El latín y el textil
Yo que pensaba que eso del latín ya había pasado a la historia y que solo subsistía de forma testimonial, me encuentro con que Benedicto XVI lo quiere recuperar y para ello está dando permiso para que los sacerdotes puedan volver a oficiar la misa en latín y además dando la espalda a los asistentes, por si no fuera suficiente lo que de espaldas a la realidad y a las gentes vive la Iglesia. Vuelven los antiguos rituales de la mano de un Papa que a nadie puede sorprender con este tipo de decisiones. Es de esperar que las prácticas de la Santa Inquisición estén tipificadas en el Código Penal y que por tanto sirva de freno a la posible recuperación del religioso y temido Tribunal.
Esto, sin duda alguna, es solo un primer paso para que las mujeres que asistan a las misas no puedan hacerlo con vestidos desmangados y muy escotados, como mucho, manga corta hasta el codo y el vestido o blusa abrochada hasta el cuello. Desde luego volverá el velo y la mantilla, que por cierto nos recordará la imagen de a una señora (q.e.p.d.) muy famosa asistiendo a misa luciendo vistosas mantillas y a su esposo entrando en la iglesia bajo palio. Volverá la sotana, aunque algunos sacerdotes aún la usan, y los largos ropajes de monaguillos y sacristanes, también veremos por la calle a las mujeres con ese manto que les cubría toda la parte superior de su cuerpo y que se hacía como señal de luto que se mantenía durante dos años o más. Después habrá quien criticará las obligaciones de las mujeres impuestas por la religión islámica.
Yo no se en que va a quedar esto del latín que hoy solamente se imparte en primero y segundo curso de bachillerato, y para el próximo año también en cuarto curso para los que opten por letras, muy posiblemente la Iglesia solicite, si la cosa esta de la misa en latín sigue adelante, que me temo que sí, que desde primer curso de primaria se den clases de latín como asignatura obligatoria y por tanto evaluable.
En cualquier caso, con lo del velo y la mantilla, las mangas hasta el codo y la supresión del escote, la sotana, el manto y los trajes largos de los monaguillos y de los sacristanes, puede dar un gran impulso a la industria textil que buena falta le está haciendo. Con permiso de los chinos, claro. Lo digo por lo del “dumping”.
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