El imperio del miedo
Cansados ya de oír decir al gobierno presidido por Rajoy y al partido que lo sustenta de que se van a aplicar medidas para acabar con le corrupción y de proponer establecer pactos para ello, estamos observando como todo eso queda en nada y como día a día se descubren nuevos y escandalosos casos de corrupción que en su inmensa mayoría son perpetrados por cargos públicos y orgánicos del Partido Popular.
Hasta el momento presente las únicas medidas que desde el Gobierno se han planteado han sido las de aquel globo sonda lanzado por el ministro de Justicia en el sentido de multar a la prensa por revelar secretos sumariales y la más reciente consistente en cambiar las leyes prohibiendo que se les saquen fotos a los detenidos, no hace falta ser muy perspicaz para darse cuenta de que esta última intención es consecuencia de la detención de Rato, dos iniciativas que solo contribuyen a proteger al corrupto y al delincuente y no precisamente al delincuente común sino al de guante blanco.
Desde luego es de todo punto innegable que al Gobierno no está por la labor y sí lo está por salvaguardar sus intereses políticos sembrando la duda, la confusión y el miedo entre los españoles. Nos hablan del régimen venezolano y de las maldades del tarugo de Maduro, por cierto elegido democráticamente y gozando del apoyo de una mayoría parlamentaria sin duda alguna utilizada de forma poco, nada, democrática. Recordemos cuando desde el PP legitiman las barbaridades de tipo social y económico y también en el plano de las libertades, no olvidemos la “Ley Mordaza”, cometidas por el Gobierno de Rajoy y lo hacen desde la, según ellos, mayoría parlamentaria de la cual disfrutan y que les autoriza a actuar de forma cuasi dictatorial. Los mismo, los mismito, que también disfruta Maduro. Algo que no tiene justificación, una mayoría parlamentaria en un país democrático no autoriza, ni mucho menos, a atropellar los intereses de la ciudadanía. Maduro y Rajoy lo están haciendo. Las diferencias entre uno y otro son mínimas por no decir inexistentes. Practican la prepotencia, la arrogancia, la soberbia y el ordeno y mando. Intentan distraernos con la represión en Venezuela, la hay en otros muchos lugares del mundo, pero en Venezuela hay petróleo y en esos otros lugares no, y por otro lado nos endilgan la “Ley Mordaza”.
Nos quieren meter el miedo en el cuerpo tras la debacle y antes de producirse esta, del resultado de las últimas elecciones municipales y autonómicas, el PP ha perdidos más de dos millones y medio de votos y como consecuencia de ello la pérdida de muchas alcaldías y comunidades autónomas y comenzaron a introducir el miedo, el temor y la confusión criticando el populismo, algo que ya puso en práctica el PP en las generales de noviembre de 2011, ofreciendo el oro y el moro y bálsamos maravillosos para curar todos los males que sufríamos y seguimos sufriendo, los españoles y que como hemos podido ver era una especie del bálsamo de Fierabrás sin propiedad curativa alguna salvo en la calenturienta mente de Alonso Quijano.
Posteriormente han incidido en que se van a formar una especie de soviets en los barrios de los pueblos y ciudades y que será el movimiento asambleario quien decida el modo de gobernar. Dicen esto y obvian reconocer que por el contrario el Gobierno ha establecido el ordeno y mando. Hablan de la introducción del yihadismo en España como forma de gobierno y no reconocen que estos cuatro últimos años el nacional-catolicismo se ha reafirmado en nuestro país. Nos anuncian la vuelta de la Inquisición y no mencionan la quema en la hoguera de los jueces Garzón y Silva y no por actuar como herejes sino como defensores de la ortodoxia en el campo de la Justicia. Nos anuncian la formación del gansterismo político organizado en España y no hablan para nada de la Gürtel y de la Púnica y de otros muchos casos de corrupción de profundo calado. Nos anuncian el asentamiento del radicalismo y no nos dicen donde está la extrema derecha en España, pero no hace falta, todos sabemos dónde está, basta con recordar aquellas palabras que pronunció Aznar cuando ganó las elecciones en 1996 y que fueron: “Hemos ganado estas elecciones cuando no queda nadie a nuestra derecha”.
La cosecha de votos de la derecha se ha visto muy mermada y piensan recuperarla y aumentarla sembrando entre la sociedad española la semilla del odio, del temor, de la duda, de la confusión, del terror y del imperio del miedo en definitiva, algo que ya hicieron otros de infausto recuerdo y que no produjo tiempos felices y sí mucha hambre y miseria.
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