schulz que en España hay gente que precisa ayuda humanitaria y hacerle saber que en nuestro país los comedores sociales han proliferado en estos últimos años como setas en el bosque. Aquí no se ata a los perros con longanizas.
J. P. Morgan, afirmaba en esa noche que “hay un 70% de probabilidades de que Grecia salga del Euro”. No, no creo que este sea el deseo de los griegos, de lo que si estoy seguro es de que estos han votado no a la extorsión y al miedo. Esa extorsión y ese miedo a los que de forma constante les están sometiendo la Merkel y sus corifeos, dos situaciones que se van a ver agravadas en los próximos días, porque no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que la troika va a estrechar, más aún, el cerco a Grecia cuyos ciudadanos van a ver acrecentados sus sufrimientos por esas presiones externas y quintacolumnistas.
No, David no ha vencido a Goliat, el capital es muy difícil, por no decir imposible, de doblegar, pero estoy seguro de que lo de Grecia es un ejemplo a seguir. Con constancia y perseverancia se puede destruir un dique y dejar que el agua por él retenida fluya libremente en beneficio de todos. Lo malo es que hoy por hoy la maquinaria que puede hacer que el mecanismo de esas compuertas que retienen el agua está en manos de un individuo, Mario Draghi, el hoy presidente del Banco Central Europeo y otrora vicepresidente en Europa de Goldman Sachs, durante cuya ocupación de dicho cargo esta entidad elaboró un informe para el entonces gobierno griego en el cual ocultaba la verdadera magnitud del déficit griego, lo que condujo a Grecia a una grave crisis financiera de la cual no se ha recuperado. Lo que son las cosas, en aquel entonces Mario Draghi contribuyó a favorecer a un gobierno de signo totalmente contrario al que hoy quiere hundir. Es lo malo de la política que muchos la usan en beneficio de sus intereses partidistas, económicos y personales y no en beneficio del todo el conjunto de la sociedad. Con este personaje las garantías de que el Banco Central Europeo sirva a los intereses de todos y digo todos, los países comunitarios es más que imposible.
Finalizo recordando que aquel al que Rajoy fue a Grecia para darle su apoyo en las elecciones generales celebradas en ese país hace seis meses, Antonis Samarás, que fue presidente del Gobierno hasta ese momento, ha dimitido de su cargo de presidente del partido Nueva Democracia. La verdad es que este Rajoy, tiene un ojo para apoyar a determinados individuos que ya, ya. Apoyó a Camps, apoyó a Matas, apoyó a Bárcenas, hizo lo mismo con Carlos Fabra y todos ellos excepto Camps han estado o siguen en la cárcel.
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